Gatito - Nayeon y Tú

Capítulo 8.

Paliza

El mes que había propuesto Nayeon había pasado, yo seguí aumentando todo mis números y estudiando como loco recién tuviera tiempo, alcanzando un nivel más que decente de coreano, aunque a costa de salud mental y algo de rendimiento universitario.

Por lo menos tenía una gran ventaja a mi favor que Nayeon no, practicaba el idioma con gente nativa a diario, cosa esencial para aprender idiomas el doble de rápido.

En todo el transcurso del mes solo intercambiamos un par de mensajes por semana, cuestión de tiempo de ambos.

Al menos, no estábamos muertos en cuanto a lo que sabía el otro de cada uno.

Exactamente, el día del mes después de la apuesta, me citó cerca de una estación de metro, recogiendome en su auto. Luego, sin aún hablar, puesto que eso estaba reservado para la competencia, nos dirgió hacía un parque a las afueras de la ciudad.

Más que salir con ella, me había estado poniendo en situaciones donde fácilmente, podrían secuestrame y nunca más saber de mí nadie.

Una vez allí, nos bajamos, caminando hacia dentro del parque, siguiéndola en todo momento.

—Creo que ya podemos ir hablando, necesito saber tu nivel— Dijo en coreano y quitándose el tapabocas una vez comprobado que no había nadie más que nosotros.

—He mejorado mucho ya, lo humanamente posible— Respondí, dejándola impresionada.

—Aunque tú pronunciación es mala— Crítico. —Lo se, tengo mejor pronunciación del japonés por mi español— Respondí yo, sabiendo mi punto débil.

Nos sentamos en una banca.

—Creo que como esclavo vas a tener que enseñarme mucho español— Dijo en inglés ahora, perfectamente fluido y pronunciación casi perfecta.

— ¿Pensaste que no podría? — Empezó a reír. —Yo ya estaba aprendiendo inglés, si pensabas que me ibas a ganar solo porque tú tenías personas nativas, estabas equivocado, en la compañía hay mucha gente que habla inglés nativo— Me señaló, teniendo mucho más nivel que yo de coreano.

—A ver… — Empezó a pensar. —Necesito a alguien que haga limpieza de y acomodé mi ropa— Empezó a ir enumerando con los dedos. —Tambien alguien que compre cosas y me las lleve— Me miró. —Un profesor de español— Volvió a mirar hacia adelante. —Un conejillo de indias para probar maquillajes— Alzó otro dedo.

—Además, te necesito para ver series españolas y que me digas las cosas que no entienda— Finalmente no quedó ni un dedo en una mano.

Todo eso que había estado diciendo, seguía siendo inglés.

No mejor que el mío, ni en pronunciación ni fluidez, pero en comparación a mi coreano, era probablemente, diez veces mejor.

—Empiezas hoy tú labor como mi esclavo por un mes— Se levantó de dónde estábamos sentados. —No seré tan cruel contigo… — Se acercó demasiado, yéndose por mi oído. —O quizá sí— Se separó igual de rápido.

No sabía si tener miedo, felicidad o otra cosa.

No sabía si era el sueño que tenía, o algo irreal que mi idol favorita me esté haciendo esto.