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••••••••••••••••••••••••••ESTABA DESCANSANDO EN MI SOFÁ TRANQUILAMENTE PERO ME asuste apenas empezaron a tocar mi puerta de forma brusca. Me pare de donde me encontraba y tome una escoba acercándome a la puerta, al abrirla. Empecé a golpear a la persona sin si quiera poder verla por el miedo.
Al abrir los ojos vi como SuHo detenía esta con su mano y me miraba serio, jale la escoba y la lance por algún lado del departamento.—¿Qué pasa? —me apoye en la puerta como si nada pasará.
—¿Estás loca o que? —preguntó incrédulo —¡Cómo se te ocurre golpearme!
—¡Yo que iba saber que eras tú! —respondí de la misma manera que él.
Soltó un suspiro.
—A lo que venía —dijo—Voy a llevar esto, ¿me quieres acompañar? —alzó una bolsita.
—Solo espérame un poco.
Deje la puerta abierta para que se pasará y corrí a agarrar ropa, entre al baño a cambiarme. Mi outfit era un Jean color negro con aberturas en las piernas, una blusa color morada. Peine mi cabello con dos broches.
Al salir, SuHo estaba viendo una foto que tenía en un marco. Me acerque rápido y se lo quite sonriendo.
—¿Nos Vamos? —pregunte.
Solo asintió. Salimos del departamento de a lado de otro, se me hacia raro que SuHo quisiera dar algo, el no era de dar o eso creía.
—¿Y tú madre? —carraspeo su garganta.
—Se fue hace unos días —respondí —Solo vino a arreglar unos asuntos con tu padre y se fue, pero se encontraba enojada cuando regresó a su casa.
—¿No sabes porqué?—me miró frunciendo su ceño.
Negué con la cabeza.
—Supongo que padre, no le dio lo que ella quería. —me encogí de hombros.
Nos quedamos en silencio caminando, SuHo no era cariñoso pero lo intentaba, a su manera pero lo hacía.
—¿Qué es lo que llevas? —pregunte señalando la bolsa.
—Es un vino.
—¿De tú colección? ¿Porqué lo das? —pregunte confundida.— A mi no me dejas ni agarrar.
—Lo hago porque aún eres menor.
—Tu también pero nadie te dice nada. —hice un puchero.
—Cambia es cara, te ves horrible—bromeó.
—¡Eish~! ¿Acaso quieres morir? —levanté mi puño para amenazarlo.
Solo se río haciéndose a un lado, sonreí un poco para seguir caminando a su lado. De un momento a otro se detuvo y me jalo de la mano.
—¿Ya llegamos?
—No, tengo un poco de hambre —dijo.
Entramos a un local de comida, nos sentamos en una mesa que estaba desocupada. Al sentarnos ya estaba el menú pero antes de que lo agarrara me lo quito y pidió lo que comeriamos.