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El pelinegro terminó de ducharse, no había dormido nada, pensando si su ojiazul ya estaría ya a salvo. Johnny no le cogía las llamadas, y no tenía el número de Pol, asique optó por ir lo más temprano posible.

Se tomó de golpe una taza de café, y cogiendo sus pertenencias salió de la casa.

En menos de diez minutos llegó a casa de su "jefe" Llamó a la puerta, siendo abierto por los mismos guardias de siempre.

-Buenos días John, Johnny me avisó de su presencia

-Johnny? Pero si no le he dicho nada

-Se lo intuía. Sígame, está en su despacho. -Asintió, y siguió a dicho hombre, que por cierto, ya  tenían vigilado, y en pocos días, manipulado.

Ambos llegaron al despacho, tocaron la puerta, recibiendo un "adelante" por parte de Johnny.

-Buenos días John, agente, puede retirarse.

-Hola Johnny, sabes algo de Gustabo?

-Dejemos a mi sobrino para lo último, no merece tanta atención....Ven, siéntate, hablemos un rato. -El pelinegro se sentó en la cómoda silla en frente de Johnny. -Cómo has dormido? Te veo mala cara

-No he dormido, no podía, tú? Cómo estás? -Dijo tratando de tener buena educación, a fin de cuentas, gracias a él habían encontrado a Gustabo... O eso creía.

-He estado muy preocupado por mi sobrino la verdad. -Suspiró. -Pero es igual, dónde está Andrew?

-Creo que venía en quince minutos.

-Perfecto, ya sabes que en media hora es el trato, estás preparado? 

-Claro. -El mayor se encendió un puro

-Supongo que sabréis lo que tenemos que hacer en caso de que la policía aparezca no? -Asintió, dirigiendo su vista a una foto específica del escritorio

-Es Gustabo no? Puedo cogerla?

-Sí sí. -John la cogió. En ella se veía al rubio sonriendo en una piscina, con aparentemente 4 o 5 años. -Era hermoso, bueno, lo sigue siendo. 

-Lo es, mucho

-Ese brillo en los ojos, se le borró a medida que los años pasaron, pero contigo, ese brillo a vuelto, te lo agradezco John. -Este sonrió sin dejar de observar la foto.

-Cómo era antes?

-Bueno, antes del accidente, él era el niño más travieso del mundo, hacía bromas y pintaba las paredes, qué esperar, tendría 5 años... -Rio al recordar. -El no era consiente de la toxicidad en su casa, sus padres le manipulaban para que se callase que ellos le pegaban siempre le dijeron que fue un error. Me di cuenta un día que fui de sorpresa a su casa, ese mismo día ocurrió el accidente, les oí hablar en el jardín sobre ello, Gustabo estaba metido en el coche por lo que no oía... Y después del accidente, cuando le conté lo que pasó, fue más dependiente de las personas, sobre todo de mí, al parecer buscaba en mí el cariño que no le dieron sus padres... Cuando le tuve que mandar al club por temas económicos, empezó a guardarme rencor, pero nunca dejó de quererme, por mucho que le haya tenido que hacer, nunca dejará de quererme, eso lo tengo claro...

-Y por qué lo mandabas al club? Tienes mucho dinero, no necesitas más, espero no incomodar con la pregunta, no es necesario que la contestes.

-No tranquilo, estamos en confianza... Verás, yo pensé que no sería bueno mandarle a la escuela, tenía demasiados traumas y me daba miedo que se los pudiese contar a otros niños de su edad, en ese momento tendría seis o siete años... Por lo que decidí comenzar a criarlo por mi cuenta, le enseñé lo básico, y cuando cumplió quince, comenzó a trabajar en el club, necesitábamos empleados, ya que los anteriores o se habían retirado, o la clientela no quedaba satisfecha, y metí a Gustabo, era bonito, y estaba bueno, al igual que ahora. -Suspiró. -Quise quitarlo al verlo pasar mal pero no podía, me quitarían el club, esa era la fuente más grande donde traficaba con droga, era en donde más sacaba dinero, y si Gustabo se iba, el club a la mierda.

𝐴 𝑑𝑜𝑠 𝑏𝑎𝑛𝑑𝑜𝑠 - 𝐼𝑛𝑡𝑒𝑛𝑎𝑏𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora