*8 Meses más tarde*
Ya está todo preparado.
Mike y yo hemos llevado bien todo el embarazo. Digo ambos, porque Mike ha sido el que ha sufrido mis cambios hormonales. Me ha cuidado muy bien, se que iba a ser un gran padre. No ha dejado de mimarme en todos estos meses. Me ha ayudado a bañarme, a vestirme, me ha masajeado donde me dolía, ha cumplido todos mis antojos, hasta me ha puesto los zapatos como Cenicienta.Si, me ha tenido que ayudar con eso también. Me he engordado cuarenta kilos y parezco un globo a punto de explotar.
Encontré trabajo como secretaria en una oficina. Me viene bien porque hago algo de ejercicio de camino a la oficina y además estoy sentada la mayor parte del tiempo. Mike ya no trabaja en el taller. Se ha montado su propio negocio. Obvio, sobre todo lo relacionado con coches y motos. La verdad que estaba funcionando, no conocía a ninguna persona que supiera tanto sobre el tema como el.
Había quedado con las chicas y con Richard. Estaban ilusionados con la idea de convertirse en tíos. Nos habían ayudado mucho con las cosas del bebé. Ya teníamos todo preparado en su habitación, su cuna, su cambiador, su ropita... Todo estaba listo para su llegada. Que si, tenía que haber sido hace nueve días. Salí de cuentas hace nueve días exactos y no tenía intenciones de salir todavía. El médico me dijo que si no salía este fin de semana, me ingresarían para provocarmelo, así que sinceramente espero que salga ya.
Llegaron a casa Richard y las chicas.
Habían traído más regalos.- ¿Como esta mi persona favorita? - saludo Richard.
- Muy bien gracias por preguntar Rich.
- A ti no, le digo a mi bebé - mientras me acariciaba la tripa. - Es broma tonta, ¿Como estás?
- Tía, ¿No quieres que salga o que? - dijo Carol.
- Si pudiera, la sacaba ya mismo... No puedo más me duele todo. - Si, es una niña, una hermosa y preciosa niña.
Nos sentamos en el sofá y abrimos los regalos que me habían traído. Una mantita blanca con su nombre grabado, a juego con el carro negro y dorado que habíamos comprado. Ropita y zapatitos diminutos preciosos. Cremitas, jabones, pañales, vamos un arsenal para traer a un bebé al mundo.
...
Narra Mike.
Llegué a casa y estaban las chicas y Richard abriendo regalos para mis niñas. Entre en el salón y salude a todos. Fui a la cocina a preparar algo de beber para todos y que Sara no tuviese que levantarse. Tenía que descansar porque nos esperaban unos días bastante duros cuando llegase la pequeña.
Me abrazo por detrás cogiéndome de la cintura y pude sentir a mi hija dándome una patada en la espalda.- Sara siéntate yo me encargo, tienes que descansar.
- No te preocupes estoy bien cariño, ¿que tal el día? - dijo besandome. Dios estaba tan bonita, que yo la veía más preciosa ahora que cuando la conocí. Era perfecta, mi mujer perfecta.
- Bien cielo, ha sido un día duro pero hemos cerrado un contrato con una empresa de alquiler de coches y...
- Mike... - Sara me interrumpió, me estaba clavando las uñas en los brazos. - Mike... Recoge todo.
- Nena tranquila, cuando termine lo recogeré y limpiare todo no te preocupes
- ¡Que cogas todo que tú hija viene ya! - grito tanto que los tres vinieron corriendo. Había roto aguas y estaba toda mojada.
- Vamos Mike, vamos a coger las bolsas, chicas meteros con Sara en el coche. - dijo Richard.
Cogimos todo y nos montamos los cinco en la coche. Richard conducía y yo mientras llame a nuestros padres para que acudiesen al hospital. Llegamos y la ayude a bajar. Entramos dentro y la sentaron en una silla de ruedas. Nos pasaron a una sala en la cual conectaron a un montón de cables, Sara se retorcía del dolor, las contracciones eran muy dolorosas y no le habían puesto espidural, ya que estaba demasiado dilatada para poder ponérsela.
Después de unas horas, Sara dio a luz a nuestra pequeña. En ese momento descubrí lo fuertes y capaces que son las mujeres. Llevan durante nueve meses a un bebé dentro de ellas, dándole el oxígeno, el alimento y todo lo que necesita para sobrevivir quitandoselo a ellas mismas de su cuerpo. Soportan los cambios de humor, los antojos, los kilos de más, la incomodidad al dormir, los dolores de espalda y todo eso sin contar todo lo que viene a la hora del parto. Son capaces de aguantar tantísimo dolor por traer vida el mundo, que en cuanto cogen aquí el bebé frágil y pequeño en brazos se les olvida por completo todo eso y lo volverían a hacer una y mil veces.
Estaban preciosas. Sara muy emocionada, llena de lágrimas con nuestra pequeña pegada a su pecho. Me dijeron de cogerla en brazos y si lo hice, desabroché mi camisa y puse ese diminuto cuerpecito sobre mi pecho.
Haciendo piel con piel. Esa sensación fue la más hermosa que había tenido en mi vida. Mis ojos brillaban de emoción, por fin tenía a mi niña en mis brazos, sintiendo su calorcito, su piel, su pelito. Era preciosa. No quería que acabase ese momento nunca.
Las llevaron a la habitación y bajé a dar la noticia a todos, que entre lágrimas, abrazos y felicitaciones había mucha emoción en el ambiente. Fueron a descansar a casa para venir más tarde cuando Sara estuviese más tranquila.Subí de nuevo a la habitación.
Ahí estaba Sara, dándole pecho a nuestra pequeña. Me miró y me sonrió. Me acerqué a ellas. Besé la frente de nuestra hija y besé a Sara.- Mis niñas. Mis dos mujeres, mís dos mayores tesoros en este mundo. Juro que nadie os hará daño mientras esté aqui. Prometo cuidaros y haceros felices a ambas todos los días de mi vida. El amor de mi vida, mi Sara, te amo. - la besé con fuerza, me tenía completamente enamorado y después de lo que ha sido capaz, me había enamorado aún más de ella.
- Mi pequeña, mi Noa, mi dulce niña. Te amaré siempre, eres mi vida. - Acaricie su pequeña cabecita mientras Sara apoyaba su cabeza en mi pecho.
Era el hombre más feliz del mundo entero.
...
F I N
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Me enamoré de ÉL (Terminada)
RomansaSara una chica joven vive con su madre en Madrid. Su padre las abandono cuando ella era pequeña y se crió sola con su madre. Es hija única, no tiene hermanos, aunque tiene dos amigas que son como hermanas para ella. La madre de Sara lleva un tiempo...