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—Me temo que esta llegando la hora de tener que despedirse de su escuela, alteza

—¿Despedirme?

—Muy pronto terminará el año escolar y no puede seguir yendo a esa escuela, ha cumplido los diecisiete y debe comenzar a prepararse para heredar la corona, no tendrá tiempo de asistir a la escuela, sus días seran mucho mas ocupados ahora

—Estoy segura que podemos encontrar un balance entre mis tiempos, no es necesario tener que dejar la escuela

—Lo lamento princesa, pero no podemos asegurar que el horario que se acople a sus clases sea beneficioso para usted—agache la mirada—no tiene por que sentirse mal, continuara sus estudios con profesores particulares

—Lo sé, pero la escuela era la unica manera de sentirme una persona normal

—Estaba enterada de todo esto desde un principio, no puede negar que no tuvo tiempo para mentalizarse—suspire

—Supongo que tiene razón—lo miré—gracias por avisarme

—No tiene que agradecer—sonreí débilmente—con su permiso, tenga buena tarde

—Igualmente

Mire el cielo a traves de mi ventana y pense en todo lo que cambiaría mi vida durante los siguientes meses, mis dias serian aun mas ocupados que ahora y perdería lo unico que me hacia sentir una persona mas del montón. Solte aire por la nariz y arregle mi cabello intentando dejar de pensar en esas cosas que comenzaban a cansarme día tras día.

—Alteza, sus familiares han llegado para la celebración del cumpleaños de la señorita Carolina—gire mi cabeza

—Gracias por la información, bajare enseguida—sonreí amablemente y me levante del sillón

Baje las escaleras y tome el caminó hacia el patio, tomándome un momento para observar las pinturas que se encontraban en los pasillos del palacio. Llegué junto a mi familia después de unos minutos y saludé a cada una de mis tías maternas y a sus hijas.

—Es agradable tenerlas aquí, me alegra que se animaran a venir

—Debo admitir que lo pensé un poco al pensar que estaria tan fuera de lugar en un palacio como esté, pero poder ver a mi familia me convenció de venir—sonreí por las palabras de mi tia Raquel, a pesar de todo siempre apoyaban a mi madre y que su sobrina fuera la heredera no seria ningun impedimento

—Nosotros estamos encantados de recibirlas

—¿Como estas tú?, son muchas cosas que procesar para una adolescente—mire a mi tía Grecia y abri la boca para responderle antes de que su hija me interrumpiera

—A menos que tú no te sientas capaz de llevar una carga como esta, prima

—Barbara—su madre la regaño. Sonreí ocultando mis ganas de responderle con un comentario poco educado

—Estoy perfectamente tía, los días pueden ser algo pesados pero al ser una persona tan importante...—mire de reojo como mi prima bufaba—...es normal que eso pase

—No me gustaría estar en tu lugar, no podría, es un trabajo genial, pero agotador, te admiro por poder con esa carga—sonreí de nuevo y mire a la hija de mi tía Raquel

—Gracias, Vanessa, aprecio que tengas en cuenta eso

—Tia, ¿Por que este lugar es tan aburrido?, todos esos muebles viejos y esos cuadros de personas muertas son espeluznantes, ¿No les gustaria hacer un remodelación?

—Bueno...—mi madre se removió incomoda

—No, Bárbara, no hay necesidad de hacer ninguna remodelación a un lugar que tiene una historia de hace siglos, todos esos muebles viejos valen millones y esas personas muertas son mis antepasados que formaron parte de la familia real Mexicana, antiguos indigenas que forman parte de la historia del país, personas importantes que llevaron a México a lo que es hoy—respondi a su pregunta lo mas amable que podía ser

—Solo era una simple sugerencia, tranquilizate

Aprete los dientes, alguien tenia que callarla antes de que la corriera de mi hogar.

—Oye Barbara, ¿Cuando te haras tu retoque?, comienzan a verse tus raíces de tu color natural de cabello—Carol sonrió inocentemente mientras nuestra prima la miraba molesta por su comentario

—Bueno, ¿Por que no pasamos a comer?, nuestro chef preparo un menú especial por el cumpleaños de Caro—mamá interrumpio la conversación que pronto se habria convertido en una discusión

—Me parece perfecto, despues de todo por eso nos reunimos

—¿Pueden traer los platos, por favor?

—Por supuesto señora

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A pesar de implorar por que este día no llegará, terminó llegando y hoy seria el último día de clases en una escuela normal, para mí. Escuché al director dictar su discurso de fin de año desde mi asiento en el auditorio mientras miraba a mis compañeros a mi alrededor, probablemente seria la última vez que los vería.

—Me entristece la idea de que muy pronto, muchos de ustedes tendrán que dejar el plantel para comenzar con una nueva etapa de sus vidas, no importa cual sea su pasión o su profesión, siempre sean los mejores en su sector, ya sea un gran medico, un gran abogado o una gran lider...—me miró un segundo con una sonrisa en su rostro. Sonreí conmovida mientras sentía mis labios temblar—...estoy seguro que en algun momento los miraré y me sentiré orgulloso de saber que ustedes, fueron mis mejores alumnos, feliz fin de curso—finalizo con su icónica sonrisa de siempre

El auditorio se inundó en aplausos por parte de mis compañeros y de los profesores que se encontraban ahí. No pude soportar mas y salí del auditorio antes de ponerme a llorar por tener que dejar lo poco que me quedaba de mi vida como plebeya...

—Nos entristece que nos tenga que dejar, alteza, pero entendemos que tiene asuntos mas importantes que resolver debido al papel que ejecuta

—A mi también me entristece tener que dejar esta escuela, siempre sera parte de una de las mejores etapas de la vida, la recordaré con mucha nostalgia

—Fue un gran honor tenerla con nosotros—se levantó de su silla—aunque ahora la tengamos que ver marchar

—Gracias por todo señor Santos

—No tiene nada que agradecer, alteza—me reverencio

Sonreí y me di la vuelta para poder comenzar a caminar hacia la salida, cada paso que daba me hacia recordar todos aquellos momentos que habia pasado en estos pasillos, asi fueran buenos o malos siempre estarían en mi memoria.

Al salir mire por ultima vez la escuela y no pude evitar suspirar, era hora de terminar un ciclo y comenzar uno nuevo, mi caminó a la corona.

—Es la hora de irnos, alteza

—Por supuesto

Era momento de decirle adios.

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