Capítulo 30.

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Paradigma




Vi como el avión donde iba ella despegaba. Ni una sola palabra cruzamos realmente.

Tal parecía que allí terminaría mi relación con un idol. Por primera vez en la vida había tenido el poder para cortar algo que me estaba destrozando.

Pero sé seguía sintiendo mal, no era un agridulce, era agrio, incluso doloroso.

Ella me veía sufrir, o quizá no, pero aún así me gustaba tener su atención.

No sabía si estaba borracho con mi odio, o resentimiento… ni yo sabía que estaba sintiendo. Tampoco sabía que pasaba realmente por su cabeza.

Incluso yo estaba siendo cruel, nunca quise darle lo que ella quería. Reí.

Me di vuelta, tomando un taxi nuevamente hacia mi hogar.

Dias más pasaron, se aprobó todo lo que tenía en trámites, dejándome vía libre para regresar a estudiar al otro lado del mundo.

Más pronto que tarde, tomé otra vez el vuelo de un día entero, siendo más cruel en cuanto a la eternidad de mis sentidos allí.

Cuando arribé, solo quería dormir, o morir, lo que sea que me diese sensación de descanso primero.

—Ya regresé, ¿Hay alguien en casa? — Pregunté, una vez la llamada con Eric conectó. —Vas a tener que esperarnos… — Escuché como seguía en su trabajo. —Da igual, voy al estudio— Corté, caminé un poco más, pero ya recordaba algo, en Corea me conocía todo mundo.

Y por si mi suerte no me estaba ayudando, al parecer un grupo famoso iba a viajar, ya que había aún más gente de lo común.

— ¿Quiénes están aquí? — Le pregunté a una chica con un cartel. —TWICE— dijo, sin mirarme. Miré donde ella, viendo cómo apenas llegaba la van.

Antes que pudiera escabullirme, dejaron de prestarle atención a ellas momentáneamente, incluso con mi cabello negro y lentes, me rodearon.

Por suerte las fotos eran rápidas, además de que al menos me despertaban un poco de mi cerebro.

En plena foto con alguien, sentí como me jalaron del brazo fuerte, muy fuerte. Demasiado para ser una mujer o chico común coreano.

Cuando salí de aquel círculo con personas, vi quién me jaló, siendo uno de los manager de TWICE.

—Oh… eras tú— Solté, mirando hacia arriba. —Gracias por salvarme, te debo varias ya— Sonreí tontamente. —Ahora que no sales con ella— Insinuó sutilmente. —Puedes salir con mi hija, con eso pagarías todas las cosas que me debes— Propuso. Lo miré raro. — ¿Tu hija mide lo mismo que Tzuyu? — Pregunté, por curiosidad más que nada. Antes de que me respondiera sentí otro jalón.

— ¿Cuándo puedes volver a limpiar nuestra casa? Es todo un desastre sin ti— Preguntó ahora Jihyo, aunque de tal jalón, mis gafas oscuras cayeron.

Miré hacia abajo, recogiendolas, al levantarme vi como Nayeon estaba ahora al lado de Jihyo.

Empecé a contar, ya que ni yo sabía cómo lo haría ahora. —Si más mal no tengo cuentas, en dos días— Dije, ya que en cuatro días volvería a estudiar. —Te veo allí entonces— Se despidió y todas se fueron.

—Piensa sobre lo que te dije—  Escuché detrás de mí, para luego ver al coloso pasar. Miré a mis alrededores, y caminé discretamente hasta donde estaban mis maletas, y luego de recordar donde trabajaba Eric, tomé el taxi.

Solo en el taxi recordé que si recién tomaban un vuelo ese día, ¿Cómo llegarían en dos días?

Gatito - Nayeon y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora