Cap 4. Los accidentes ocurren.

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Jungkook estaba acostado en su habitación, acababa de llegar y apenas había librado el interrogatorio de su madre. Lo único que necesitaba era tiempo para poder pensar.

Así que él era su destinado.

No podía creer que lo hubiese encontrado, en su mente repasaba cada uno de los momentos en que se había atrevido a verlo al rostro.

Era tan atractivo.

Su voz era perfecta, su sonrisa y su mirada.

Su mente había registrado su altura y las proporciones de su cuerpo. El olor dulce lo tenía impregnado en su piel donde lo había tocado.

Sus aromas combinaban.

Todo estaba muy bien, pensó Jungkook, hasta que recordaba que él no buscaba a ningún alfa.

Por alguna razón sentía que debía de andarse con cuidado.

Había algo en él que le daba miedo y ese era su rechazo.

Eso lo había tenido contenido para hacer lo que su lobo le pedía que hiciera. Además, que era demasiado pronto, ni siquiera sabía si él había notado la afinidad de sus lobos.

Todo parecía indicar que no.


- Minie, ya despierta.

- Largo.

- No, no, quiero que despiertes, tengo que contarte algo.

- Noooo... Quiero dormir.

- Has dormido todo el día.

- ¿Qué horas es?

- Las ocho.

Jimin se sentó de golpe.

- ¡¿Qué?!

- Ya era hora que despertaras.

Jimin se volvió a tapar con la almohada, su hermano podía ser muy molesto en algunas ocasiones, demasiado seguidas para su gusto.

- Minie, si no te levantes no te contaré.

- Solo di para qué quieres que me levante.

Probablemente solo tendría tiempo para bañarse y tomar el autobús.

Sin comer y tenía mucha hambre.

Y aún tenía mucho sueño.

- Me dieron una beca.

- ¿Qué? - Jimin se volvió a levantar.

- Te dije que era fabuloso.

- ¿Una beca?

Jimin lo abrazó y ambos cayeron en la cama.

- Al parecer el ramo gastronómico está siendo incentivado por el gobierno.

- ¿Entonces es verdad?

- Uhum. Así vas a poderte comprar un carro.

- ¿Y yo para qué quiero un carro?

Jimin se levantó llevando con el su toalla para bañarse.

- ¿Cómo que para qué? Para que yo vaya a la universidad.

- Entonces, cómpratelo tú.

- Hermano, cuando tenga el carnet yo seré tu chófer, ¿sí? Tú solo cómpralo.

El agua fresca le hizo despertar otro poco.

- Así no te volverás a perder.

- ¡Aaahhh! ¿Por qué no vas a molestar a alguien más?

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