Capítulo 30 "Confesion"

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Narra Sara.

Mike me salvo de aquel imbécil.
Si no llega a ser por el, no se que hubiera pasado. Creo que ha escuchado nuestra conversación así que no sé muy bien que le diré cuando lleguemos a casa.

Llegamos a una casa muy bonita a las afueras de la ciudad. Mike aparcó la moto y me ayudó a bajar de la moto. Caminamos en silencio hasta la puerta de aquella casa, que imaginé que sería de Richard o algún amigo. Saco las llaves de su bolsillo, las tenía ensangrentadas, abrió la puerta y entramos.

Dejo las llaves sobre la encimera y yo hice lo mismo con su chaqueta.

- Te traeré algo de ropa, para que estés más cómoda si quieres.

- Gracias Mike pero no quiero molestar, no quiero ensuciar ropa de nadie.

- No te preocupes, es ropa mía. No me importa... - afirmó.

- ¿Vas dejando ropa tuya en casa de tus amigos o que?

- No, solo tengo ropa mía en casa de mis padres y en la mía. - subió las escaleras en busca de algo de ropa.

¿En su casa? Entonces esta casa es suya ¿No? No sabía que tenía esta casa, por eso muchas veces no dormía en casa... A saber cuántas chicas habrán estado aquí antes que yo. Mike volvió, se había cambiado de ropa, me saco de mis pensamientos.

- Toma pontela, te vendrá grande pero no tengo tuyo aqui. - suspiro - No he tenido tiempo de traer muchas cosas todavía, así que es lo único que tengo.

- Girate, no me mires mientras me cambio - se sentó en un taburete al lado de la isla de la cocina de espaldas a mi - ¿Desde cuándo tienes esta casa Mike?

- Desde ayer por la tarde. Richard me ayudó a traer algunas cosas. Todavía no he tenido tiempo de estar aquí tranquilo. - hizo un gesto de dolor mirándose las manos.

- Déjame curarte, - me acerqué a él, me arrodille y sujete sus manos - ¿Donde está el botiquín?

- En el baño - fui a buscarlo y volví junto a Mike, me puse de pie frente a él dejando el maletín encima de aquella isla.- Si te duele avísame ¿Vale?

- Tranquila, no es la primera vez que me pasa. - sonrió, le miré y se cruzaron nuestras miradas. Se hizo el silencio por un momento.

Limpie la sangre seca suavemente con la gasa y suero. Curé la herida despacio y a toques con un desinfectante. Mike no se quejaba. Tenía que dolerle a rabiar pero se hacia el fuerte delante de mí. Aunque no le miraba podía sentir como sus ojos estaban clavados en mis labios. No hablaba y eso me ponía nerviosa. Sólo escuchaba el sonido de su respiración. Mi corazón latía con fuerza, tanta que creo que se podía escuchar perfectamente. Termine de curarle las manos, algo para sujetarle las vendas y acabado. A este ritmo voy a poder ser enfermera profesional.

- Mike yo...

- No me las des Sara, cualquiera hubiera hecho eso. - me interrumpió.

- No es eso, bueno si, pero es algo mas... - intenté continuar pero volvió a interrumpirme.

- Sara, está todo bien, no te preocupes... De verdad...

- ¡Joder Mike callate! - se quedó mirandome sin decir una sola palabra - Que lo siento, siento por ser una estúpida y mentirte con Nate, se que no fue buena idea, pero en ese momento no se me ocurrió otra cosa para darte celos... Luego apareció Mía y la que sintió celos fui yo y todo se empezó a torcer. No quiero que estés con Mía ni qui...

- Sara, Sara está bien vale tranquila. - me agarró de la cara y me miró a los ojos - ¿Crees que me olvidaría tan rápido de ti como para irme con otra mujer?

- Si... Lo has hecho con Mía.

- Mía es solo una amiga, con la que te veía que te ponías celosa y aprovechamos para hacerte rabiar... No hay nada entre nosotros - se rió - ¿Crees que no me moría de celos cada vez que te veía con Nathan?

Acercó su cara a la mía, nuestros labios casi se rozaban....

- ¿Que no tenía ganas de agarrarte y hacerme mía en todo momento?

Rozaba sus labios con los míos, provocándome para que le besara. Me acerqué hacia el, sentía su cuerpo completamente pegado al mío. Sus manos empezaron a recorrer mi espalda, bajando poco a poco.

- ¿Que no me moría de celos al ver cómo tocaba cada milímetro de tu piel?

Seguía bajando con las manos por la espalda, mientras me susurraba al oido.

- ¿Que no he deseado todas y cada una de las noches que hemos estado separados, que vinieras a mí y me dejaras hacerte mía una y otra vez hasta que tú cuerpo no pudiese más?

- Mike... - dije en un gemido, me estaba excitando demasiado, tenía muchas ganas de que me hiciese suya - Por favor...

- Pídemelo Sara... - me agarró del trasero, frotando su cuerpo contra el mío - Pídeme que te haga mía...

- Hazme tuya Mika... Por favor, te lo suplico. - suplique, necesitaba sentirlo ya de nuevo. No aguantaba más.

- Prometemelo...

- Si, lo que quieras Mike, lo que tú quieras.

- Prométeme que sólo yo podré tocarte - me susurró mientras me mordía una oreja.

- Te lo prometo, hazme tuya por favor... - volví a suplicar, estaba ansiosa, lo necesitaba ya, lo había echado demasiado de menos.

Me agarró del trasero y me cogió en brazos. Mis piernas se entrelazaron en su cintura provocando que todo mi ser estuviese completamente pegado al suyo. Me empotro contra la pared y nos besamos desenfrenadamente. Necesitaba esos besos como si fuese mi oxígeno para respirar. Los había echado tanto de menos... Le quite la camiseta y él me quito la mía, dejándome con los pechos al aire y solo con el tanga puesto. Se quito el pantalón hasta quedarse totalmente desnudo. Estaba muy excitado. Corona mano aparto el hilo de mi ropa interior, me sujetó con fuerza y metio su miembro dentro de mi llenándome por completo.

Esa sensación era indescriptible. Le había echado tanto de menos, que sería capaz de terminar ahora mismo con el mayor de los orgasmos de mi vida. Estuvimos un rato en esa posición. Me llenaba de besos por completo.
No dejaba de besarme la boca, el cuello, todo mi cuerpo.
En cambio yo le mordisqueaba las orejas, le acariciaba el pelo y le gemía el oído para volverlo loco. Iba a llegar al clímax, cuando me llevo hasta el sofá. Me sostenía en sus brazos y sin soltarme ni separarse un segundo de mi. Se sentó en el, de tal manera que quede encima de él. Ahora tenía yo el control de la situación.

Así que comencé a moverme, de arriba abajo, lento y suave. A hacer movimientos circulares con mis caderas. Quería volverlo loco. Seguía suave y despacio. Poco a poco, no quería que terminase tan rápido. Quería disfrutar al máximo de esta noche. Mordía mis pezones haciéndome gemir de placer. Se estaba volviendo loco, quería más y más deprisa, cosa que yo no cambiaba el ritmo. Se estaba desesperando.
Me cogió en brazos y me apoyo sobre el sofá. Mis rodillas tocaban el sofá al igual que mis manos. Cogió mis manos y me las puso a la espalda. Exponiendo de esta manera más mi trasero, dejandolo en la posición perfecta para que me hiciese suya. Agarró con una mano, mis manos a la espalda y con la otra mi cabeza al sofá. Continuó con el bombeo, empezó lento, luego aumento la velocidad. Estaba a punto de llegar al clímax, me quedaba muy poco.

- ¡Mike no pares, me, me...!

No pude terminar ni siquiera la frase, termine tan deliciosamente que no me salian las palabras. El término a la vez que yo. Pego su cuerpo al mío, tumbandonos los dos sobre el sofá, uno encima del otro... Nos costaba mantener la respiración, estábamos exhaustos.

- Te quiero Sara.

- Y yo a ti Mike.

- Ven a vivir conmigo.

¿Que? ¿A vivir con el? ¿Esta loco?

Me enamoré de ÉL (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora