Capítulo 32

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Cassian.°}


Cassian había dejado el hogar de la familia Hargrove después de las preguntas de Geoffrey, no estaba dispuesto a dar explicaciones a nadie y menos a él, llevaba años soportándolo solo por los beneficios que su amistad con él le daban, pero ya estaba arto de escucharlo, de verlo, lo único que quería era obtener su dinero y alejarse de esa familia lo antes posible, o eso era lo que había pensado hasta que conoció a la hermana menor de Geoffrey, Brigith Hargrove era todo lo que su hermana no fue y por eso la quería para él, no le importaba el costo de eso, ella era la única razón por la que aun no se había ido en el primer barco disponible, no, él se iría hasta tomar todo lo que pudiera.

Recordaba a su familia, a su madre, padre y a sus otras hermanas pequeñas, pero todo eso dejo de importarle cuando descubrió el dinero y lo que podía hacer con el, sabia que podía volver a su hogar de la infancia y que su padre se encargaría de darle la mejor vida que pudiera pagar, pero en ese privilegio venían también las reglas y regaños de su familia, y según su pensamiento, él era demasiado grande como para dejar que alguien le mandara, había logrado rentar un pequeño cuarto en el centro de la ciudad a solo diez minutos de la familia Hargrove y en consecuencia a solo diez minutos de Brigith.

Las manos le temblaron y la boca le salivo al pensar en la ultima parte de su plan, lo haría esa misma noche, nadie estaría en casa además de Brigith, ese era su plan, tenia las cartas en sus manos listas a ser enviadas, tres para ser exactos, eso era lo que se necesitaba para llevar a cabo la ultima parte del plan, una de las cartas era para el Conde y su familia, otra para James y su padre y hermana, y la ultima era para la niñera de Anika y Harry, ya sabia como iba a proceder todo, sabia la hora en la que la familia Hargrove saldrían de su hogar y las horas que estarían fuera.

Tomo los sobres en sus manos y unas cuantas monedas y se las extendió al muchacho frente a él – ya sabes a quien dar las cartas, a ambos les dirás que no es necesaria una respuesta solo que se presenten en donde se les ha citado, ¿entendido? – el muchacho asintió – asegúrate de dejar esta en manos de la niñera de esos dos niños – agito el ultimo sobre dando énfasis en su pedido – cinco monedas de oro, te daré más si lo haces bien – le extendió las monedas y el muchacho las tomo entre sus manos sucias y temblorosas, dejo que el muchacho se fuera y comenzó a calcular el tiempo.

Tenia aun una hora para que las cartas fueran entregadas y dos más hasta que todos dejaran el hogar de la familia Hargrove, sabía que James iría a visitar a Brigith al día siguiente por eso tenia que terminar con sus planes lo antes posible, solo necesitaría ser sigiloso, entraría por las caballerizas y desde ese lugar entraría a la casa con facilidad, se rio de nuevo al recordar lo sencillo que había sido recorrer toda la casa y conocer todas las entradas y salidas, solo otra cosa que le agradecía a Geoffrey.

Cada una de las cartas tenían un mensaje en concreto, un mensaje que ya antes le había servido, la carta que era para la familia Hargrove decía lo siguiente.

les pido un momento de su tiempo, me gustaría hablar con todos ustedes, sin excepciones, para poder aclarar todo el problema que he causado, solo les pido que no se lo digan a Brigith, yo hablare con ella muy pronto, preséntense todos ustedes en mi hogar a las cinco de la tarde.

No es necesaria una respuesta a esta carta, si no se presentan entenderé que no quieren que vea de nuevo a Brigith.
                                                                                            James MacConnell, Vizconde de North.”

La carta que había enviado a James era de un índole parecido, lo único que cambiaba era el nombre del remitente, en su lugar se encontraba el nombre de Nicholas en donde le pedía hablar con el sobre el futuro de su relación con su hermana, los había citado en su hogar, no fue difícil para él falsificar sus letras y firmas, y la ultima carta era para la niñera de Anika y de Harry, donde le ordenaba que llevara a los niños a pasear al parque en cuanto todos se fueran, esta carta se le volvió un poco más complicada, ya que la letra que había falsificado era la de la Condesa Catalina Hargrove, sin embargo el tiempo que había pasado en su hogar lo ayudo a lograrlo.

De esa forma en el hogar de los Hargrove solo se encontraría Brigith y la servidumbre, entraría con un gran sigilo y robaría grandes cosas de valor, sin embargo eso no era lo único que quería llevarse del hogar de los Hargrove, no, él iría por algo que no se podía remplazar, él iría por algo que dolería mil veces mas que los bienes materiales, él tomaría a Brigith y la deshonraría en su propia habitación, tomaría aquello que ella había guardado con recelo para el hombre indicado, aquello que quiso darle a James.

Solo necesitaba esperar un poco más, unas horas más, dañaría a alguien más y después desaparecería de nuevo para nunca mas ser visto, no lo necesitaría, tenia todo lo que necesitaba en un lugar oculto en las campiñas, eso seria todo, un ultimo golpe, un ultimo robo, una ultima vida tomada.

Nicholas y su padre lo buscarían por cada rincón del mundo pero nunca lo encontrarían, Catalina Hargrove lloraría por su hija, James y su padre arderían en furia al saber que no pudieron detenerlo, Corina miraría a su hermano romperse una vez más, Geoffrey se arrastraría por el dolor de su error, Jeffery intentaría ayudar a su familia pero no podrá hacerlo, los abuelos de Brigith sostendrían a su nieta mientras ella llora por lo perdido, y Brigith, dulce, pequeña e indefensa Brigith gritaría, lloraría, juraría que ella intento defenderse, pero nada de eso servirá de nada, por que él ya estará lejos del caos que él mismo causo.

Miro el líquido en el pequeño envase de vidrio, era un fuerte sedante, con él Brigith no tendría oportunidad de luchar, ella solo necesitaba olerlo y se desmayaría de inmediato, ella no pelearía y él disfrutaría de ella, no había modo de que todo fallara, ¿Qué tanto dolor puede causar una sola persona?

-oh Brigith, debiste hacerle caso a tus hermanos, alejarte, cuidarte – se rio al mismo tiempo que tomaba el pequeño frasco y lo guardaba en su bolsillo – tú eres mi ultima pieza del rompecabezas, contigo terminare por destruir a James y a tu familia, será rápido y te prometo que no me sentirás.

Miro por la pequeña ventana hacía el exterior, se mofo de todas las personas a las que vio caminar por la calle, se rio al recordar lo poco que las mujeres luchaban, lo poco que resistían, lo sencillo que seria volver a hacerlo, solo faltaba esperar, esperar, eso era todo y después se desvanecería en la nada dejando una ola de dolor y destrucción a su paso.

Si antes no habían podido detenerlo, ¿Por qué esta vez seria diferente?

La Ladrona De SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora