Capitulo 26: El Ascenso del Dios

345 140 149
                                    

El primero en recibir la visita de Samir fue Himeya, quien se encontraba recostado en una cama lo suficientemente cómoda para que su cuerpo herido pudiera descansar. Sin embargo, desde que despertó, se mantuvo mirando el techo de la habitación. Había terminado con múltiples fracturas, golpes y rasguños por la pelea, sin mencionar que recibió un ataque de su misma energía. No fue desintegrado por el calor debido a su resistencia mejorada, sin embargo ver aquel cadáver dentro de Cyberex lo afectó más de lo esperaba.

Se preguntaba quién era en vida y también le fue inevitable pensar que él tal vez el podria terminar de esa manera si enfrentaba a Cyberex nuevamente.  

—¡Descanse, soldado! —Samir alzó al voz al entrar a la habitación. Himeya sólo lo miró por unos segundos y regresó la vista al techo—. ¿Cómo te sientes? —insistió el hombre al acercarse a la cama. 

—No siento nada...

—Vi tu pelea contra Cyberex, note que tenias un estilo de pelea muy agresivo, ¿así entrenan los soldados de hoy en día?

—Me entrenaron los tibetanos de los Himalayas desde los 5 años, y estar en el ejercito solo fortaleció mas este estilo de lucha

—Por lo que vi no es suficiente para derrotar a ese androide.

—Tal vez tenga que improvisar otras cosas. Ahora vete, necesito descanzar

La respuesta hizo que Samir haga una mueca. Cuando conoció al castaño, su personalidad era completamente diferente y ahora parecía apagado, vacío. 

—Himalaya es un hermoso lugar. Bueno, Arasu ya está de pie y era el más grave, estarás bien. 

—Ya lo se... —respondió el joven, por lo que Samir decidió dejarlo descansar, Himeya estaba perdido en sus pensamientos y no conseguiría nada con él en ese estado. 

—Esto no me gusta —se dijo a sí mismo mientras buscaba a los otros Caídos. 

A pesar de no recibir tanto daño, Matías permanecía dormido. Samir entró a la habitación, las luces estaba tenues y Matías seguía conectado a las vías, su brazo izquierdo se encontraba totalmente vendado. Parecía estar inducido en un coma. Krieg solía estar en la habitación de Castel observando como iba su recuperación así que decidió empezar por allí, sin embargo Yasser no estaba, aunque al que si encontró fue a Black Fox sentado en una silla a lado de la camilla del rubio con sus pies encima del asiento y sus rodillas cerca de su pecho.

—¿No te hace daño a tus heridas sentarte en esa posición tan extraña? —preguntó Samir llamando la atención del pelinegro.

—Lo siento, es la costumbre —contestó bajando los pies mientras su rostro revelaba una mueca de dolor ante el movimiento.

—¿Dónde está Krieg? Suele pasar mucho tiempo aquí —cuestionó el Dios Caído.

—Se fue hace unos momentos, yo no lo buscaría ahora mismo, parecía molesto —le advirtió Nathaniel.

—Demonios, ¿cómo diablos haces para que ese tipo se mantenga en un lugar durante más de 5 minutos? —preguntó Samir sarcásticamente.

—Me mantengo callado, eso suele funcionar —se limitó a responder el caminante de las sombras para luego dejar espacio al silencio.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó por fin el mercenario.

—Aún duele, pero la extraña medicina de la Agencia parece curarme más rápido —respondió el joven.

—No hablo solo de eso —a diferencia de Himeya, Fox no hablaba con regularidad, Samir quería aprovechar esta oportunidad—, pareces pensativo, se que estás preocupado por Castel, pero creo que guardas algo más —nuevamente el silencio reinó durante unos instantes.

Iniciativa Caídos: Ciber-Amenaza™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora