Capítulo 8 "La primera noche"

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La cena estuvo bastante tranquila.
Fue amena, ya que hubo varios temas de conversación bastante agradables.
Pudimos conocer un poco más a Mike.
Quizás no era como yo pensaba o simplemente estaba fingiendo delante de su padre...

Cuando terminamos de cenar y recoger. Óscar y mamá subieron a la habitación a descansar. Llevaban todo el día con la mudanza y estaban agotados.
Yo me quedé en el salón viendo una película y Mike, pues no sé dónde estaba Mike.

Me estaba quedando medio dormida, cuando me dieron un golpecito en el hombro.

- Niña, vete a la cama. Te estás quedando dormida.

- No soy una niña. - Le respondi con los ojos medio cerrados.

- Lo que tú digas, pero vete a tu cuarto a dormir.

- No, me quedaré aquí un rato más.

- Como quieras.

Me quedé dormida durante bastante tiempo o eso me pareció al abrir los ojos y darme cuenta de que estaba todo oscuro.
No sabía qué hora era y cuánto tiempo había pasado. Necesitaba una ducha urgente. Así que subí las escaleras, fui a mi dormitorio a coger mis cosas y fui al baño principal de la casa. Intenté abrir la puerta pero parecía atascada. Cualquiera lo diría que unas puertas así de modernas pudieran atascarse tan fácilmente.

Intenté una y otra vez hasta que de golpe se abrió. Casi me caigo al suelo, si no llega a ser porque el me frenó.
Apoyada con la mano en sus abdominales, el me tenía sujeta del brazo.

- Pe, pe, perdona... - estaba muy avergonzada - no sabía que estabas ahí dentro, pensé que la puerta se había atascado y entonces empu...

- Tranquila, no me tienes que explicar nada. No pasa nada.

- Vale gracias...

- Se que querías verme duchandome y has intentado entrar, está bien te perdono es normal.

- ¿¡QUE MIERDAS ESTAS DICIENDO!?

Me tapó la boca y me metió con él en el cuarto de baño.

- ¡SUELTAME! ¿QUE ESTÁS HACIENDO? ¿ESTÁS LOCO?

- ¿Puedes bajar la voz? Vas a despertar a todos. ¿Que yo estoy loco? Eres tú la que estás gritando a las cuatro de la mañana en mitad del pasillo.

- ¿Las cuatro de la mañana?

- Si.

- ¿Que haces duchandote a estas horas?

- Te podría preguntar lo mismo a ti bonita.

- No me llames así. - protesté.

- ¿Y si lo hago que vas hacerme? - se acercó lentamente a mi.

Me estaba poniendo muy nerviosa. Veía perfectamente su torso desnudo todavía humedo. Sólo llevaba una toalla en la cintura. Olía extremadamente bien. Ese aroma me estaba volviendo loca. Hacía mucha calor en ese cuarto de baño tanta que los cristales estaban empañados.
Mi espalda estaba contra la puerta y el tenía sus brazos apoyados en esta por encima de mi cabeza. Podía ver todos y cada uno de los tatuajes dibujados en su cuerpo. Estaba empezando a sudar y a temblarme las piernas de los nervios.

- ¿Te puedes apartar?

- ¿Y si no que? - se acercó más aún hacia mi. Tanto que su boca quedó a escasos centímetros de la mía. Estaba jugando conmigo y decidí jugar también.
Me acerqué más a el, cosa que le sorprendió ya que parece que se inclinó un poco hacia atrás. Roce mis mejillas con su barba recién afeitada, mientras me acercaba a su oreja y le susurré.

- Haré que llores de dolor, al hacer que tus pelotas se conviertan en tu nueva pajarita. - le susurré de una manera bastante sensual aunque fuese una amenaza. Y roce con la punta de mi lengua el lóbulo de su oreja.

Al volver hacia atrás, pude ver cómo se erizó la piel de sus brazos. Parece que el que estaba nervioso ahora era el. Tenía una sonrisa en su rostro, mientras me miraba fijamente a los ojos.

- Bueno no estaría mal. Si con eso consigo que toques algo de mi.

- ¡¡ERES UN CERDO!! - respondí.

Tapó mi boca para que dejase de chillar de nuevo.

- Estás loca eh... Era solo una broma, tu te crees que eres mi tipo ¿O que? No flipes, no me gustan las niñas. - respondió sin quitar su mano de mi boca.- Pero si quería darte las gracias por no decir que me conoces delante de mi padre. - quito su mano de mi, se le veía sincero así que me relajé.

- Me imaginé que te meterías en problemas y no soy mala persona. Total eso no me afecta a mi, pero si a ti y a tu padre. - respire tranquilamente - Así que de nada, me imagino. Ahora ¿Puedes dejar que me duche tranquila?

- Si claro, yo ya he terminado aquí.

Deje correr el agua del grifo durante un rato. Y cuando se templó, puse el cabezal de la ducha en su soporte de tal manera que los chorros del agua caían en mi cara y mi cuerpo. Era tan relajante que podía quedarme dormida si no fuera porque estoy de pie. Salí de la ducha y me estaba secando el pelo cuando mis pensamientos me invadieron otra vez. Estúpido Mike, lo tenía todo el rato metido en mi cabeza y lo peor, que ahora lo tenía también metido en casa. Es que no voy a poder dejar de verlo ni aunque quiera. Vivimos juntos. Tengo que hablar con las chicas y desahogarme con ellas...

Termine de secarme y me dirigí a mi habitación. Desde ella se podía ver el dormitorio de Mike. Estaba tumbado encima de la cama, en boxers y sin camiseta... Se había quedado dormido.
Así que me quite la toalla, quedando mi cuerpo desnudo por unos segundos hasta que me puse la camiseta extra larga que hacía de vestido. Me encantaba dormir así. Era súper cómodo.
Iba hablar a las chicas pero al ver la hora en el móvil pensé que mejor al día siguiente. Era sábado y tendría todo el tiempo para contarles. Un mensaje de un número que no conocía me llegó al WhatsApp.

" Buenas noches bonita 😉" Desconocido.

Me enamoré de ÉL (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora