Veinte || ChanSeung

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Un día normal en la preparatoria de Seúl, el calor que se sentía en toda la ciudad era bastante, pero parecía a los alumnos le gustaba ese clima. 

A todos excepto a Kim Seungmin.

El castaño odiaba el Sol, más odiaba que le tocara deportes al aire libre y aún más odiaba a su profesor de deportes.

En realidad, Seungmin no odiaba al mayor. Estaba profundamente enamorado de su profesor de deportes, Bang Chan. Pero odiaba amarlo.

– Ve lo asquerosos que son – se quejó el castaño viendo a donde estaba Chan con la maestra de japonés, la despreciaba en demasía.

– Min, ellos solo están platicando – recalcó su mejor amigo, Hyunjin.

– Por favor Jin, a Sana se le nota que anda de resbalosa con Channie – señaló a donde estaban los mencionados. La peli-naranja le daba un leve golpe juguetón en el brazo al rubio – se le nota lo desesperada.

– Minnie, acepta que él es solo nuestro maestro de deporte. Chan solo nos ve como alumnos.

– El otro día me abrió la puerta de la cafetería – respondió el menor con un puchero.

El pelinegro suspiró con un toque de fastidio en su voz – eres caso perdido amigo – palmeó levemente la espalda de su contrario – iré a jugar basquetbol con Lixie y Sunggie ¿vienes o prefieres seguir haciendo corajes porque japonesas peli-naranjas se acerquen a Chan? – ante el silencio del menor, Hyunjin se fue a donde había mencionado antes.

El castaño no despegó la vista del australiano que robaba sus pensamientos. Le daba impotencia saber que el rubio nunca lo podría ver como nada más que un alumno.

Veía como la japonesa le entregaba un papel, probablemente su número – ¡Ya mejor llévame! – gritó el menor al cielo.

Mala idea, el universo siempre te devuelve lo que lanzas.

– ¡Cuidado Seungmin! – un grito desde la cancha se escuchó, pero antes de que siquiera pudiera ver de quien provenía, un balón impacto en su cabeza.

Todo se volvió oscuro para el castaño, confuso y hasta un poco atemorizante.

Escuchaba voces que lo llamaban, pero no podía hacer nada, eso hasta que sintió sus ojos se abrían poco a poco. Apenas abrió los ojos pensó que había muerto ¿frente a él estaba un ángel?

– Seungmin ¿estás bien? – esa voz, esa maldita y perfecta voz. Era Chan.

– Yo... y-yo ¿D-Dónde estoy? – preguntó confundido el menor mientras se sentaba. Sabía que no estaba en la cancha.

– Te traje a la enfermería – respondió el rubio mientras acariciaba suavemente la mano del castaño – uno de los chicos que jugaba futbol te dio sin querer con el balón en la cabeza, te desmayaste en seguida. Perdón por no prestar atención, si hubiera estado cuidándolos, hubiera evitado esto.

– Estabas muy ocupado coqueteando – el menor no supo porque dijo eso, las palabras salieron sin filtro alguno de su boca. Decía lo que pensaba, sin controlarlo.

– ¿Te refieres a Sana? – Seungmin no pudo evitar rodar los ojos con solo escuchar su nombre – no coqueteaba con ella. La chica me pidió le dirá su número a una amiga mia, creo que le gusta.

– Oh – el menor se sentía apenado, se llegó a sonrojar un poco – ya veo. Bueno pues, perdón por creer estabas de coqueto en vez de darnos clase, te juzgue mal.

– Es extraño – Chan rio levemente y se sentó a la orilla de la camilla donde el menor estaba – entiendo que hay alumnos a quienes les molesta que no le den clases, también entiendo que es mi responsabilidad estar al pendiente de ustedes, pero ¿suena como si algo más te molestara?

One shots || Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora