Capítulo 5 "Mudanza Express"

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Era por la mañana, muy temprano, estaba dormida, soñando tan dulcemente cuando el telefonillo me despertó.
¿Quién será a estas horas? Madre mía, la mudanza se me había olvidado por completo.
Necesito a las chicas ya y bastante urgente.

Cuando baje al salón, ya estaban allí junto a mi madre desayunando.

- ¡Buenos días bella durmiente! - dijeron al unísono las tres. Parecen hermanas.

- ¿Porque no me habéis despertado?

- Lo hemos intentado, pero chica eres sorda cuando duermes. Te podría caer una bomba encima que ni te enterarías.

- Carol tiene razón hija, lo han intentado pero como no te despertabas, han bajado a desayunar conmigo, ¿Quieres zumo?

- Un café mejor mamá... Necesito despertarme, hoy va a ser un día muy largo.

De verdad que lo iba a ser. Desayunamos y nos pusimos manos a la obra. Mientras mi madre metía toda la casa envuelta en papel de burbujas dentro de cajas, nosotras organizabamos mi ropa y mis cosas.
Tenía demasiada ropa de verdad, sudaderas de varias tallas, camisetas, pantalones que hacía tiempo que no me ponía y zapatos... Madre mía, la cantidad de zapatos que podía tener. ¿Para que? Si siempre iba en deportivas. ¿Tacones? Hace tiempo que no me ponía unos, creo que sí me los ponía en ese momento sería como un pato en un parque de bolas.

...

Habían pasado ya casi cuatro horas desde que habíamos empezado a recoger. Teníamos ya todo metido en cajas. Menos mal que la gente de la mudanza nos ha ayudado, si no, llegaría el domingo y seguiríamos aquí. Esto de la mudanza hace que me entre hambre. En cuanto me pueda escapar me voy a ver a Richard y así aparte de ponerle al día, aprovecho y comemos algo allí con el.

- Sara, ¿Ya has guardado todo?

- Si mamá, ya lo hemos metido todo en las cajas. No queda nada.

- Gracias chicas. Oye, ¿Vendrás ahora en el camión a la nueva casa o acudirás más tarde?

- Mamá, si no te importa iré más tarde, necesito despejarme un poco y sobretodo comer. Me muero de hambre... Iré a ver a Richard.

- Vale cariño, luego nos vemos.

...

Subí a coger las llaves de mi coche y poner rumbo al Sharlotte's. Las tres subidas en mi bebé, si así llamo a mi pequeño BMW negro descapotable. Fue un regalo por mi dieciocho cumpleaños de mi madre y para mí es como uno más de la familia.
Llegamos y ahí estaba Richard en la puerta, fumandose un cigarro. Los brazos llenos de tatuajes, musculoso, la barba bien perfilada, pendiente en la oreja y otro en la ceja y nariz. Aunque en realidad tuviera esa apariencia de chico malote, era un trozo de pan, bueno un trozo no, la barra entera. Era la persona más buena que había conocido en toda mi vida.

- Buenos días a las tres mujeres de mi vida. - dijo apagando el cigarrillo y acercándose a darnos un abrazo a las tres a la vez.

- ¡Suelta Richard nos estás aplastando! - refunfuñó Carol.

- ¿Que hacéis aqui? ¿Coméis conmigo? Salgo en diez minutos.

- Si por favor, tenemos demasiada hambre... Esto de las mudanzas nos agota. - contestó Marta.

- ¿¡Mudanza!? ¿¡Quién se va!? ¿¡Porque!?

- No te preocupes, no me voy lejos, solo a unas manzanas de mi casa. - parece que mis palabras lo tranquilizaron, ya que resopló aliviado.

- De acuerdo, quiero que me pongáis al día. No me contáis nada.

Entramos dentro y nos sentamos en una mesa. Pedimos la carta y ordenamos nuestra comida. Empezaron a traer mucha comida y los cuatro comimos como si no lo hubiéramos hecho en años. Si, me encanta comer.
Estuvimos hablando durante mucho tiempo y pusimos al día a Richard con todos los detalles nuevos de mi vida.

- Osea, que ¿Nos vamos de boda? ¡Que ganas tenía! ¡Me alegro muchísimo por tu madre, en verdad se merece ser feliz con alguien! ¿Cuando conoceré al afortunado? - dijo Richard.

- Si, lo sé. Aunque es todo muy rápido. - respondí - Se que llevan mucho tiempo juntos. Pero me da la sensación de que todo va deprisa, no me esperaba que llegase este momento de la noche a la mañana. En cuanto pueda organizaré una cena y te lo presentaré.

- Tranquila nena, todo irá bien. - intento tranquilizarme Carol, aunque en parte no me ayudó mucho. 

Me quedé absorta en mis pensamientos mirando hacia la puerta. Pensando en todo. Aunque lo que más me preocupaba era el hijo de Óscar. No sabíamos mucho de él. Y lo poco que sabía no era muy bueno que digamos... Perdida en mis pensamientos, de repente alguien entró en el local. Era el. El chico de ayer. El que nos defendió ante esos maleducados en el bar. Mis ojos se abrieron como platos. Entró de la mano de una chica, me imagino que sería su novia, ya que era la misma que entró en el almacén cuando estábamos solos. Miro hacia nosotros, me miró fijamente, nuestras miradas se cruzaron por un instante, la comisura de su labio hizo un movimiento como de sonrisa. Y se acercó a la barra a pedir.
Richard se dio cuenta de que estaba mirando a alguien y se giró. Cuando lo vio se disculpó con nosotras y se levantó a saludarle. Se dieron un abrazo como si de toda la vida se conociesen. Y se quedó un rato hablando con el.

- Mira quién está ahí Sara - dijo señalando Carol hacia el chico de la barra - es tu héroe.

- ¿Héroe? Vamos mujer, ni que me hubiese salvado la vida - protesté - no es para tanto.

- ¿Así? Pero es bien guapo eh... - dijo Marta mirándole embobada.

- ¿Guapo? Bueno es normalito.

- ¿Seguro? Y entonces porque te has puesto tan roja Sara...

¿Me había puesto roja? ¿En serio? ¿Porque? Madre mía, que verguenza si se daba cuenta aquel chico.

Me enamoré de ÉL (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora