VII

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Zayra

Hace unas semanas atrás...

Lo espero como de costumbre, después de cada discusión, en la esquina de su universidad. Esta vez espero verlo sonreír con lo que le compré: su chocolate favorito.

Desde el lugar en el que estoy puedo observar claramente que viene a lo lejos y aún no me ha notado, me acomodo los lentes y mientras sujeto con fuerza mi folder, es que la veo: una chica se sostiene de él como si tuvieran demasiada confianza, mucha más de lo normal. La conozco de vista y por las fotos en las que sale con Santi. ¿Por qué él no la aparta?

Ella se le acerca más, y es cuando alguien me golpea el hombro provocando que suelte todas las cosas que traía, incluido que mis lentes caigan al suelo. Más personas pasan y pasan, los recojo y vuelvo a mirar a Santiago, quien ya se encuentra a pocos pasos de mí.

—¿Hace cuánto que llevas aquí?—me dice ni bien llega.

—Hola, cosito. ¿No me vas a saludar?

Toma mi mano llevándome lejos de su universidad, específicamente creo que lejos de ella. ¿Pasó algo en esos escasos segundos que me tomó recuperar mis lentes?

—¿Quién era ella?

Su agarre se hace más fuerte y su caminar más rápido.—¿Quién ella, cosita? No había nadie cuando llegué. Deberíamos ir a que te vuelvan a medir la vista.

—No, estoy segura de lo que vi. No trates de hacerme la tonta, porque no lo soy. ¿Es tu amiga? Si es así, ¿Por qué no me lo dices?—él solamente calla y sigue caminando—¿Pasa algo que no me hayas dicho?

—¿Qué cosas no te voy a decir? No seas tonta, seguro ha sido Pau, ya sabes cómo es ella. Bien efusiva.—agita su otra mano restándole importancia, una que en realidad sí tiene, y mucha.

—No tengo problemas con su personalidad, o si es efusiva o no. Simplemente podrías decirle que tienes novia, y que no debería de hacer eso con amigos que tienen novia. Todas no pueden ser como yo.

—¿Como tú? ¿Qué quieres decir?—voltea a verme con una expresión molesta en su rostro, pero no se detiene, sigue yendo cada vez más lejos.

—Me conoces, y sabes que soy muy tranquila, yo solamente te pido que le aclares eso. Otras chicas no harían lo que yo.

—¿Me estás pidiendo que le diga que deje de ser mi amiga?—suelta mi mano, esta vez se detiene, me hace voltear y me mira fijo—Sabes bien que tengo confianza con Pau, y que somos amigos durante mucho, ella es así. No puedo exigirle que cambie.

—No te estoy pidiendo eso, solamente... Dile que hay ciertos límites que no se deben cruzar, es todo.

Él solamente se ríe.—¿Estás bromeando, cierto?

—No, no estoy bromeando.—le respondo temblando, sujetando el folder, me ajusto con lentitud los lentes.

—Zay, mira, sabes que no me gustan las discusiones, y menos, quisiera tenerlas ahora. Si yo pensé en salir contigo es porque eres una chica tranquila, alguien quien no haría problemas como estos.

—No los haría, de no ser por lo que vi. Y lo único que te pido es que...—me decido en armarme de valor y decirle de una vez por todas—¿Le dirás o no?

—¿Te debo decir lo mismo? No me agrada mucho tu amigo el crespo ese.

—¿Te refieres a Fher?

—Sí, ese.

—¿Qué tiene de malo, Fher? ¿Acaso me abraza como Pau te abraza a ti? ¿Acaso has visto que se haya pasado de la raya conmigo o contigo?—me río, con burla—Solamente estás buscando una excusa por lo que yo te dije.

NANA & GOGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora