One shots || Stray Kids

Cincuenta y uno || ChanSeung

La rutina de lunes era sumamente odiosa para Seungmin: tener que levantarse temprano, desayunar un cereal desabrido, tomar el autobús repleto de gente que claramente no le cedería un lugar para ir más cómodo en su camino de más de una hora al instituto y lo peor era tener que pasar por los largos pasillos de onceavo y último año para llegar a su salón de décimo grado, no existía una manera para llegar a su salón si no fuera pasar por ahí.

El problema en específico era tener que pasar por el salón 12-C donde Seungmin sabía perfectamente que estaría el mismo australiano de sonrisa encantadora y cabellos oscuros, esperándole impacientemente.

—Minnie, llegas más tarde que de costumbre— informó el mayor.

—O tu llegaste más temprano de lo normal— el menor no se detuvo a conversar, solo respondió y siguió su camino.

Como de costumbre Bang comenzó a caminar a su lado.

—¿Cómo te fue en el camino? ¿Desayunaste bien?— preguntó el mayor, sumamente atento a Kim quien parecía ni siquiera voltearía a verlo.

—Todos los lunes me preguntas lo mismo y todos los lunes es la misma respuesta, vivo en una rutina monótona, ya deberías de sábelo porque también como de costumbre, tú me preguntas lo mismo y me acompañas hasta mi salón cuando claramente no lo pedí— contestó el castaño con algo de cansancio pintado en su voz.

—¿O sea que soy parte de tu rutina?— preguntó el mayor, una sonrisa se empezaba a asomar en él.

—Sí, pero ¿Por qué eso te haría feliz? Estoy hablando de que eres parte de mi aburrida rutina— explicó obvio Seungmin.

—Bueno, ser parte de tu rutina implica que soy parte de tu vida y eso es lo que me hace feliz.

La respuesta de Chan hizo que las mejillas de Seungmin se tornaran levemente de un tono rojizo. Para su fortuna ya estaban afuera de su salón lo que significaba que Bang lo vería entrar y se iría al propio salón.

—¿Qué no tienes a nadie más que molestar?— preguntó algo fastidiado el menor y rogando internamente porque el mayor no notara su sonrojo, necesitaba que se fuera pronto o claramente lo notaria.

—No te molesto Seung, solo te expreso mi cariño— Chan revolvió los castaños cabellos de Seungmin despeinándolo levemente.

—Pues pareciera que en realidad solo buscas molestar— respondió Kim bruscamente mientras con sus manos trataba de peinar su cabello.

Chan sonrió levemente, de su bolsillo sacó una barra de chocolate que le entregó a su contrario —ten un lindo día Minnie— dijo con un tono de voz decaído que Seungmin no había escuchado antes.

Iba a preguntar a Chan que pasaba, pero en el instante que el australiano dio media vuelta para retirarse, fue en el mismo momento en que el timbre resonó por el lugar y su maestro de historia aparecía frente a ellos.

—Kim, al salón— ordenó el mayor.

Y Seungmin solo pudo obedecer, pasando su vista del chocolate que ahora estaba en sus manos al pelinegro que caminaba con pesar por el pasillo.

Los lunes en la mañana eran los únicos momentos que Seungmin y Chan podían verse, en los recesos Seungmin debía practicar con su equipo de béisbol.

Seungmin seguía curioso por Chan y el porqué de esa reacción. No era la primera vez que le decía esas palabras a Chan ¿Qué era diferente?

No quedaría con duda alguna de lo sucedido, dispuesto a aclarar las cosas llegó como de costumbre el martes, pasando por el pasillo de siempre y llegando al salón de Chan.