Capítulo 14

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                       {°Distancia.°}


Él se quedo en silencio, intentando comprender lo que ella le había dicho, algo dentro de si mismo le decia que confiara en ella, que le creyera, pero otra parte de si mismo creía que ella tenia algo más por decir, ¿Qué hacia?

Se quedaba con ella y la ayudaba en lo que pudiera o la dejaba allí, llorando y rompía todo compromiso con ella, condenándola a la desgracia.

No tenia ninguna idead de que era lo que tenia que hacer, queria hablar con su padre, pedir su consejo, queria que alguien mas le mostrara aquello que era lo que tenia que hacer, se quedo de pie delante de ella, miraba como ella estaba tan desesperada por que él le dijera algo, lo que fuera, pero nada salió de su boca.

-di algo… Lo que sea, por favor – rogo y se puso de pie, ella lo miro sentia sus manos temblar y su respiración era trabajosa.

-no se que debo decirte – susurro - ¿estas… estas segura de que puedes hacer eso – punto a sus manos – que dijiste? – ella asintio.

-desde que era una niña

Él la miro y por su cabeza pasaron todos los momentos pequeños a su lado, pero el que regreso con mayor fuerza fue el día en que él corto su palma por accidente, como ella le rogo a Nicholas que la llevara a casa, como se detuvo cuando su hermana la tomo de la mano, si ella era capaz de hacer aquello que decia, entonces… ¿había sido capaz de quitarlo algo a su hermana?

-necesito… -carraspeo – necesito pensar en todo esto, yo… necesito irme – camino veloz hasta la puerta, pero el grito de ella lo detuvo.

-¡James! – ella lo miro, temerosa de saber si lo que acababa de hacer habia sido lo correcto – no se lo digas a nadie, por favor, no se lo digas a nadie – él no se giro a mirarla.

-nunca le diré a nadie, te lo prometo, pero no puedo quedarme – abrió la puerto y regreso al interior de la casa.

Ella miro como se alejaba, las voces de los demás en el comedor le llegaron a los oídos y deseo volver un par de minutos atrás, deseo que se hubiera acobardado y que no le hubiera contado nada, deseo ser alguien mas.

Él camino decidió hasta llegar a un lado de la entrada del comedor, podia escuchar a todos aun hablando dentro, ¿Qué era lo que acababa de escuchar? Y ¿Qué se suponía que haria ahora? No podia decirle a nadie de esto, fuera real o no, ella se lo habia confiado a él, no la traicionaría de esa forma, y aunque queria buscar todas las respuestas necesarias, sabia, que es noche no podría obtenerlas, necesitaba tomar cierta distancia de ella, aun cuando en su cabeza solo estuviera el deseo de volver con ella y atraerla hacia él, no podia, él mismo se detenía a hacer eso hasta que no encontrara las respuestas necesarias, tal vez ella podría dárselas pero no volvería, al menos no ahora, necesitaba tomar distancia.

-padre – entro al comedor y todos guardaron silencio al verlo – necesito retirarme – todos lo miraron sorprendidos – no me siento bien.
Su padre y su hermana se pusieron de pie y se acercaron a él, Corina fue la primera en llegar a su lado – estas pálido – tomo su mano – y frio.

-¿Qué sucede, hijo? – miro a su padre y por la mirada preocupada que le dirigió sabia que él no se veia nada bien.

-me siento enfermo, ¿podemos irnos? – miro a sus anfitriones, la mirada que le dirigió la abuela de Brigith lo descoloco – por favor, disculpen mi comportamiento, pero no me siento bien.

-¿necesitas un doctor? – el Conde se acerco a ellos, miro a todos lados, buscaba a su hija, pero ella no estaba allí.

-no, solo descansar – y pensar, eso ultimo en especial – por favor discúlpenme.

-no te preocupes, tu salud es mas importante, Jeffery – él se levanto y se acerco su padre – ordena que traigan su carruaje a la puerta – él asintio y se retiro.

-¿y mi hermana? – Geoffrey lo miro desde su lugar en la mesa - ¿Dónde esta?

-se quedo en el jardín – solo eso hizo falta para que la mujer de edad avanzada se pusiera de pie y caminara fuera del comedor.

Durante el tiempo que esperaron a que su carruaje estuviera listo ocurrieron varias cosas, su hermana no se aparto de su lado, su padre se disculpo con su amigo y con su esposa, esta ultima tenia una expresión enojada y solo miraba hacia donde estaban los jardines, Nicholas y Geoffrey lo miraban desde una esquina del salón, y su cabeza no dejaba de dar vueltas, ¿Cómo era remotamente posible que aquello que Brigith le dijo fuera real? Era algo imposible, ¿verdad?

Para cuando su carruaje estuvo dispuesto para ellos ya tenia un severo dolor de cabeza formándose, se disculpo una vez más con las personas frente a ellos y, despues de ayudar a Corina a subir al carruaje, subieron él y su padre, nadie hablo de regreso, ni siquiera cuando llegaron a su hogar y él se retiro a su habitación, todo esto bajo las miradas preocupadas de su padre y de su hermana, queria poner en orden sus pensamientos, queria saber que haria a continuación, y cuando estuvo a punto de quedarse dormido una pregunta llego a su cabeza.

¿estaba dispuesto a seguir con el cortejo o lo terminaba de inmediato y olvidaba lo que habia escuchado esa noche?

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Brigith se quedo sola en los jardines, miraba como él se alejaba de ella, sus labios temblaron y para cuando ella dejo de verlo su rostro ya estaba bañado en lagrimas, llevo su mano a su boca en un intento de detener los sonidos lastimeros que querian salir de sus labios, se inclino y sintio que el dolor en su pecho la partía por la mitad.

¿Qué era lo que habia echo?

Se lo habia dicho a alguien mas, alguien además de su padre y de sus abuelos sabia de lo que ella era capaz, sentia que todo a su alrededor se desmoronaba, sentia que todos los años que habia luchado por mantener esto en secreto habían sido e vano.

¿Cómo habia podido ser tan tonta?

¿Qué era lo que esperaba que él haria cuando supiera el secreto que ella habia escondido?

Escucho como él se disculpo y como pidió irse, se sentó, temblando, en una de las sillas que estaban detrás de ella, su cabeza solo le recriminaba lo que ella habia echo, habia sido una tonta, debió de llevarse ese secreto a la tumba, pero las esperanzas que su abuela le habia dado, las esperanzas de una vida normal, la habían orillado a esto, ya no habia nada que deshiciera lo que ella habia provocado, solo le quedaba esperar a que él quisiera seguir con el cortejo y que no dijera nada.

Pero si él pedía terminar con todo ella se lo cedería, no podia hacer nada menos que darle lo que él quisiera, aun cuando eso significaba que ella podría caer en la deshonra, no lo ataría a ella, lloro y lloro hasta que sintio como alguien se acercaba a ella, levanto su mirada y pudo ver a su abuela de pie en la puerta que daba al jardín, ella abrió sus labios, pero lo único que salió de ellos fue un llanto doloroso y desgarrador, su abuela se acerco a ella y la atrajo a su pecho, la consoló y le prometió que todo estaría bien, le dijo que esto solo era un bache en el camino, pero ella no le creyó.

-él no va a volver, abuela – levanto la mirada – él no va a volver.

-no puedes estar segura de eso – intentó limpiar las lagrimas de sus mejillas, pero ellas seguían cayendo – tal vez no era el momento, pero si él te quiere, por mas mínimo que sea ese sentimiento, él volverá y ambos arreglaran esto.

-no abuela – ella miro hacia adentro de su casa, podia escuchar como todos hablaban – esto ya no tiene arreglo, si él quiere terminar el cortejo – su voz se rompió – si él quiere tomar distancia de mi, no lo detendre, no lo dejare echar su vida a perder por mi culpa.

Su abuela la miro con sorpresa – lo amas, ¿no es cierto?

No pudo contestar, el llanto se hizo más fuerte al escuchar lo que su abuela le habia dicho, por que ella sabia que era verdad, lo amaba, ni siquiera sabia en que momento eso habia pasado, llevaba un par de dias de conocerlo, pero eso no le importaba, el amor es cuestion de sentimientos no de tiempo, lo amaba, y lo amaba lo suficiente como para dejarlo ir si eso era lo que él queria.

La Ladrona De SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora