Infierno en el paraíso.Finalmente, había casi acabado, solo me faltaba la habitación grande. Entré, viéndola como de costumbre, un desastre.
Empecé a limpiar y a acomodar, como era costumbre, con un solo auricular puesto, ya que nunca se sabe cuando me necesitarán.
Entré acomodar y la ropa, suelo discernir mucho de la realidad, principalmente por el piloto automático de mi cuerpo.
Finalmente, tocaba el clóset y los alrededores.
—Te queda mucho mejor el cabello así— Escuché una Nayeon a mis espaldas. —Es más cómodo así— Respondí, sin voltear.
Empecé a organizar la ropa. —TN… — Sus brazos pasaron por cintura y luego me abrazaron. Volteé un poco, lo que me permitía la situación.
— ¿Por qué me confundes tanto? — Preguntó tiernamente. Un pequeño ataque de risa llegó. — ¿Por qué te ríes? Hablo en serio? — Como sus palabras indicaron, cambio de semblante.
—Tú eres la que desde un principio me ha estado confundiendo— Dije, soltandome ella.
Me volteé, viéndola de frente ahora. —No me gusta sentirme como un juguete— Aclaré. —Y solo te he aguantado todo este tiempo porque realmente me gustas— Empecé a caminar un poco, sentándome en su cama.
—Si lo quisiera, estaría con alguien más— La miré honestamente. Me levanté, volviendo a ponerme frente a ella.
—Eres como el vicio que nunca saldrá de mi— Me acerqué aún más. —Pero por desgracia yo no soy el que puede dejarte a elegir si o si— Finalmente cerré la distancia entre nuestros cuerpos.
—La que no es justa eres tú… — Susurré en su oído para luego empezar a besarla.
Poco a poco ella fué tomando inconscientemente el ritmo, empezando a empujarme, cayendo ambos en una de las camas.
El ambiente no ayudaba mucho para cumplir la única regla de la casa.
Ella con ropa muy, muy ligera. Yo ya con temperatura elevada.
Poco a poco en general la temperatura fué elevándose.
—Cuando salgan de eso, pueden moverse a la cama de Nayeon, no la mía— En medio de aquella lluvia de besos y toqueteos, dijo Jihyo. Ambos la miramos con miedo. — ¿Por qué tienen tanto miedo? — Preguntó. —Puedo permitírselos hoy, agradezcan que las reglas cambiaron hace poco— Cerró la puerta.
Por cuestiones más de vergüenza paramos allí. Nayeon se arregló un poco para parecer normal, y yo terminé con todo allí arriba.
Serví el almuerzo previamente hecho y sin más, mi día había terminado en su mayoría.
— ¿Salimos después? — Preguntó Nayeon, ayudándome con los platos. —Creo que me vas a tener que llevar a un sitio muy lejano— Insinué. —No sabía que eras así— Me miró por un momento, volviendo luego a su acción.
—Creo que hoy quiero sacarte las palabras que quiero oír— Opiné. Inmediatamente salió de la cocina, dejándome riendo por su pequeño pánico.
Al terminar de lavar platos, revisé mi celular, viendo un mensaje de Nayeon.
Lo abrí, siendo una localización. Y era una en medio de las montañas, quizá a una hora en auto.
— ¿Te parece lo suficientemente lejos? — Preguntó una vez vió que leí su mensaje. —No veo que haya casas al rededor, así que sí— Respondí su mensaje.

ESTÁS LEYENDO
Gatito - Nayeon y Tú
FanfictionLa cosa más estúpida, pero necesaria, llevaría a la persona menos indicada, pero más querida... Todo por una simple estupidez.