Capítulo 24.

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Sol naciente



—Emmh… — Empecé a pensar justo en el momento exacto lo que tenía que decir. —Voy a tomarme un descanso indefinido de limpiar su casa— Sin más y sin rodeos, dije. — ¿Pasó algo con Nayeon no? — Preguntó Jihyo, mi básicamente, jefa los fines de semana. —No, no, bueno, nos estamos llevando mal, pero es su culpa, como de costumbre— Me senté en el sofá. —Tranquilo, la llevo conociendo casi un década, se con lo que lidias.

—Quitando su fama y todo eso, es muy como cualquiera, quizá por eso no había salido con coreanas— Seguí la conversación. —Somos algo incompatibles… por eso la mayoría de veces no lo juntamos con los de tu lado del mundo— Río con eso. —Pero hay ciertos casos, ¿No? — Insinué. — ¿Te refieres a esos dos tortolos? — Volvió a reír. —Son iguales, por eso se llevan tan bien, es como si pudieras a dos gatos en una casa, no necesitan verse o hablar seguido— Hizo una extrapolación muy común por estos lares.

—Supongo que ese es el caso uno en un millón, Nayeon y yo somos como perros y gatos, no pasa un mes sin que peleemos— Reí yo ahora. — ¿Entonces por qué siempre vuelven? — Preguntó, sonando más seria.

—No lo sé… — Cerré los ojos, buscando como explicarlo bien. —Leí una vez que juegas el videojuego que todos juegan, el cinco versus cinco— Pregunté sutilmente. —Me da miedo el que sepas que dije eso, solo lo dije una vez en un directo— Escuché de su parte.

— ¿Aún dudabas de mi cuando decía ser su fan? — Pregunté retóricamente. —En fin, yo también lo juego, y es exactamente el mismo sentimiento, me divierte y me estresa por mitades, siempre quiero dejarlo, pero luego recuerdo los buenos momentos que probablemente tendré y regreso, es justo lo mismo— Finalmente expliqué.

—Pareces más tonto de lo que realmente eres… — Probablemente se le escapó. —Tengo notas casi perfectas en la universidad, no soy tonto, estoy cansado la mayoría del tiempo— Aclaré. —Por algo mi beca aquí— Agregué.

Seguimos hablando por un par de minutos, ella estaba ocupada, así que terminó forzosamente la conversación, que muy lejos se había ido del tema original y al final no pude explicar que haría.

La semana había pasado, grabé muchos programas de variedades, presente un par de exámenes y talleres y ya estaba listo, podía darme un descanso.

Tomamos el vuelo a Japón, siendo más rápido de lo que yo habría imaginado.

—Desde aquí se ve igual que Corea— Dije faltando poco para el aterrizaje. —Es normal pensar así, pronto sabrás que es Japón— Miró por la ventanilla también Eric.

Aterrizamos, buscamos nuestras maletas, tomamos un taxi hasta el hotel, dejando todo allí y almorzando, una vez hecho eso fuimos al centro de Tokyo.

Si bien ambos países eran vecinos, se notaba como manejaban los espacios, o muy muy pequeños, o gigantes.

—Te dije que te sorprenderías— Me puso la mano en el hombro el que anteriormente me advirtió. — ¿Me puedes tomar una foto? — Pregunté, ya que aún habían peatones en la avenida.

Sacó su celular, tomándome lo primero que vió bien, talento tenía para eso.

Cuando disfrutas el tiempo pasa rápido, tanto que la noche cayó antes de lo que habría esperado, pero no significaba que las cosas empeoraran.

El problema es que parecía niño pequeño con las luces de neón de Akihabara.

—Vas a tener que pagarnos por ser tus fotógrafos— Dijeron ambos a la vez mientras estaba admirando un cartel gigante de uno de mis animes favoritos. — ¿Qué? — Les pregunté, a lo que ambos bajaron sus celulares y siguieron caminando.

Eso sí, según Eric, varias veces me detuvieron para unirme a sectas, aunque parecía que me coquetearan.

Gatito - Nayeon y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora