Cap 16. Mi olor en ti.

16.9K 2.5K 331
                                    



- Y mi madre me dijo: llévame a pasear - Jungkook hacía gestos con su cara haciendo reír a Jimin  - y la llevé a la misma carretera que fuimos, y aceleré.

Jimin se retorcía riéndose al imaginarse a la mamá de Jungkook espantada.

- No, no pobrecita.

- Aceleré y aceleré, y cada vez que lo hacía gritaba que me iba a echar de la casa.

- Basta, no respiro. - Jimin estaba en el lado de la patrulla hecho un ovillo.

- Pero de regreso me dijo que no me daría comida por un mes de castigo.

- ¡Te lo mereces!

- No, no lo merezco, ella tenía que sentir la adrenalina por su propia cuenta.

Jimin respiró profundo limpiándose de sus mejillas las lágrimas que había derramado.

- Pero... - Jimin señaló el traste de comida que ya se habían comido - ¿Qué pasó?

- La tuve que contentar.

- Me alegro porque si no hasta yo hubiese resultado afectado.

- Le dije que irías a saludarla.

- ¿Qué? - a Jimin se le borró la sonrisa.

- Y como ya sabe que te gusta su comida, me dijo que te haría un desayuno el día que decidas ir.

- Oh. - Jimin acomodó su molesto chaleco - supongo que está bien, lo haré en agradecimiento por su esfuerzo al cocinar nuestra comida.

- Pero...

- Ay ya, no me des sustos.

- Le dije que solo era si tú aceptabas ir.

Jungkook encendió la patrulla y comenzó a avanzar.

- ¿Por qué no iría?

- Solo te informo que puedes elegir no ir.

- Sshhu, iré hoy mismo.

- La harás muy feliz. - dijo el alfa apenas audible.

Había pasado un par de semanas desde que su celo, cada día Jimin sufría ataques de ansiedad al querer hablar con él sobre su marca y cada día se arrepentía de forma inmediata.

El alfa no había insistido en nada, parecía que para él nada había pasado y que esos días de sexo ardiente jamás existieron.

Iba todos los días por él para llevarlo al trabajo y también lo llevaba de regreso a su departamento diligentemente.

Solo una vez había aceptado la invitación a subir  para desayunar juntos.

No había mensajes pretenciosos, ni miradas lascivas, ni toques irrespetuosos.

Jimin estaba muy sorprendido y de una muy buena manera; con él era eso, sexo sin compromiso en toda la extensión de esas tres palabras.

- Ayudaré un par de días en el taller a Royer.

- ¿Tu amigo el mecánico?

- Sí, me dijo que tenía mucho trabajo.

- ¿Sabes de mecánica?

- No mucho, solo para echar a andar estos carros viejos - golpeó el volante de la patrulla - pero será divertido.

- ¿En serio?

- Si...

- ¿A qué horas dormirás?

- Iré por las mañanas, así que después del medio día.

Alfa GuardianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora