Capitulo 11: Insignia del Cuervo

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En la Agencia, el personal de seguridad buscaba desesperadamente a cierto rubio que desapareció sin más luego de hablar con Hyrik. Su escolta dijo que pidió permiso para ir al baño y no volvió a verlo. Al principio creyeron que Iron Hell había irrumpido y se llevó al muchacho pero todos vieron aliviados cómo Castel bajaba al patio del complejo, montado sobre una de sus burbujas.

—¡¿Qué hiciste qué?! —exclamó Hyrik entre sorprendido y enojado. Castel había estado esquivando el tema hasta que tuvieron que abordar nuevamente el jet para seguir con la búsqueda.

—Le declaré la guerra a Cyberex, hasta destruí uno de sus cuerpos aunque era muy débil —comentó el rizado siendo el centro de atención—. Descuiden, no dije nada de la Agencia o de ustedes, pero así ya no podré traicionarlos... ¿verdad Krieg?

El hombre no respondió y simplemente caminó hacia su asiento. Al contrario los demás continuaron interrogando al rubio, siendo Hyrik el más molesto.

—No puedes salir así, mucho menos ir con el enemigo —lo regañó mientras Castel cubría su rostro con la capucha de su buzo.

—¿Cómo fuiste y viniste tan rápido? —le pregunta Nathaniel curioso.

—¿Es en serio? ¿Tú? —cuestionó Arasu, no podía creer lo que estaba escuchando.

—Vuelo con mis burbujas —respondió subiendo y bajando los hombros.

—Más burbujas —murmuró arqueando una ceja, sin embargo debía aceptar que Castel fue muy cauteloso. Nadie más aparte de él se dio cuenta de su ausencia hasta que fue demasiado tarde.

—¡Silencio! —Hyrik calló a todos para luego agregar—. Castel, estás castigado como Yasser. Ninguno de los dos va a participar en el reclutamiento que queda —les digo con una voz autoritaria.

—¡¿Castigado?! No soy un niño y no son mis padres.

Castel frunció el ceño y ya no habló con nadie más, por otro lado los otros tres Caídos no sabían qué iba a hacer Hyrik ahora que Krieg no estaba en condiciones para el reclutamiento. Aunque el Agente ya tenía un plan B.

—Yo me encargaré de reclutar a Yamato.

—¿Estás seguro?

—Nathaniel me acompañará, pero antes... Supongo que querran ver sus nuevos trajes —el cambio de tono y actitud de Hyrik dejó a los demás confundidos, sin embargo más de uno de ellos estaba interesado.

—¿Trajes? —repitieron Castel y Nathaniel al unísono.

—Estuve muy ocupado desde que llegamos y me tomé la libertad de escoger sus trajes de acuerdo a sus estilos —agregó al entregarles una caja a cada uno. El Justiciero de Negro tomó aquella caja, y si alguien más la sostuviera, le pesaría lo suyo, pero no a él—. Para Yasser: la armadura Berserker. A pesar de ser un súper soldado, es el más normal si lo comparamos con el resto, sin ofender Yasser —el mencionado no dijo nada, más allá que abrió la caja.

La armadura Berserker seguía siendo un prototipo y estaba destinada para los soldados más aptos físicamente y habilidosos. Y es que su función especial era lo que lo volvía único

—Esta puede absorber 50% de la energía cinética de cada impacto que recibas, reservarla y liberarla —Explicó el detective—, lo malo es que, si recibes un disparo en un calibre considerable, sentirás que un mazo te golpeaba en el pecho... Pero lo bueno es que tú fuerza física y la falta de sensibilidad al dolor harán el resto.

Los demás observaban el traje con atención, parecía una armadura hecha por placas que estaban realizadas de un cristal muy negro que no deja ver nada, abarcando desde la altura de las costillas, subiendo hasta llegar por arriba de los codos, con correas marrones y varios compartimentos en el pecho. Luego las piezas aparte iban en los antebrazos y guantes (rojos y negros respectivamente), y ambos de estos tienen unos minúsculos botones en el costado del dedo índice.

Iniciativa Caídos: Ciber-Amenaza™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora