Jimena
Camino por la calle hasta llegar al shopping con Berni. Por suerte, como a mí, ella disfruta de hacer compras los fines de semana.
Entramos caminando al único y aburrido centro de compras del pueblo, por suerte tiene un par de locales donde vale la pena comprar y aunque últimamente la ropa de taller a medida de Ian está haciendo furor, no tengo la suficiente plata en este momento para gastar tanto.
Quien iba a decir que estudiar era tan aburrido, caro y difícil.
—Vamos al de siempre.
Dice Berni y la sigo de cerca.
Ambas entramos al local y miramos ropa por separado, ella saca una pila de ropa para probarse y yo termino mirando etiquetas para ver precios.
¿Por qué todo es tan caro?
Me gustaría como Berni encontrar alguien con un buen bolsillo y exitoso para poder gastar en lo que quiera. Creo que debería empezar a buscar viejos con plata para que me paguen la universidad y así poder gastar todo lo que me dan mis papás en ropa.
Berni tiene la suerte de tener un novio que le da el alivio de no tener que mirar etiquetas como yo.
Veo al chico que nos atiende detrás del mostrador, es lindo, debe ser nuevo, no lo había visto por acá.
Vuelvo a revisar vestidos dentro del rango que puedo pagar y con Berni terminamos probándonos miles de prendas. Me pruebo un vestido azul que me queda hermoso. ¿Con este cuerpo como puede ser que esté soltera? Quiero un novio para poder usar todas estas cosas que me voy a comprar.
No. No quiero un novio, los hombres son estúpidos. Tengo que mentalizarme y algún viejo con plata va a parecer en mi vida. Capaz si lo pienso mucho puedo manifestarlo.
Universo, ven a mí, dame lo que quiero.
Viejo con plata. Viejo con plata. Viejo con plata.
Me giro en el espejo para ver el escote que tiene el vestido en la espalda y me río.
—Estas re perra.
Dice Berni mientras yo me paso las manos sobre el vestido al cuerpo que me aprieta en todos los lugares indicados.
—Lo sé.
Respondo.
Berni se termina de probar un par de tops y de jeans y las dos nos miramos juntas en el espejo que queda fuera de los vestidores.
—Tanta ropa linda para desperdiciar en este pueblo.
Dice Berni con unos jeans apretados y una camisa suelta que ata con un cinto. Por mi parte estoy con una falda corta y una remera acebrada.
—Para eso estudio. Para poder irme... ugh pero cómo odio estudiar.
Le confieso.
—Tenés que seguir, te va a hacer menos tarada.
Ella se acomoda el labial y yo paso los dedos por la base de mis rulos para batirlo.
—Quién necesita ser inteligente con este culo.
Me doy una nalgada y salgo caminando para buscar otro conjunto.
—Algún día vas a necesitar tu cerebro.
Dice Berni mientras me meto al probador y empiezo a ponerme otro conjunto.
—Lo estoy usando en la universidad... hablando de eso ¿Querés hacerme un trabajo de redacción?