P R Ó L O G O

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—¿Alistaste sus frutas, su jugo y su pan en la lonchera?—Maddie pregunta.

—Cie-lo—respondo para no renegar tan temprano en la mañana, y le sonrío—, ya te dije que sí. Alisté todo. Ahora, no me distraigas que estoy conduciendo.

—¿Y si es alérgico al jardín de niños? ¿Y si se pierde o llora demasiado?—ella voltea a ver a Thiago, quien está muy entretenido con su juego.— No podría soportarlo.

—Mad, él está bien. De todas formas, ¿Qué es lo peor que podría pasar?

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—¡MAMAAAAAAAAAAAAAÁ!—Thiago corre hacia nosotros con lágrimas en sus ojos.

Maddie, como es ella, corre y lo levanta dramáticamente.—¿Qué pasó mi amor, estás bien?—Ella voltea a mirarme enfurecida.—"¿Qué es lo peor que podría pasar?" Eh.

—Ella, ella, ella.—nos dice señalando a una pequeña, cabello castaño oscuro y unos bonitos ojos café que también se encuentran rojos del llanto. —Me dijo ñiño toto.

Ja, sonrío. Me recuerda a Maddie.

—¿Por qué?

Podque yo e dije que no queyia jugalconeiapoqueehuñañiñaynononono

Yo me río y Mad me golpea.

—Oye. ¿Qué hice ahora?

—Claramente dice que no quería jugar con ella porque es niña. Ve a hablar con la pequeña. Thiago necesita consejos urgentes sobre las niñas.—mira a nuestro pequeño y lo lleva en sus brazos al auto—Mi amor, las niñas también pueden jugar contigo. Ellas pueden hacer todo lo que quieran igual que ustedes...

Es lo último que oigo mientras me dirijo a la pequeña, quién está junto a la maestra, esperando a su mamá.

—Hola pequeña, ¿Cómo te llamas?

—Soy Adiana.

Ella me sonríe dulcemente y con sus ojos llorosos, hacen querer hacer todo lo que me pide.

—Soy el papá de Thiago.

—¿Quién Yago?

—El niño que se acaba de ir por ahí.—le respondo señalando por dónde se fue Maddie.

—Ah, el ñaño tonto.

Me acunclillo y quedo casi a su altura.

—No deberías llamarlo así.

—Él no quisho jugar conmio.

—¿Qué te parece si hacemos las pases? Thiago puede ser un poco... Uhm...

—¿Ari? —una voz a mis espaldas la llama y la pequeña me deja para irse. Una señora de unos cincuenta años me da una sonrisa tranquila.—¿Qué dijiste ahora, Ari traviesa?

—Yo no jui, mami.

—No, descuide.—aclaro— Fue un malentendido con mi pequeño.

—Mami Shivia, ¿Vamo ya?

—Hey, ¿Y las paces?—le pregunto. La mamá de Ariana me mira de forma rara.—Ya sé, ¿Qué tal si esta tarde se pasa por mi casa con Ariana? Me gustaría que Thiago tuviera amigos en esta nueva etapa.

La señora asiente y le entrego mi dirección. Mientras tanto, Ariana me mira molesta, su pequeña frente arrugada lo dice.

Vaya niña. Thiago sí que la va a tener difícil.

Sonrío. Me hace recordar mucho a Maddie.

Hablando de eso, ya veo lo que me espera en el auto.

¿Dios? Hola, soy yo de nuevo.

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Fue difícil convencer a Thiago, pero al fin logro que le dirija palabra a Ariana. Maddie tuvo mucho que influir en eso, no queremos que el pequeño crezca con prejuicios y cosas así.

—Ya que los dos se han portado tan bien, les traigo... ¡Helado! —Maddie hace su entrada con dos helados en pote para ellos. Ambos sonríen y saltan de alegría. Eliana también trata de saltar en su sitio como puede.

—Señora Silvia, un placer conocerla. Y tenerla en mi casa.

—De igual manera.—la señora sonríe y puedo notar algunas líneas a lo largo de sus ojos. Se nota que es mayor de cuarenta, como para tener a Ariana.—Gracias por ofrecerle helado a la pequeña traviesa de Ariana.

La conversación sigue y entiendo por qué la señora se observa mayor. Pobre Ariana, todo lo que tiene que pasar, incluida su hermana Kiara. Noto como las expresiones de Maddie cambian y por más fuerte que trata de ser la señora Silvia, no puede y Mad le brinda su apoyo como puede.

Eyana, no.

—¿Eyana? —Ariana observa cómo Eliana se acerca a ella a pedirle de su helado.—Toma, come Eyana. Dico, ñam ñam.

Eliana, mi amor, no. Ya te traigo uno para ti.

Maddie se levanta y va por otro. Eliana viene donde mí y mira a Ariana y Thiago. — Eliana, ella es Ariana.

Nana—balbucea y se ríe.— Nana, nana, nana.—vuelve a reír y le pide helado a su hermano.—Gogo, gogo, ñam.—abre su boca esperando recibir helado.

Los niños se ríen y la pequeña Eliana es atrapada por Maddie para darle un poco de helado.

Ellos se ven tan felices con solo un poco de helado y jugar juntos.

Espero sigan así durante muchos años más. Miro a Maddie, ella me da una mirada cómplice, mientras dirige su mirada a la pequeña Ariana. Nos encargaremos de que sea así.

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Hola, je. Tanto tiempo, ¿Cierto? 😅 Regreso después de tiempo, con otra historia de mejores amigos. Me sentí motivada por comentarios en la historia de Mad y Jess, y pues aquí me tienen, haciendo todo lo posible por hacerlos reír y suspirar con las ocurrencias que tengo.

Nana y Gogo, es la historia de Thiago y Ariana.
Espero que le brinden el mismo apoyo a esta historia, de una u otra forma estoy feliz de volver a escribir. 🥰 Esta historia tendrá mucho más desarrollo, espero les guste.

All the love.

NANA & GOGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora