Veinticinco || HyunSung

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–¿Otra vez te lastimaste?– preguntó molesto Hyunjin a Jisung, quien llegaba a su lado con raspones en sus brazos y un golpe en la mejilla derecha.

–Perdón Hyunjin, no vuelve a pasar– dijo el menor riendo, como restándole importancia.

Hwang sabía que estaba mal tomarlo a la ligera, pero nunca podría enojarse con el castaño y menos si le sonreía como un niño pequeño que acababa de cometer una travesura.

–¿Qué hacías ahora? ¿Sigues practicando futbol con la cara en vez de con los pies?– preguntó el rubio con un toque de burla en su voz.

–¿Cómo iba a saber que ese balón me golpearía?– respondió Han, ignorando por completo la pregunta del mayor.

Hyunjin analizó uno de los tantos rasguños de Jisung el cual apenas desprendía una gota de sangre, pero Hwang como buen dramático, sentía que si no trataba al menor este moriría desangrado o algo parecido.

–Vamos a la enfermería antes de que eso se infecte– pidió el más alto, mientras tomaba a su contrario de la mano y lo dirigía a aquel lugar.

Al ser el capitán del equipo de fútbol en aquella preparatoria, Hyunjin tenía una llave de la enfermería ya que como buena escuela pública a la que asistían, no había presupuesto para una enfermera y solo ocasionalmente algún practicante iba al lugar a ocupar el puesto temporalmente.

Cuando Hwang abrió la puerta permitió que el menor entrara, después entró él y cerró el lugar con llave, ya que no faltaba la persona que llegara buscando a la enfermera a pesar de saber que no había una.

El rubio solo indicó con su mano a su contrario que se sentara en una camilla. Las lesiones por parte del equipo de soccer eran tan comunes que Hyunjin sabía perfectamente donde encontrar el botiquín de primeros auxilios.

Después de tener este en sus manos volvió donde el menor y puso la pequeña cajita justo al lado de donde el menor estaba sentado.

–¿Sabes? Como capitán del equipo de futbol podría ayudarte– dijo el más alto mientras abría el botiquín y buscaba algo de algodón y alcohol.

–No gracias– dijo el menor en tono de burla –no quiero arriesgarme a que veas que quien me gusta eres tu– esto último solo pasó en la mente del menor.

Porque si, Jisung era el tipo de chico que se termina enamorando de su amigo y no sabe si huir para no arruinar la amistad o intentar enamorarlo, así que se queda en un punto medio de intentarlo y a la vez esconder lo que siente.

El mayor empapo el pedazo de algodón en el líquido esterilizante y lo empezó a pasar por los rasguños de su contrario.

–Aun me intriga saber de quién estás tan enamorado como para arriesgarte así– dijo el rubio riendo levemente –pero en verdad no quiero saberlo, sé que no soy yo– pensó Hwang.

Hyunjin y Jisung eran los amigos enamorados mutuamente que no tienen idea de los sentimientos del otro, que piensan nunca tendrán una oportunidad con el otro y pasan el día torturándose con esa idea.

Silencio, nadie quería decir más ni sabían que decir.

–Ji– el mayor rompió dicho silencio unos segundos después –sea quien te guste, quiero decirte que es un tonto si necesitas hacer algo que no te gusta solo por llamar su atención.

Hyunjin tiraba en completa calma el algodón para después tomar otro y repetir el proceso, pero en la mente de Jisung esas palabras crearon un caos.

Hwang limpiaba pacientemente la herida de su contrario, observando su carita confundida de vez en cuando.

–Si no llamo su atención con algo que le guste ¿Qué puedo hacer?– preguntó confundido el menor, olvidando por un segundo que de quien estaba profundamente enamorado se encontraba justo delante de él.

One shots || Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora