Capítulo 3 parte 3

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Estaba acostado en el suelo, feliz, disfruté mucho ese día, y pensándolo bien, no tuve una mala semana. Llovía, el sonido de la lluvia me relajaba y poco a poco me quedé completamente dormido.


Esa noche soñé una vez más que me caía, pero ya no era para agarrar algo o para salvar a Tooth, esta vez había olvidado como volaba y no recordaba cómo hacerlo y antes de estrellarme desperté.


Desperté asustado, pero no tanto como la vez en que Tooth se estrelló, hace mucho que no soñaba pesadillas sobre caerme, era la primera en mucho tiempo. No recuerdo si algo importante pasaba cada vez que soñaba cosas así.


Llegué a la escuela un poco asustado, pensaba que algo malo iba a ocurrir en cualquier momento, así que sostenía muy fuerte mi cayado. En los pasillos me encontré con Tooth que me saludó normalmente, pero inconscientemente la ignoré.


-¡Jack! ¿Otra vez me dejaras de hablar? -me reclamó.


-No, no lo iba a hacer, perdón por esa vez pero no volverá a pasar.


-Pues más te vale que no pasé.

Sus palabras me enfurecieron.


-Mi obligación no es hablarte.


-¡No me hables de ese modo! -masticó cada palabra.


-¿Quién eres tú para decirme lo que debo hacer?


Hiccup y Mérida llegaron a nuestro rescate:

-¿Qué pasó? -preguntó Mérida.


-No te importa. -dije mientras me alejaba de ellas '¡Jack! ¡Jack!' oía que me gritaba Mérida pero no hice caso. Hiccup me alcanzó y sólo estuvo a mi lado sin preguntar por un buen rato y luego dijo:

-¿A dónde crees que vas? ¿Qué sucede?


-Tooth es rara. -contesté molesto.


-¿Por qué lo dices?


-Desde la vez que le deje de hablar porque quería estar solo, desde esa vez se ha pegado mucho a mí.


-Tal vez porque no quiere que le vuelvas a dejar de hablar. -sacó su conclusión.


-Eso ya lo sé.


-¿Entonces qué pasó hace rato? -terminó de decir esto y me jaló del hombro para que lo viera. -Todo el mundo te vio gritarle a Tooth.


-¡¿Le grité?! Pasó... ¿pasó otra vez? -Hiccup asintió. -Oh no, esta vez fue en frente de todo el mundo.


-Sí, creo que debes trabajar en tu temperamento.


-Sí... –dije mientras dejaba de respirar.


-Por ahora sólo discúlpate con ella. -me aconsejó.

En mis memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora