XV

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Ariana


—¡Thiago, Ari ya llegó!—Eli me mira y susurra—¿Lo vienes a ayudar con la limpieza?

—Descuida, no será gratis.—ella se ríe y escucho cómo el castaño baja y se planta frente a mí—¿Conseguiste lo que te dije?

—Eres una mala mejor amiga, si así eres como amiga no me quiero imaginar como enemiga.

—Mejor no lo hagas—le respondo rápidamente—¿y?

—Bien, bien, aquí lo tienes.—extiende su mano y puedo ver claramente el título de la novela: Descendientes del Sol. Algo gastado, pero el interior es oro.

—Ya decía yo porqué vienes a ayudarlo—la pequeña Eli nos mira mientras toma su chaqueta y sus llaves—, ahí se ven chicos. Ya regreso.—cierra la puerta y la vuelve a abrir— Ah, y no olviden limpiar las ventanas.

—Ya vete, enana.—ella en respuesta le saca la lengua a su hermano y se marcha.

—Bien, ¿por dónde empezamos?

Según lo que mamá Sil me enseñó, era que se empezaba por los lugares donde no pasaba la gente, pero en este caso, nadie estaba en la casa. Los papás de Thiago habían ido de compras para las cosas que necesitarían en la fiesta de su pequeña y consentida Eliana, así que; aquí nos ven, terminando de fregar el piso de casi toda la casa, incluidas las escaleras; y esperando a que seque.

—¿Podemos ir a buscar la cera?

—¿No puedes ir tú solo?—niega con la cabeza, y recuerdo— Ah, no te gusta el almacén. Eres un miedoso, Thiago Black.

—Cualquiera lo sería si ayer vio una película de terror.

—¿Ah sí?—la curiosidad me mata y es inevitable no preguntar para darle calma—¿Con quién?

Su sonrisa grande y sus ojos chinos ya me deja en claro con quién antes de que escuche su respuesta:— Con Danna. Ayer me invitó, y tuve que ser muy valiente para ver toda la película.

—¿Fuiste valiente para ver toda la película pero no para decirle que eres un miedoso y por eso no te gustan?

—Son pequeños sacrificios que uno hace.—agita su mano como restándole importancia— A parte, no me gustaría que sepa que no me gustan las películas de terror. Parece que le encantan.

—¿Por qué no quieres que sepa que eres un miedoso?

—Ey, eso no fue lo que dije. No me gustan las películas de terror.

—Porque eres un miedoso.—digo eso y hemos llegado donde el almacén.—Sí no lo eres, entonces entra. Y si lo eres, dímelo.

La duda en su rostro es algo que ya me conozco por todos los años que pasamos juntos. Y sé lo que al final me dirá, porque sé cómo es él, al final me decido por entrar yo, sujeto el pomo de la puerta y mi mano siente algo sobre ella. La calidez de la mano de Thiago me hacen mirarlo y quitar mi mano con rapidez. Esa acción hace que su rostro vuelva a tener duda, y como sé que también me conoce y puede leer mis facciones, decido soltar cualquier cosa:—Gato.

—¿Qué?—me mira aún más con esa duda latente— ¿Cuál gato? No tenemos gatos aquí. Sabes que a mamá le dan alergia los animales.

—Lo sé, por eso nunca tuvieron mascotas. ¿Ibas a entrar?

—Claro, contigo me siento más valiente. De todas formas, no tengo porqué demostrarte nada porque ya me conoces.—me sonríe y mis nervios desde el roce de su mano, incrementan. Trago grueso y ahora la que tiene miedo entrar soy yo.

NANA & GOGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora