{°Abuelos°}
Se sentia más tranquila desde lo dicho por James, sentia que podia confiar en él, incluso decirle aquello que le ocultaba, pero algo la detenía, pensó en pedirle consejo a su padre, pero ella queria tomar esa decisión por si sola, además ella queria que esa decisión fuera la correcta, así que se estaba tomando su tiempo para decidir si decirle o no a James de lo que ella era capaz.
-esta tarde tendremos una pequeña visita – todos estaban desayunando, era temprano por la mañana y todos miraron a su padre cuando lo escucharon – sus abuelos nos visitaran desde Irlanda – sonidos de sorpresa sonaron por alrededor de la mesa.
Brigith tenia cerca de un año sin ver a sus abuelos paternos, estos ya eran de una edad un poco avanzada y por o tanto les costaba viajar esa larga distancia en carruaje, pero estaba segura de que su visita tenia mucho que ver con su acercamiento al Vizconde y también sabia que su madre les había informado de esto.
-¿llegaran por la tarde? – el líder de la familia asintio a Nicholas - ¿sus habitaciones ya están siendo preparadas?
-justo en este momento – su madre tomo un sorbo de té.
-tal parece que alguien – la mirada de reproche en los ojos de su padre no paso desapercibida, tampoco que se la dirigió a su madre – les aviso sobre el cortejo que Brigith estaba llevando con el Vizconde y ambos quieren conocerlo.
Ninguno dijo nada más, todos emocionados con la perspectiva de ver de nuevo a sus abuelos, para cuando dio el medio día Brigith fue llamada al despacho de su padre, ella paso sin tocar y miro que su padre revisaba las cuentas de ese mes.
-¿estas ocupado? – él alzo la mirada – puedo venir despues si es así.
-no, no estoy ocupado – dejo los papeles a un lado – siéntate, tengo que hablar contigo.
Ella se sentó frente a su escritorio.
-¿ocurre algo malo? – se preocupo.
-nada malo, solo queria recordarte que ahora que tu abuela vendrá, y se quedara con nosotros por unos días, podrías hablar con ella de eso que yo no puedo explicarte.
Ella sabía que su abuela había portado el mismo poder que ella, y que despues se lo cedio a su hija mayor, pero cuando ella falleció se le devolvió, como si estuviera esperando a alguien más, y cuando ella cumplió los ocho años se le fue transferido.
-le pediré su consejo cuando lleguen – su padre asintio.
Ella se quedo con él, solo hablando y recordando viejas anécdotas, solo eran un padre y una hija, a las seis de la tarde sus abuelos estaban bajando de su carruaje, ella intentaba controlarse, en serio lo intentaba, pero era algo casi imposible, estaba deseosa de hablar con la persona que la entendía perfectamente, su padre la entendía, si, de eso ella no tenia dudas, pero aun así había algunas veces en las que el no la comprendía del todo, y era en esos momentos cuando extrañaba a su abuela.
-vengan aquí, todos ustedes – su abuela extendió los brazos y ella fue la primera en acercarse, un suspiro de satisfacción salió de sus labios cuando su abuela la rodeo con sus brazos – mi dulce nieta, ¿Cómo estas? – la alejo un poco y la miro con atención – te ves como toda una mujer.
-estoy bien abuela, pero ahora estoy mejor que antes – besos su mejilla y la abrazo de nuevo – que bueno que viniste.
-¡Brigith! – Anika le grito – yo también quiero saludar a la abuela.
Ambas sonrieron y ella se alejo, dando espacio para que sus padres y sus hermanos pudieran saludar a su abuela, se giro y miro a su abuelo, tenia los mismos ojos que él y que su padre, se acerco a él y este sonrió al verla.
Llevo su mano a su frente, en un claro saludo militar – General, es bueno verlo – su abuelo soltó una carcajada, descubrió que su nieta, por más grande que se viera, seguía siendo la misma por dentro y eso incluía su saludo dirigido únicamente a él.
-puede descansar soldado – ella bajo su brazo y corrió hacía él, lo rodeo con sus brazos y aspiro su aroma, su abuelo siempre había olido igual para ella, tabaco, Jazmines y a pino – estas enorme y hermosa, eso explica por que el Vizconde te corteja a ti y no a alguien más.
Ella se rio – no creo que eso tenga algo que ver, pero yo igual te extrañe abuelo.
Su abuelo había peleado en las guerras cuando era joven, había sido condecorado dos veces y alcanzado el rango de general con tan solo veintitrés años, había luchado valientemente hasta que salió herido en una de las batallas en el frente, su pierna había resultado severamente lastimada y, como resultado, había necesitado de un bastón para moverse, claro que eso a su abuela no le importo y cuando él se le propuso, un año despues de su accidente, ella accedió y se casaron en una pequeña campiña al norte.
Su abuelo había sido un joven apuesto, al igual que su padre y sus hermanos, y su abuela fue una hermosa mujer de cabello rubio e hipnóticos ojos verdes, ella había heredado los ojos de su abuelo al igual que el cabello negro y rizado.
-¿les parece si entramos? – todos asintieron.
Se acomodaron en el pequeño saloncito, les llevaron te y galletas, Brigith se sentó a un lado de su abuela, estaba deseosa por conversar con ella, por el momento no tenia ninguna pregunta que hacerle sobre su don, pero sabía que su abuela si queria preguntarle, ella siempre había estado atentado a lo que ella necesitará, incluso sabía de la forma en la que su madre la trataba y como ella intentaba ignorar su trato despectivo y cruel, ella sentia que su abuela era ese ejemplo de mujer que su madre no pudo darle.
-¿tienes algo que contarme? – le susurro.
-muchas cosas, pero no aquí – miro a su alrededor, ninguno les prestaba atención, todos escuchaban a su abuelo contar una historia sobre la ultima cacería que había organizado - ¿podemos ir a mi habitación?
-claro que podemos – se puso de píe – si nos disculpan – su esposo guardo silencio y todos las miraron – necesito descansar, Brigith me acompañara a mi habitación.
Las dejaron ir, Brigith la llevo a su habitación, la mujer de edad mayor se sorprendió al ver los distintos ramos de peonias y hortensias alrededor de la habitación, un suave aroma rodeaba todo el cuarto gracias a estas, Brigith la llevo hasta la pequeña salita que tenia y ambas se sentaron.
-¿quieres un poco de té? Puedo decirle a Grace que nos suba un poco – su abuela negó.
-lo que quiero, mi querida niña, es que me digas que es eso que no has podido decirle a tu padre.
-¿soy tan fácil de leer? – se ruborizo.
-no – su abuela negó con su cabeza – simplemente que yo he tenido que pasar por lo mismo que tú, ¿Qué te tiene tan preocupada?
Miro a su abuela, una mirada llena de sabiduría se la devolvió - ¿Cómo lo lograste? – su abuela alzo ambas cejas - ¿Cómo lograste casarte y tener una vida, aun con aquello que cargabas?
Suspiro – no fue fácil, hubo días en los que solo quise tirar la toalla y descansar del peso – ella asintio, comprendiéndola – pero también hubo otros en los que tu abuelo me demostró cuanto valía la pena vivir – la miro y tomo sus manos, ambos pares de manos llevaban guantes – sera difícil, eso es algo que tienes que saber con toda seguridad, sera difícil, algunas días no podrás cargar con ese peso y solo querrás que todo termine, pero tienes que resistir, levantarte y aceptar que ese peso que llevas, es de cierto modo, una ayuda, un empuje que te ayuda a no darte por vencida, además de eso, apóyate en el Vizconde así como yo me apoye en tu abuelo, eso es una ayuda inmensa en los dias malos.
-¿Cómo puedo apoyarme en él si no sabe lo que me pasa? – su abuela le dio una sonrisa diferente.
-hay algo que puede cambiar eso.
-¿Qué? – se acerco más a ella.
-díselo – se alejo de golpe, sorprendida – si, díselo, se que ahora eso te parece descabellado, loco, pero si se lo dices él sabrá como ayudarte.
-tú… ¿se lo dijiste al abuelo?
-sí – tomo aire con rapidez ante la respuesta de su abuela, eso es algo que nunca espero oír -se lo dije antes de casarnos, es el amor de mi vida y yo no le ocultaría algo tan grande como eso.
-¿no tuviste miedo de como pudiera tomarlo? – se retorció las manos.
-claro que lo tuve – miro hacia la puerta, ambas podían escuchar la voz del hombre mayor en el piso de abajo, los ojos de su abuela brillaron al escucharlo – pero sabía cuanto lo amaba, y cuanto me amaba él a mi – miro de nuevo a su nieta – si él no me hubiera amado con la fuerza con la que decia amarme, bueno, - alzo sus hombros – él no se hubiera quedado conmigo, no me hubiera creído, si él no me hubiera amado… todo seria tan diferente.
-¿crees que debo decírselo, verdad? – su abuela asintio.
-si, pero al final de todo esa decisión es solo tuya, tuya y de nadie más, si quieres o no quieres decírselo esta bien, y si se lo dices y él lo acepta, entonces él te ama con la fuerza suficiente como para sortear esto a tu lado.
-yo… No se aun lo que siento por él, ni siquiera se si él llegara a quererme alguna vez.
-estoy segura de que si, tal vez no mañana pero si algún día, él llegar a quererte.
-me esta cortejando por un error, no por amor o por su decisión.
-si, tu padre me dijo en una carta lo que había pasado, ya hablare yo con tus hermanos – Brigith se rio, sabia que su abuela era de un carácter fuerte y que es conversación con sus hermanos no seria nada leve – pero estoy segura de que eso no es ningún impedimento para querer a alguien, y por lo que puedo ver e tu habitación – miro a todos los ramos de flores a su alrededor – puedo asegurarte, aunque yo no lo conozca, que a él no le molesta la idea de cortejarte, puede que sea por obligación pero eso no pone una barrera en el corazón para que los sentimientos se presenten.
-tal vez yo no soy suficiente – su mente la llevo al recuerdo en el solárium.
-mi niña – tomo su rostro entre sus manos – aun no ha aparecido la persona que no sea capaz de amarte.
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La Ladrona De Sueños
Ficção HistóricaSolo necesitaba tocarlos con sus manos, solo un roce y sus sueños más anhelados se volvían de ella, el primero que tomo fue el de su nana, y después, fue el de su madre, era solo una niña, así que no lograba comprender que era lo que pasaba, intento...