𝐴 𝑑𝑜𝑠 𝑏𝑎𝑛𝑑𝑜𝑠 - 𝐼𝑛𝑡𝑒𝑛𝑎𝑏𝑜

30

Hoy era el día, hoy era el maldito día en el que todo cambiaría.

Podría salir bien, podría salir mal, el único destino que había es el que ellos mismos crearían, depende de sus actos, las consecuencias, felicidad y libertad de cada uno.

Y en eso pensaba Jack, bebiéndose el tercer café de la mañana. Con todos estos pensamientos apenas había conseguido conciliar el sueño

Gustabo aún se encontraba dormido entre sus sabanas. Ya era algo tarde, y quería llevarle a un lugar para desayunar, y despedirse. Si algo fallaba en el operativo, al menos quería tener un último lindo recuerdo con el que conquistó su corazón de tal manera por primera vez en su miserable vida.

A paso lento, se dirigió a su habitación; ya que la noche anterior, el rubio le había pedido dormir junto a él, con la excusa de que había visto una película de miedo, y ahora le asustaba dormir solo.

-Gus... -Dijo John, sentándose en el borde de la cama, y acariciando su cabello con delicadeza. -Venga despierta pitufo...

-Mmmh -Gustabo entre abrió los ojos, volviéndolos a cerrar, y hundiendo su cabeza en la almohada... -La almohada huele a ti. -Dijo riendo levemente, John rodó los ojos, sonriendo de medio lado

-Venga pitufo, arriba

-Nooo.. -Se quejó

-Bueno, entonces me tendré que ir a desayunar a un prado con vistas a la ciudad yo solo... -Gustabo se levantó de golpe sonriendo. John sabía como le gustaban esas cosas al rubio

-Enserio? -John negó sarcásticamente. -Viejo

-Calla y levanta rubiales

-Bueno si me lo pides tú. -Alzó los hombros. -Habrá que hacerle caso al abuelo

-Te voy a matar! -Tumbó al rubio en la cama, poniéndose sobre él y haciéndole cosquillas.

  Gustabo no para de reír, y eso le encantaba al mayor, le hacía feliz oír la risa de su rubito

-P-PARA! -Dijo sin parar de reir. -L-LO RETIRO N-NO ES UN VI-VIEJO SOLO UN M-MADURITO S-SEXY!

La risa de John se hizo presente por el comentario del rubio.

-POR DESPISTAO'! -Gustabo echó al pelinegro para atrás, quedando tumbado, y subiéndose encima de este, para comenzar a hacerle de igual manera cosquillas. -Ahora qué eh madurito sexy?!

John no para de reír, y eso le encantaba al menor le hacía feliz oír la risa de su pelinegro

-Ya vale ya vale! -Dijo llorando de la risa John. Gustabo rio, y parando se tumbó a su lado. -Me he dejado ganar, que conste

-Mi i dijidi ginir, qui cinsti. -Se burló Gustabo con voz aguda. -Mentira, lo que pasa es que está usted echo un vejestorio y no puede con un jovenzuelo como yo, con estas caderas tan sexys que ni el gato se resiste. 

"En lo último tiene razón" -pensó John, con una sonrisa

-Eres un capullo... -Dijo sonriendo el pelinegro. Gustabo le sacó la lengua, como un niño pequeño. -Venga, arriba, que te he preparado tu desayuno favorito

-Tus tortitas?! -Le miró ilusionado el rubio, con una sonrisa de oreja a oreja

-Sí, así que levanta y vístete rápido.

-A sus ordenes mi vejestorio! -Rápidamente Gustabo se levantó, saliendo corriendo hacía su habitación para quitarse el pijama y vestirse

El pelinegro sonrió tristemente, ser positivo no era lo suyo en ese tipo de situaciones, y eso le frustraba.