𝐴 𝑑𝑜𝑠 𝑏𝑎𝑛𝑑𝑜𝑠 - 𝐼𝑛𝑡𝑒𝑛𝑎𝑏𝑜

5

John, quién acababa de llegar al despacho de Johnny, se encontraba sentado de brazos cruzados, y nervioso por dentro, pero nunca por fuera.

-Y bien? A qué se debe tu visita John? -Dijo Johnny fumándose un puro. -Ha pasado algo importante?

-No señor, es un tema mas bien personal. -Johnny miró al pelinegro con una ceja alzada, apagó el puro y curioso se sentó en su gran silla. -Es sobre su sobrino. -Johnny rio.

-Esa putita no sabe hacer su trabajo bien verdad? Ya sabía yo que debía probarlo de verdad yo mismo, aunque con la cantidad de clientes que ganamos me extraña. Qué ha hecho mal? mamarla? m-

-No no no! Todo lo contrario. -El mayor no dijo nada. John suspiró. -Me gustaría llevármelo conmigo.

-Y eso se debe a...?

-Su hijo me gusta mucho señor.

-Para qué para follar?

-En todos los sentidos.

-Con que te has enamorado de ese inútil...

-Sí señor, mucho, por eso quería venir a pedirte el permiso de llevármelo conmigo.

-Me temo que eso no será posible John. -Este se cruzó de brazos. -Si él se va, no sabes la cantidad de dinero que perdería.

-Yo se lo puedo pagar, puedo hacer trabajos extra sin cobrar o cualquier cosa, pero de verdad le quiero, me gustaría que se viniese conmigo.

-Hay otra cuestión, ya tenía planeado vendérselo a Pol, el líder de una de las mafias con las que tenemos negocios, supongo que ya sabes de quienes hablo.

-No puedes venderle a Pol, ese tío es un capullo. -Dijo clavándose las uñas en sus manos inconscientemente. -Lo podría llegar a matar.

-Pero el dinero que me da por él es otra cosa. -Sonrió de medio lado, mientras John estaba frustrado, no iba a permitir que eso sucediese, lo juraba por su vida de mierda que eso no iba a permitirlo, y daría lo que fuese por que fuese así.

-Cuanto le da por él?

-quinientos mil en efectivo. -John hizo unos cálculos y a los pocos segundos respondió:

-Yo le doy quinientos cincuenta mil, le doy más dinero y le cuidaría, no como ese descerebrado.

-Lo que hagáis con mi sobrino me da igual, pero si insistes así.... -El mayor pensó durante unos segundos. -Seiscientos mil y te lo doy ahora. -John asintió, y Johnny le tendió la mano. -Un placer hacer negocios con usted John, pero le aviso de que ahora no está en muy buenas condiciones, ha tenido que hacer "trabajos extra" -Johnny rio, mientras el otro se quedó callado.

-Me dice dónde está?

-En el sótano, te acompaño.

Ambos salieron del despacho en silencio, y de iguales formas caminaron hasta la mugrienta habitación del rubio, quien se encontraba llorando y dando pequeños grititos en su cama, esto se oía desde fuera, a John se le encogió el corazón, pero como no, a Johnny no le importó una mierda, y abrió la puerta de golpe; Gustabo se asustó y se tapó entero con la manta.

-Otra v-vez no porfa-por favor. -Dijo entre sollozos

-Gus... -Dijo John suavemente acercándose, Gustabo rápidamente se destapó, y casi lleno de sangre se abalanzó al pelinegro. -Gustabo! Qué ha pasado! -El rubio solo sollozaba en su hombro.

-Tanto estas enamorado de él ni un beso le has dado aún. -Dijo Johnny observando con asco. Quería ver que todo lo que el pelinegro le había dicho era verdad.