Capítulo 39

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Grace Y Nicholas.°}


-volveré en un momento, ¿de acuerdo? – Nicholas se puso de pie mientras le hablaba a su hermana, ella solo asintió sin verlo, aun recordaba lo ocurrido la noche anterior, su pesadilla, sus temblores, su ruego de no dejarla sola, pero necesitaba hacer algo, con extrema urgencia.

James estaba con ella así que dejo que él se alejara de ella más de tres pasos, ya estaba mucho más tranquila, y aunque no había dicho ni una sola palabra desde la noche anterior y que hubiera dormido demasiado poco no tenia nada que ver, seguía teniendo un poco de temblor en el cuerpo, pero no era nada que no pudiera controlar, Nicholas dejo la habitación mientras tomaba un profundo respiro, lo que daría por que su hermana volviera a ser como antes, aunque sabia, gracias a su padre y a sus abuelos que ella nunca había llevado una vida normal como la suya, sabia que ella era más feliz antes a como era ahora.

Aun no podía creer, ni él ni ninguno de sus hermanos, de lo que Brigith era capas, habían pensado que lo que les estaban diciendo era solo una broma, pero al darse cuenta con el paso de los minutos de la seriedad en sus rostros supo que lo que le decían era real, que lo que su hermana podía hacer era real, aun no habían tenido oportunidad de hablar con ella sobre eso, decirle que ellos ya lo sabían y que ella ya no tenia que esconderse, al menos con ellos, pero con el paso de los días se dio cuenta de que ella necesitaba decírselo primero, era su forma de mantener las cosas con cierto control.

Camino en silencio hasta la parte trasera de la casa en donde estaban las habitaciones de la servidumbre, necesitaba hacer algo antes de que pasara más tiempo, al pasar por un espejo se dio cuenta de su mal aspecto, la ropa arrugada y manchada en algunos lugares, el cabello sucio y despeinado, su rostro con ojeras y claros signos de cansancio, y ni hablar de su mal olor, hizo una mueca y estuvo a punto de girar e ir hacia su habitación a ponerse presentable, no quería que nadie lo viera de esa forma tan poco usual en él, cuando la dulce voz de Grace lo llamo desde el final del pasillo.

-¿Milord? – se acerco un paso más cerca de él - ¿necesita algo?

A Nicholas siempre le había dolido cuando ella no lo llamaba por su nombre, pero era algo que debía hacer, después de todo ella era solo una criada y él tendría un titulo cuando su padre muriera, se giro y la miro, ella estaba con una jarra en las manos, llevaba el usual vestido de la servidumbre designada a su familia, y aun así la vio tan única e inigualable.

-necesito hablar contigo – se giro y ella lo miro sorprendida, nunca lo había visto de esa forma, tan derrotado y cansado – de inmediato.

Grace asintió – por supuesto, ¿gusta hacerlo en la biblioteca?

-no – su voz salió más dura de lo que esperaba, carraspeo y se acerco más a ella – en la biblioteca cualquiera puede entrar e interrumpirnos, quiero hablar contigo – su voz descendió hasta convertirse en un susurro, él se detuvo frente a ella – a solas.

Ella asintió, sus manos temblaban cuando giro y lo llevo a su habitación hasta el final del pasillo lleno de puertas, caminaron en silencio, temerosos de que alguien los viera en tan escandalosa situación, él cerro la puerta una vez que estuvieron dentro, el cuarto de Grace era lo que se esperaba de la servidumbre, solo existían la cama, un escritorio con una silla, un taburete en donde estaban sus artículos de aseo, una repisa con algunos libros, libros que Brigith le había regalado con el paso de los años, y un baúl de una medida considerada a un lado de la puerta, eso era todo, pero para fortuna de ella tenia una habitación en donde había una pequeña ventana que daba a una parte de los jardines, era más de lo que podría pedir.

-¿Qué necesita? – dejo la jarra en el pequeño mueble, justo a un lado de la única vela en el cuarto.

-sabes que no necesitas llamarme con formalidades – se coloco frente a ella en solo un par de pasos, la había besado anoche, resguardados por la oscuridad de la noche y por la preocupación de todos hacia su hermana, les dolió a ambos aprovecharse del dolor de Brigith, pero había pasado tanto tiempo sin sentirse que no lo resistieron.

-algunas veces no puedo evitarlo – se miraron y el fuego ardió en ellos de un segundo a otro, ella no lo esperaría y él tampoco.

Ambos se acercaron al otro y se besaron, las manos buscaron el calor del otro de inmediato y no tardaron mucho en encontrarse, Nicholas camino hasta que las caderas de ella estuvieron puestas sobre el pequeño escritorio, el mueble tembló y por un momento ambos pensaron que se rompería bajo el peso de ambos, pero Nicholas podía conseguirle otro, no le importaba romperlo si con eso podía besarla hasta perder el aliento y el sentido, ella suspiro en sus labios y lo sujeto por las solapas de la chaqueta, dios como lo había extrañado.

Nicholas le subió la falda del vestido y le acaricio la suave piel de sus piernas, suspiro, dios como la deseaba, como la amaba, porque lo hacía y lo hacía con todo lo que podía darle, ella soltó un suspiro tembloroso cuando le apretó los muslos con las manos, no, no podía, no ahora al menos, la había respetado por años, esperando a que ella le permitiera llegar a ese punto, y por más que el lo quisiera no lo haria de esa forma, no con su hermana sufriendo en el piso de arriba.

Comenzó a bajar la intensidad del beso hasta que sus labios solo se rozaban, ambos tenían las respiraciones agitadas, y fue cuando Grace entendió porque se había detenido, fue por ella, porque aun ahora la seguiría esperando hasta que ella se lo permitiera, eso solo la hizo quererlo más, cuando sus respiraciones se regularon Nicholas fue capaz de alejarse de ella y de acomodarle el vestido, ahora de una forma más delicada, ella paso saliva y observo como él se pasaba las manos por el cabello.

-¿Qué querías decirme? – le pregunto al mismo tiempo que se levantaba del escritorio – estoy segura que no fue solo por besarme.

-¿es que acaso no lo disfrutaste? – él le pregunto con una expresión divertida en el rostro, su ceja estaba alzada mientras la veía sonreír – pero tienes razón, no vine solo para besarte, es algo un poco más importante – ella asintió y espero a que hablara – quería agradecerte por lo que hiciste por Brigith, la forma en la que la salvaste, aun cuando no tenias que hacerlo, simplemente...

-Nicholas – lo interrumpió - tú sabes mejor que nadie lo que me sucedió antes de que llegara a trabajar para tú madre – él asintió, cerrando los puños con fuerza el recuerdo de lo que ella le había dicho hace años lo golpeo – lo que esos hombres me hicieron… - ella negó con dolor en la mirada.

Ella tenia solo quince años cuando sus anteriores jefes, un matrimonio de renombre con tres hijos, la habían dejado sola en casa con sus hijos, ella creyó que estaría tranquila, que su trabajo se rebajaría por algunas horas, pero cuando los hijos de la familia entraron a su habitación en la mitad de la noche totalmente borrachos supo, de alguna forma, que esa noche seria la peor de su vida, ellos tres la sometieron y golpearon, la violaron sin remordimiento alguno, la dejaron destrozada y queriendo morir, la violaron entre los tres durante horas, y a la mañana siguiente, cuando los jefes de la familia volvieron, creyó que podrían ayudarla, pero lo único que hicieron fue tomar sus cosas, darle su pago del mes y sacarla a la calle en la primera hora del día, se quedo sola y sin nada más que lo que llevaba en los bolsillos, y no había sido su culpa, esos hombres le habían echo lo peor que se le puede hacer a una mejor, y nadie la había ayudado, durante meses trabajo en un hogar pequeño para un matrimonio de ancianos, dolida y desconfiada de todo, llorando todas las noches, su cuerpo sano al par de meses, pero su espíritu y su corazón llevaron años en recuperarse, pero eso solo fue posible hasta que llego a trabajar al hogar de los Hargrove, le demostraron que quizás no todo estaba perdido, pero el que mas la ayudo fue Nicholas, él le demostró que seguía valiendo, que ella no dejaba de valer menos por lo que esos hombres le habían echo, ella se lo conto cuando llevaba trabajando con ellos cerca de dos años, y por supuesto él no se quedo de brazos cruzados, y con la ayuda de su padre encontró a la familia que tanto la había dañado y se encargo de dejarlos sin nada, no fue difícil ya que su fortuna y posición social era gracias a sus contactos, después de un mes todos ellos se fueron de Londres sin nada en las manos, no dejaria a nadie impune después de haber echo algo tan horrible, y menos aun por a vérselo echo a Grace, por que Nicholas se había mostrado interesado en ella desde el momento en que la vio por primera vez ayudando a su hermana, ella en ese entonces tenia tan solo dieciocho años, tres más que Brigith y nueve más chica que él, pero él no vio la diferencia de edad entre ellos.

No, lo que Nicholas vio fue el dolor en su mirada, fue un alma perdida, fue una mujer con tanto dolor en sus huesos que él tenia que ayudarla a dejar todo ese dolor, se acerco a ella y aunque al principio Grace no confió en él y demostró un miedo horrible hacía los hombres, él no se rindió, lucho por ayudarla, por sacarla de ese poso en donde llevaba años, y con el paso de los meses ella dejo que entrara un poco más en su vida, era reservada y evitaba quedarse sola en alguna habitación, pero solo fue necesario un año para que ambos comenzaran a tener sentimientos por el otro, ninguno lo pensó y él le demostró que aun podía ser una mujer a la que se ama, y ella descubrió que aun podía amar a alguien, y eso fue suficiente para ambos.

-no lo digas – le tomo las mejillas y la alejo de esos horribles recuerdos – no lo recuerdes, no sirve de nada, solo escúchame – ella asintió y se recargo en su toque – mi familia… Yo estaré infinitamente agradecido contigo por que salvaste a mi hermana, porque no dejaste que algo tan horrible sucediera de nuevo – él se enfoco en sus ojos y estos brillaron al mirarlo – te amo, te amo… Y estoy honrado, y admirado, de saber que tú sigues aquí, aun después de todo lo que has pasado y eso solo me hace amarte más.

-te amo, Nicholas – él la acerco de nuevo y la beso una vez más.

Se besaron por lo que parecieron horas, ella lo sostuvo y él la admiro, ninguno de ellos dispuesto a dejar al otro, y aunque no pudieran casarse, ellos siempre encontrarían la manera de permanecer juntos, por que el amor que se tenían uno al otro era tan único y puro que no se desvanecería con facilidad, porque Grace sabia que él le había devuelto la vida y las ganas de vivirla, y Nicholas estaba seguro de que, no importara lo que le costara, lucharía por ella, por una vida y un futuro con ella.

Porque la amaba y la había visto en su peor momento, porque había logrado ver su alma y corazón rotos y porque él la había ayudado a repararlos, no sin esfuerzo ni noches sin dormir, no le importaba si sus padres en algún momento se enteraban de lo que ocurría entre ambos y lo obligaban a dejarla, no le importaba por que si esto pasaba ambos tenían un plan para vivir su vida juntos, a Nicholas no le importaba dejar todo por ella y Grace solo lo amaba más por ser capas de dejarlo todo por ella.

Después de todo, así es como funciona el amor único y puro, lo dejas todo por el otro.

La Ladrona De SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora