Capítulo 17 "La realidad"

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Narra Sara.

Me desperté en la cama de Mike.
El seguía dormido profundamente. Lo observé. Cada milímetro de su cara era perfecto. La noche de ayer estuvo increíble. Aún con todo lo que pasó, fue perfecta.

No hablamos de nada pero nos dimos a entender todo. Aún así teníamos que hablar de que íbamos hacer y cómo íbamos a llevar todo este tema nuestro.
No quería que fuese cosa de una noche y ya. Quería algo más con el y no se si el pensaba igual que yo.

Me puse su camiseta ya que me servía de vestido y baje a la cocina. Quería sorprenderlo preparándole el desayuno. Demostrarle que no soy tan mala como me he mostrado estos últimos días.

Puse la cafetera en marcha, exprimí zumo de naranja natural y encendí la vitro para poder hacer las tortitas.
Prepare la mesa y terminando de emplatar las últimas tortitas. Vino y me agarró de la cintura. Me dió un abrazo por detrás mientras besaba mi cuello.
Como con tan poco hacia que me estremeciera.
...

Narra Mike.

Menuda noche la de ayer. Hubiera sido perfecta si no llega a ser por aquel imbécil. Espero que Sara solo se quede con lo bueno y no recuerde lo de Jason.
Hablando de Sara, ¿donde está?

Baje las escaleras y ahí estaba. Preparando algo en la cocina. Había puesto la mesa para nosotros dos. Era tan dulce que había hecho el desayuno.

Me acerqué a ella y la abracé por detrás. Besé su cuello. Olía tan bien, que podía pasar horas respirando su aroma.

- Buenos días niña.

- Así que sigues llamándome niña ¿Eh? - respondió y aunque no veía su cara pude notar su sonrisa.

- Si - afirme dándole la vuelta - pero ahora eres mi niña. Sólo mía.

Mis palabras la hicieron sonreír. La besé, tenía tantas ganas de hacer esto cada mañana que la veía en casa, que nunca pensé que llegaría.

Le devolví el beso, el cual se intensificó cuando la levanté y apoye sobre la mesa. No podía dejar de besarla. Era como una droga y me sentía incapaz de dejar de besarla.

- Vamos a desayunar Mike - me aparte un poco y le di un último beso antes de bajarla al suelo - Se van a enfriar las tortitas.

Nos sentamos a la mesa y desayunamos entre besos y caricias. El momento era perfecto. No quería que acabase nunca.
Era perfecta en todos los sentidos.

*Timbre sonando*

- ¿Quién es a estas horas? - pregunté.

- Seguro que las chicas, no saben nada de mí desde anoche, estarán preocupadas.

- Espera abriré yo. - me levanté de la silla y fui abrir la puerta. Efectivamente eran ellas. Entraron como dos cohetes hasta la cocina. Abrazaron a Sara como si hiciese años que no la veían. Eran buenas chicas.

Cerré la a puerta y un pie me lo impidió. Volví abrirla y ahí estaba Richard. Me alegré de verle y el también a mi. Me abrazo fuertemente.

- Hermano, ¿Estás bien? - me preguntó - En serio no se como entro anoche en mi casa ese desgraciado. No lo había invitado. No podría sabiendo que venía Sara. ¿Esta bien?

- Si está ahí dentro, anda pasa. - su rostro se tranquilizó al verla sentada con sus amigas en perfecto estado.

- Oh mi niña, estás bien, menudo susto nos diste anoche... - dijo Richard mientras abrazadaba a Sara.

- Estoy bien, no te preocupes Rich. Esta todo perfecto - me miró mientras dijo eso e hizo que me sonrojase. Cosa que el resto se dio cuenta.

- Eh... ¿Alguien va a decirme que está pasando aquí? - preguntó Carol.

- No es nada, solo que ya nos llevamos bien - respondí.

- ¿Bien? - se acercó Carol hacia Sara y girandole la cara con la mano, señaló una marca que tenía en el cuello. - ¿Y eso de donde ha salido señorita?

- ¡¡Mierda Mike, mi madre me va a matar!! - refunfuñó.

- No me di cuenta, perdona... Ya te lo taparas con maquillaje o algo.

- ¿Mike? ¿Como que Mike? - preguntó Richard - ¿Eso lo ha hecho Mike?

- Vale si, pesados - afirmó Sara, estaba roja como un tomate - Anoche hicimos las paces y se nos fue un poco de las manos.

- Por fin hablaste con ella hermano, cuanto me alegro - Richard me abrazada dándome palmaditas en la espalda. - Te ha costado decírselo eh...

- ¿Osea tú lo sabías Richard? ¿Y no me dijiste nada cuando te hablé de el? - preguntó Sara.

- ¿Le hablaste de mi a Richard? - mire hacia Richard - ¿Y no me dijiste nada cuando te hablé de ella?

- ¿Que queríais que hiciera? Os di muchas pistas y os dije varias veces que hablaseis el uno con el otro, que todo saldria bien y ninguno me hicisteis caso... - explicó Richard - No podía deciros que hablaba con los dos y que os moriais por estar el uno con el otro. Teníais que dar el paso vosotros mismos... que por lo que veo ya lo habéis dado.

Sus palabras hicieron que Sara se sonrojara y mi corazón latiese con fuerza. Me acerqué a ella y la abracé, besé su cabeza y sonreí.

- No hemos hablado mucho, pero ella ya sabe lo que siento... - hice una pausa para admirar su preciosa cara sonriente - aunque se lo tendré que explicar más detalladamente cuando tengamos un tiempo para hablar.

Toque con mi dedo la punta de su nariz y besé su frente. Ella me dió un abrazo y los tres empezaron a aplaudir como locos. Hicimos más desayuno y nos sentamos todos a la mesa. Estaba todo bien, risas, batallitas de Richard y mías cuando éramos críos y gamberradas que habían hecho estas tres juntas. Terminamos de desayunar y decidimos pasar el día en el jardín, al tener piscina aprovechamos para divertirnos un rato.

...

Narra Sara.

Llegó la noche y llegaron nuestros padres. Cenamos todos juntos y hablamos de cómo nos había ido el fin de semana. Ninguno dijo nada sobre nosotros dos. Habían sido unos días de locos, pero no podía decirle nada a mamá y menos a Óscar. Se volverían locos.

Terminamos de cenar y se sentaron en el sofá a ver una película. Fui a mi habitación y mientras subía las escaleras, mordí mi labio inferior mirando a Mike. Guiñándole un ojo sin que nos vieran. Subió detrás mío despidiéndose de ellos. Y nos metimos en su habitación, cerrando tras nosotros la puerta. Nos besamos como si no hubiera un mañana. Nos teníamos muchas ganas, pero tenía que ser todo muy discreto.
Me tumbo y comenzó a besar mi cuello. Agarré su espalda, invitándolo a acercarse más a mí. Seguimos con juegos y caricias. Era una maravilla, sentía demasiado placer. Iba a llegar al clímax, me tapó la boca para que no nos escucharan.

Caímos rendidos, sudados y exahustos sobre sus sábanas. Enseguida se quedó dormido y yo aproveche para irme a mi habitación. No podía quedarme allí y que nuestros padres nos encontrasen así. No me quiero imaginar sus caras al vernos en esa situación.

...

Me enamoré de ÉL (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora