Doce

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Los recuerdos de Andy mostraron a Quynh en el desierto. Sola y sin nada. Quynh se había dado por vencida y eligió esa manera para lidiar con su dolor. Quería que el desierto pudiera terminar con ella de una vez por todas, que de tanto morir pueda hacerlo definitivamente.

Andy había tenido conversaciones sobre Quynh con Lykon, pero él no soñaba con ella. Sólo había soñado con su primera muerte, y luego los sueños para él se habían detenido. Ninguno de los dos entendía el motivo y cómo ella no podía descifrar dónde estaba Quynh, no podían ir por ella. Hasta ese momento. Ver que la otra mujer se había dado por vencida y se estaba sometiendo a ella misma a quedarse en medio del desierto, la hizo activar. Era hora de encontrar a Quynh.

Tengo que ir por la mujer de mis sueños, ella se ha dado por vencida con la vida y no puedo permitir que eso suceda. — Informó Andy a Lykon. — ¿Quieres venir conmigo o te quedas? — Le dio a elegir.

Esta guerra continúa, no puedo irme antes de que termine, no quiero abandonar a los demás soldados que pelean conmigo. — Respondió él.

Lo entiendo. — Asintió ella.

¿Volverás? — Pidió saber él, con algo de temor porque nunca se habían separado desde que se habían conocido.

Por supuesto. — Aseguró ella. — Una vez que la encuentre, vendremos a buscarte. — Le dejo saber.

¿Y cómo me encontrarás? El mundo es grande. — Dijo él, todavía algo intranquilo con la situación.

Sencillo, te encontraré donde quiera que esté el ejército de Alejandro Magno. — Dijo ella con seguridad.

Te amo hermana. — Dijo él y la abrazó con fuerzas.

Yo también te amo hermano. — Dijo ella, correspondiendo el abrazo aún con más fuerzas.

Andy se despidió de Lykon y se fue en búsqueda de la mujer de sus sueños. Ella había podido identificar una de las últimas ciudades donde la otra mujer había estado, ya que en uno de sus sueños había dicho el nombre: Turkestán.

Fue hacía esa ciudad, y una vez allí averiguó cuál era el desierto más cercano.

Después de varios días de recorrer el desierto y morir deshidratada una vez, decidió dejar a su caballo en un oasis que encontró y continuar a pie. Ella no quería someter a su caballo a morir. Ella podía revivir, su caballo no.

Continuó recorriendo el desierto a pie. Murió un par de veces más por deshidratación, por insolación y por hambre. Pero finalmente encontró a la mujer de sus sueños.

La mujer estaba acostada en la arena y estaba dormida. Andy la despertó. Se miraron por un largo rato en completo silencio, hasta que Andy le ofreció su mano para ayudarla a ponerse de pie.

Soy Andromache the Scythian. — Se presentó Andy.

Soy Quynh. — Se presentó Quynh.

Vamos, creo que nos va a venir bien a ambas salir del desierto. — Propuso Andy.

Andy comenzó a caminar y a los segundos Quynh se unió a ella. Caminaron lado a lado.

— Andromache me salvó ese día. — Dijo Quynh, emocionada al observar el recuerdo. — Pensaba que estaba loca, que mis sueños no significaban nada. Y de pronto apareció ella, y sabiendo hablar vietnamita antiguo. Creí que era una diosa. — Relató, necesitando expresar sus emociones.

A million ways to dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora