Epílogo

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Por mucho tiempo

creí que el destino

era algo que

te encontraba y perseguía,

durante toda tu vida.

Una y otra vez.


Pero resulta que no es así.

El destino no está predeterminado.

El destino lo hace uno.

Todos los días,

con cada elección,

con cada acción,

uno hace su propio destino.


Mi destino es hacer algo bueno con lo que me tocó.

Aceptar mi inmortalidad

y poder hacer algo bueno con ella.

Ayudar a alguien cuando cae,

Eso es lo que elijo.


Y, tal vez, lo más importante de todo...

Lo único que hace calmar a mi alma,

es que mi destino nunca fue estar sola.


Tengo un equipo de maravillosas personas conmigo.

Ellos son mis compañeros, mis amigos, mi familia.


El origen de nuestra inmortalidad,

el motivo y el momento en que esta finaliza,

continúa siendo un misterio.


Pero hay algo que sí sé.

Y eso es que no estamos hechos para estar solos.

Nadie está hecho para estar solo.

Todos necesitamos alguien con quien poder ser.


¿Solos?

Solos caminamos esta tierra en silencio.

Pero, ¿juntos? ¿como equipo?

Juntos podemos hacer mucho ruido.

A million ways to dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora