IV

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Ariana


—¿Entonces solamente te dijo eso y te dejó allí sola?

—Sí.

Zayra no se lo puede creer, y no es lo de menos.

—Juro que si lo veo, voy a decirle muchas cosas en su cara.—dice mientras pone su peor cara de enojada. Me río interiormente, porque parece un gatito.

—No, no es necesario.

—¿Por qué no? Fue tu novio, y seguro que no le importó dejarte así.

—Es que...—pienso y pienso mucho en todo eso, pero no encuentro a otro culpable más que a mí—No lo sé, pero no me siento mal. No siento tristeza, no quiero llorar ni nada de eso. Lo extraño sí, pero porque fuimos buenos amigos antes de que saliéramos.

Zayra solamente me mira pero no me dice nada.—¿Segura que estás bien? Sabes que puedes decirnos si algo anda mal, somos tus amigos.

Asiento, y yo recuerdo que somos más, pero los otros dos aún no están, miro detrás de nuestros asientos—¿Fher y Naya aún no llegan? Normalmente soy yo la que suele llegar tarde.

—Es cierto, ya van a ser las diez y aún no llegan. De seguro que Fher se demoró por ya sabes quién. Y Naya debe de estar en cosas de su trabajo.—me entrega un pomo y un delicioso pan hecho por ella y empiezo.

—Fiorella nunca me cayó bien, ni lo hará.—espero poder terminar todo antes de que el profesor ingrese— Espero que eso se haya terminado ya, y que Fher entienda que es muy tóxica.

—Es cierto, ni siquiera podemos hablar a solas con él o salir en plan de amigos, porque ya va ella llamándolo como loca y diciéndole que no vaya. ¿Acaso pensará que su novio la engaña con alguna de nosotras?

Asiento y sigo comiendo. El pollo está en su punto, y los aderezos que prepara Zayra son los mejores, apuesto a que si coloca una cafetería, sería yo su clienta recurrente.

—En lo de llamar como loca se parece a ti, eh.—le digo en son de broma cuando he pasado el bocado. Tomo otro bocado grande, a este paso, lograré acabar todo antes de lo que pensaba.

—Sí. Creo que por eso me dejaron.

Respiro de la sorpresa y parece que me olvidé que estaba comiendo. Me ahogo y empiezo a toser como si mi vida dependiera de ello. Mi garganta me empieza a arder, y ya seguro debo de estar roja como un tomate.

—¿Qué? ¿Will te dejó? ¿Por qué o qué?—pregunto con mi voz toda rasposa.

—No lo sé, no lo entiendo.—su voz se agudiza y agacha la mirada—Me dijo que lo canso y que lo hostigo. Yo llamo a Santi porque me gusta saber qué hace o qué no hace y hablar con él. Me reconforta bastante la verdad.

—¿Y tú qué le dijiste? Espero que lo hayas mandado bien lejos y que no regrese nunca jamás.

—Nada, solamente me quedé callada escuchando cómo se desahogaba de todo lo que llevaba desde hace tiempo. Pensé que luego me llamaría y me diría que lo siente, ya sabes, como siempre, pero esta vez no lo hizo.

—¿Como siempre?—cuestiono—Zay, escúchame bien, nadie debe tolerar eso. Y no sé porqué no nos dijiste antes, te aseguro que Fher, Naya y yo le habríamos dado algo de nuestro "hostigamiento".

—¿Tú crees que soy hostigante? ¿Yo no te aburro o sí?

La mirada que me da, rayos.

Santiago Plasencia, anotado en la lista negra. ¿Agregamos algún castigo o alguna muerte accidental? Quizás debamos buscar la dead note.

NANA & GOGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora