Cora
No es que quiera los regalos ni que necesite dos baby showers, pero con Esteban nos pareció buena idea hacer un festejo por separado para todas las personas que arrastramos con nosotros en nuestro pequeño arreglo.
Cris es el que llega primero, no es que viva con nosotros pero algunas veces parece que sí, siempre está dando vueltas por casa para pasar tiempo con su novio, generalmente es el único lugar donde pueden pasar el tiempo en paz. Me gusta tenerlo cerca, especialmente desde que nos empezamos a llevar como amigos, es una persona especial, siempre está lleno de alegría y no tiene problema en ayudarme con algunas cosas de la casa. Cuando cenamos los tres juntos terminamos nosotros conversando sobre tantas cosas que Esteban es quien tiene que calmarnos y mandarnos a dormir.
Cuando abro la puerta está parado con una camisa rosa, un suéter sobre los hombros, una sonrisa enorme y una canasta llena de magdalenas. Que nos estemos llevando como amigos hace todo mejor, algunas veces paseamos por el shopping juntos, o salimos a dar vueltas por el centro. Nadie sospecha que viene a casa a ver a Esteban, todo el mundo cree que es mi nuevo mejor amigo y es mejor así, de esa forma no tiene que escurrirse por la casa a la noche para que nadie lo vea entrar. Ahora puede entrar por la puerta principal.
—¡Hola, Corita!
Dice él entrando a la casa mientras yo me hago a un lado para dejarlo pasar. Cris entra dando dos golpecitos al marco, un hábito que tiene cuando pasa por los umbrales de las puertas.
—No tenías que traer nada.
Le reclamo siguiéndolo hacia la cocina mientras camino con dificultad.
—Te juro que cada vez que te veo tenés la panza más grande.
Me señala mientras deja la canasta sobre la mesada de la cocina.
—¿Estás bien?
Pregunta mientras empieza mecánicamente a ayudarme a dejar algunas cosas sobre la mesa del living para los invitados que llegan más tarde. Se mueve conociendo la casa como si fuera suya, conoce cada rincón, abre la heladera y ve las masas dulces que cocine más temprano. Cuando intenta hundir el dedo en el merengue le golpeo la mano.
—No. Nada de muestras.
Cris se ríe y de verdad se parece muchísimo a Teo, ambos tienen esos rasgos finos.
—Perdón, se ve muy lindo todo. Dejame comer uno.—Sonríe y hago un gesto con la mano para que saque un pajarito dulce. —¿Dónde está Esteban?
—Estaba arriba terminando de bañarse. ¡Esteban! ¡Llegó Cris!
Esteban se asoma por el balcón interior con un perfume en la mano y saluda pidiendo un minuto más. Ambos sabemos cómo es él para prepararse, todo tiene que estar impoluto, perfecto y en su lugar. No quiero decir nada, pero realmente es el sueño de toda chica, algunas veces hasta me enorgullezco de que me haya elegido como su novia falsa en la secundaria. Es realmente extraño cómo podemos dejar cosas atrás y todo se transforma en otra cosa eventualmente.
Ya no tengo rencores con Esteban, ni uno solo. Después de no saber con mi situación él no dudó en ayudarme, los dos sabíamos que esto no solo nos iba a beneficiar, sino que lo íbamos a poder llevar adelante porque no solo ya salimos sino que también fuimos buenos amigos... Por mucho tiempo, él fue mi mejor amigo. Él me mintió, yo lo engañé y bueno. ¿Quién no lo hizo? Tengo una debilidad por perdonar mentiras últimamente. Tal vez porque no dejo de hacerlo yo. Con Esteban todo se tergiversó cuando Andy apareció en el cuadro, pero todo se resuelve cuando él aparece en algún lugar y al final de cuentas, es mejor casarme con Esteban sabiendo todo que en la ignorancia. Este es el mejor acuerdo. Esto es lo que siempre quise, no en los términos que me hubieran gustado pero tengo una vida nueva donde no exclusivamente puedo estar bien yo, sino mi bebé.