Capítulo 3 parte 2

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El viernes invitamos a Mérida al lago con nosotros, esta vez no sería para patinar, sino para nadar, el único problema es que el 'nadar' y yo no congeniábamos así que decidí pescar. Ella aceptó y era turno de Tooth de prestar la casa para la fiesta de pijamas.


El 'lago de los recuerdos' era muy diferente en verano y en invierno.


Angus le agarró confianza a Toothless y no hubo problemas por si se lo quería comer y eso. El sábado  Hiccup y yo nos pusimos a pescar, no éramos muy devotos a nadar pero las chicas sí, ellas jugaban sin descansar, y cuando llegó la hora de merendar, comimos los emparedados que nos preparó Tooth.


Nos la pasamos bien, Mérida y yo nos molestábamos mutuamente y jugábamos, ayudé a Tooth en todo lo que me pedía e Hiccup y yo hablábamos de cómo nos fue en la semana. Fue un fin de semana genial en especial porque en casa de Tooth hay muchas cosas divertidas que hacer, no como en mi casa, que lo único divertido que se puede hacer allí es congelar cosas.


En 'el cuarto de las pijamas' (así le apodamos al cuarto de la última vez que fuimos al palacio) platicamos de varias cosas, mientras Tooth jugaba con el cabello de Mérida ella nos contaba la historia de cómo su madre se encargaba de ella los 365 días del año, ella decía que no la soportaba y que el único que la entendía era su padre.


Hiccup habló de como su padre no lo comprendía y no lo aceptaba, Tooth se quedó callada.


-Uhmmm en resumen, todos ustedes tienen familia, Hiccup tiene a su papá y las chicas tienen hasta hermanos. -dije clasificándolos.


-Sí pero... los hermanos no son la gran cosa, molestan mucho y siempre se salen con la suya. -dijo Mérida que estaba tirada en el suelo, también oí que murmuró algo así como "yo nunca me salgo con la mía".


-En eso tiene razón, a veces molestan pero son muy lindos. -aumentó Tooth.


-Yo, gracias a los dioses, no tengo hermanos. -comentó Hiccup.


-¿Por qué lo dices? -le pregunté.


-Estoy seguro que si hubiera tenido hermanos, mi padre los hubiera comparado conmigo hasta el último día de mi vida.


-¡Oh Jack sígueme! -dijo Mérida levantando su cara que estaba pegada al suelo -¿Jack podrías congelar las escaleras? –me preguntó cuando llegamos a las escaleras principales del palacio.


-¡¿Qué rayos estás pensando Mérida?! -exclamó Tooth.


-Deslizarnos por las escaleras.


-¡Hay que hacerlo! -gritó Hiccup emocionado.


-¡Al fin alguien que da una excelente idea! -dije entusiasmado y fui a las escaleras principales congelándolas con mi cayado.


Mérida e Hiccup trajeron 4 colchones, Mérida fue la primera en deslizarse gritando acostada en el colchón, luego fue Hiccup que aferrado a su colchón gritaba asustado, Tooth fue la última, no tan convencida pero se divirtió, guié a todos por el palacio, deslizándolos por todo el lugar. Al final nos estrellamos en una pared, reímos muchísimo, y de tanto reír nos quedamos dormidos.


Como era de esperarse las hermanas de Tooth, nos fueron a despertar con cosquillas y con gritos a la mañana siguiente.


Al despertarme me sentí medio muerto, no habíamos dormido casi nada, Hiccup definitivamente no podía levantarse, estaba muy cansado, Tooth se había ido a no sé dónde y Mérida estaba persiguiendo a varias de las niñas gritando simulando un oso que se las iba a comer.


Esta vez comimos panqueques, tan ricos y finos, como era de esperarse de un palacio de gente rica. Como Hiccup lo pidió, fuimos una vez más al lago, pero no a pescar ni a nadar, sino a volar, una carrera, y volamos varios kilómetros, luego nos quedamos a descansar en medio del bosque.


-¿Estamos perdidos? -preguntó Hiccup.


-No, sólo vamos a descansar un poco. -dijo Tooth.


-¡Miren hay árboles de manzanas por aquí! Estoy hambrienta. -anunció Mérida apuntando con su arco.


-¡Quiero una! -pedí mientras atravesaba con sus flechas las manzanas.


-¡Aquí tienes! -respondió dándome una.


-Gracias.


-¡Jack debes lavar la manzana! -me regañó Tooth.


-Está bien, está bien. -y congelé la manzana.


-¡Dije lavarla no congelarla!


Hiccup les daba de comer a Angus y a Toothless, Tooth no decidió comer pero Mérida y yo sí que comimos bastantes. Nos adentramos más y más en el bosque, y nos encontramos con una torre escondida. Tooth dijo que era hora de irnos así que no entramos en ella.

En mis memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora