Dos

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Llegaron a la ciudad de Aberdeen y se dirigieron al hotel donde Copley los estaba esperando.

Mientras Booker se daba una ducha, todos comenzaron a hablar sobre lo ocurrido e intentaron hacerla hablar a ella. Pero ella no podía reaccionar, todavía estaba demasiado shockeada por todo lo que había pasado hace apenas unas horas atrás.

Quynh estaba viva. Ella había sobrevivido a su prisión del océano y de algún modo se había salvado a sí misma. Andy no había podido salvarla, y se odiaba a sí misma por eso. Ella tendría que haberlo logrado, tendría que haber insistido más, tendría que haber...

No valía la pena continuar reprochándose las cosas que no podía cambiar. Quynh estaba viva, estaba de vuelta... y estaba diferente. Había una furia irreconocible en ella, y aunque Andy podía comprenderla en alguna parte de su alma, no podía reconocerla. Y le daba miedo lo que todo eso podía llegar a significar.

— Es hora de hablar. — Dijo Nicky, llamando la atención de todos.

Booker acababa de salir del baño, ya seco y cambiado con ropa limpia.

— Cuéntanos qué fue lo que pasó. — Le pidió Joe a Booker.

— Un día llegué al departamento donde estaba viviendo, en París, y Quynh estaba allí. — Comenzó a relatar Booker.

Booker les contó todo lo que había ocurrido durante el mes que Quynh lo tuvo secuestrado. Quynh estaba llena de locura y furia, quería destruir todo lo que estaba a su alcance y vengarse del mundo por el destino que había sufrido bajo el océano.

Además, de alguna forma había conocido a la doctora Kozak y le había estado permitiendo hacer experimentos sobre la inmortalidad con él. Por eso, el guardia al que Nicky le había disparado no había muerto. Igualmente, hasta donde Booker sabía, no habían logrado poder transferir y reproducir la inmortalidad a otras personas, ni averiguar su origen ni la forma en acabarla. Simplemente habían logrado hacer un suero que permitía que los poderes autoregenerativos de la inmortalidad duren en los mortales un par de horas. Incluso eso era a veces peor, ya que luego de unos días de haber tenido ese poder, morían repentinamente.

— ¿Qué vamos a hacer? — Preguntó Booker a Andy.

— No lo sé. — Admitió ella, sin todavía poder asimilar todo lo que había ocurrido

— Hay que detenerla. — Dijo Nile con convicción.

— ¿Y cómo dicen de detenerla? — Preguntó ella. — Quynh también es inmortal. — Les recordó.

— Inmortal o no, hay que detenerla. — Insistió Nile.

— Tal vez no puedan matarla, pero pueden frenarla. — Agregó Copley, interviniendo.

Andy sabía lo que eso significaba, querían atraparla y encerrarla. Esa era la única manera en que se podía detener a una persona inmortal. Ella no podía aceptar eso. Quynh ya había sufrido mucho tiempo encerrada, ella no podía condenarla a más de lo mismo.

— No, no podemos encerrarla. — Negó ella.

— Pero Andy, es la única manera. — Dijo Nile, concordando con Copley.

— No podemos hacer eso, no después de todo lo que ya sufrió estando encerrada. — Justificó ella su postura.

— Pero ahora es el mundo el que sufre Andy. — Dijo Nicky tristemente.

— Y nos está poniendo en peligro, Kozak no nos va dejar en paz al menos que detengamos a ambas. — Agregó Booker.

— Hay que detenerlas. — Coincidió Joe con los demás.

A million ways to dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora