Capítulo 30

683 112 31
                                    

Después de lo ocurrido en el cuarto, Sunwoo no insistió más con el tema pues había notado que Haruto realmente no quería hablar de ello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de lo ocurrido en el cuarto, Sunwoo no insistió más con el tema pues había notado que Haruto realmente no quería hablar de ello. Para el japonés, esto había sido un alivio, no obstante, aún ansiaba desahogarse. Quería decirle la verdad, quería contarle todo aquello que lo atormentaba.
Necesitaba que su ángel lo escuchara, lo ayudara y lo salvara.

Esa tarde, los cuatro chicos habían decidido ir a una dulcería cercana ,con permiso de los adultos, claro está.
Sunwoo y Haruto estaban muy juntos para el gusto de Sunoo, el cual los miraba con recelo desde su lugar, mientras caminaban. Iban tomados de la mano, conversando alegremente.
Niki observaba al mayor a su lado muy entretenido. Le recordaba mucho a Nicholas.

-¿Estarán saliendo?- le preguntó el coreano

-Yo creo que sí- bromeó, disfrutando la mueca aterrada que se dibujó en el rostro del chico.

A los pocos minutos entraron ansioso en la magnífica dulcería. Si bien los gemelos estaban familiarizados con el local, no podían evitar emocionarse por entrar después de tanto tiempo.
La tienda era de color rosa y amarillo pastel, con estanterías llenas de todo tipo de dulces que podrías imaginar. Chocolates, gomitas, caramelos ácidos, dulces de todos los sabores, entre otros.
No había demasiada gente, así que pudieron contemplar el lugar con facilidad, habían varias cosas nuevas desde la última vez que los Kim habían ido.

-Hola chicos- dijo una chica desde el mostrador

-¡Jisoo Noona!- exclamaron los gemelos, corriendo hacia ella. Jisoo sonrió, feliz de verlos

-Hace mucho que no nos veíamos noona- dijo Sunwoo

-De eso no hay duda ¡Están muy grandes!- rió- ¿Cómo han estado?

-Muy bien- contestó Sunoo

-Quienes son sus amigos- les preguntó moviendo la cabeza en dirección a los japoneses, quienes contemplaban aún el lugar, igual que dos niños pequeños.

-Soy Haruto, un gusto- dijo el chico haciendo una reverencia. La chica mantuvo su sonrisa

-El gusto es mío- respondió- ¿Y tu? ¿Cómo te llamas?

-Soy Niki- dijo algo tímido. La chica rió con ternura y lo miró, transmitiéndole confianza.

-Es un placer conocerlos chicos, este par de bebés no me habían presentado a ningún amigo antes- les desordenó el pelo a ambos

-¡No somos bebés!- exclamaron al unísono

-Que miedo...- murmuró la chica divertida- En fin, tengan- le dio a cada uno una bolsa blanca con el logo de la tienda- Tomen todo lo que quieran, yo invito- les guiñó un ojo y los chicos sonrieron en grande. Al instante corrieron a llenar aquellas bolsas con todos los caramelos posibles.
Jisoo los miraba desde su lugar, riendo enternecida.

Al cabo de unos minutos regresaron al mostrador con las bolsas repletas de dulces de distintos tipos, sabores, colores y tamaños

-Mucha gracias noona- dijo Sunwoo

Dancer.- SunKiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora