𝐴 𝑑𝑜𝑠 𝑏𝑎𝑛𝑑𝑜𝑠 - 𝐼𝑛𝑡𝑒𝑛𝑎𝑏𝑜

29

Gustabo y John se encontraban en la cocina, desayunando un tazo de cereales, hablando y picándose, como todas las mañanas.

-A qué hora te vas viejo?

-Cuando dejes de llamarme viejo

-entonces no paro, viejo

-Capullo... -Rió -Sobre las seis

-Y cuando vuelves?? -Dijo, terminándose la ultima cucharada de cereales, para luego beber la leche del cuenco

-No lo sé, intentaré hacerlo pronto

-Vale. -Dijo, limpiando su boca con una servilleta. -Dormiste bien?? Te noto cansado

John le miró. -Si si, tranquilo. -Mintió, en realidad había estado toda la noche dándole vueltas al asunto de mañana, y al de Gustabo, como su pequeño pudo haber sufrido tanto...

-Tú qué harás? -Gustabo pensó en si decirle o no la verdad...

-No lo puedo contar. -John le miró confuso

-Y eso? -Gustabo se mordió el labio, y se alzó de hombros. -Venga, sabes que me lo puedes contar todo.

-Bueno... Mi tío me dijo de ir a su casa hoy, pero me dijo que no te dijese nada. -John apretó su mandíbula

-Es peligroso, aún no sabemos quien fue el que te secuestró, pudo haber sido uno de los suyos, y que tu tío no se hubiese dado cuenta, lo siento muchísimo pero no vas a ir

-Pero-

-Pero nada Gus, es peligroso

-No eres mi padre para decirme lo que tengo o no tengo que hacer!

-Es por tu bie-

-Ya soy adulto y puedo hacer lo que quiera con mi vida! -El rubio, enfadado, se dirigió a su cuarto, y cerró la puerta de un portazo.

John suspiró y echó su cabeza para atrás, agarrándose con sus dedos el puente de la nariz.

Se levantó a recoger la cocina, ya luego hablaría con él, le daría algo de tiempo para que se relajase un poco, no quería cagarla más

.-.-.-.

Habían pasado veinte minutos, quizá algo más; el pelinegro se dirigía a la puerta del menor, rezando porque le comprendiese, y no vaya con ese asqueroso

-Gus... -John tocó suevamente un par de veces la puerta. No hubo respuesta por parte del otro. -Pitufo. -Seguía sin haber respuesta. -Aquí te espero, no me muevo. -Este se sentó, apoyando su espalda en la pared de al lado de la puerta, y su cabeza apoyada en el marco de esta. -Quizá te hayas quedado dormido, pero aquí espero. -Cerró los ojos, esperando alguna respuesta, pero no. -Yo...Yo solo me preocupo por ti, ellos son los que más te conocen, saben donde vives, nadie excepto ellos sabe donde vives... No quiero que te pase nada más, te prometí que nadie te volvería a tocar jamás...

Por fin, Gustabo abrió la puerta. John alzó su mirada hacia él, junto una sonrisa, para trasmitirle algo de confianza

Gustabo, sin decir nada, se sentó al lado del mayor, apoyando su cabeza en el hombro de este

-Perdón por ser tan infantil y estúpido

-No lo eres, te entiendo, de alguna forma te estoy quitando parte de tu libertad, pero ahora mismo no me fio de nadie, y no quiero que por un imprevisto sufras. -todo se quedó en silencio durante un par de minutos, hasta que Gustabo habló de nuevo

-Tú me quieres? -Le miró a los ojos.

John, se puso algo nervioso por la tan imprevista pregunta, aunque eso no impidió que no diese una sincera respuesta