Berni
Manejo el auto hasta el estacionamiento del lugar. Mis ojos viajan para ver si encuentro un auto conocido pero no veo ninguno. Maldigo cuando me doy cuenta de que van a llegar tarde. Ian abre la puerta del acompañante y ni bien se baja del asiento, señala hacia adelante. Me tomo del marco de la puerta para salir también y ver el auto de Andy estacionando frente al nuestro. Él hace seña de luces. Ian levanta la mano en el aire. Jimena se baja enseguida con un vestido demasiado corto que tiene que tirar hacia abajo para no dejar expuesta su ropa interior. Ella sigue hablando con Andy hasta que nos encontramos los cuatro a mitad de camino. Los chicos golpean los puños y con Jimena nos besamos en la mejilla.
—¿Rocío e Ivana?
Pregunta Andy.
—Adentro. Ya llegaron.
La fiesta es en un gran galpón de la ciudad. Viajamos hasta acá porque le dije a Ian que hacer acto de presencia en estos eventos es algo bueno para su carrera. Lo invitaron a uno de los lugares más exclusivos con la gente VIP del ambiente de moda y su respuesta fue: "No tengo ganas." Lo tuve que arrastrar y como él decidió llamar a Andy para que lo acompañe y que haga lo que siempre hace que es aplacar su presencia con su brillante personalidad, yo invité a Jimena, quien no deja de estar en una "encrucijada con el destino" y atendiendo a cualquier evento al cual la invitan. No sé bien de qué va su plan pero no tengo ganas de ponerme a pensar en lo que esa pequeña cabeza llena de aire pueda llegar a reproducir como un camino viable para el futuro con la ayuda del destino. Si tengo que adivinar sin utilizar mucho mi mente, me imagino que tiene que ver con un hombre.
En la puerta del espacio, Ian entrega su identificación e invitación. El guardia nos da dos miradas antes de concentrarse en el trabajo. Jimena está vestida como para trabajar en un cabaret, Ian tiene su atuendo de remera blanca y blazer gris y Andy está como siempre poniendo cero esfuerzo en su look para un evento importante. Creo que soy la única que tuvo un poco de decencia para vestirme de acuerdo al lugar, pero rodeada de estos tres parezco ridícula con mi traje de dos piezas blanco.
Por suerte, cuando nos encontramos a Ivana, ella también tiene un vestido de gala que le va increíblemente bien con su pelo de corte irregular. Rocío parece que salió del mismo placar que Andy.
El lugar tiene una gran pasarela en el medio, está completamente decorado con flores blancas que hacen juego con los pilares que separan a la gente de la pista principal. Esta tiene más bolas de disco de las que vi en toda mi vida, una al lado de la otra preparadas para la fiesta que se viene después. En la recepción hay esparcidos un par de asientos y sillones estilo victoriano con mesas bajas, a nuestra derecha está la barra principal rodeada de un par de mesas altas con banquetas. A nuestra izquierda el guardarropas donde dejamos nuestros abrigos.
Ivanna silba cuando ve mi traje de dos piezas, un top y una falda tiro alto pegada al cuerpo.
La noche va bien, Ian saluda a un par de personas con mano firme mientras me sostiene de la cintura pero el moretón que tiene en el ojo deja a varias personas un poco incómodas. Algunas hasta me miran a mí preguntándose si fui yo la que decidió darle un golpe a puño cerrado en la cien. Algo que Andy arregla al segundo haciendo algún comentario fuera de lugar mientras traga la bebida que tiene en la mano.
Un mozo se nos acerca con una bandeja llena de martinis y es Ian quien lo detiene para tomar un vaso y entregármelo. Sabe cuánto me gusta el martini seco. Antes de que el mozo se vuelva a poner a andar, Ian lo detiene del hombro.
—Esperame un segundo.
Toma otro martini que le entrega a su amigo y uno para el mismo. Las dos bestias hacen un fondo con ambos vasos y vuelven a dejarlos sobre la bandeja.