Capítulo 7 parte 3

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No fue difícil encontrar a Mérida, su cabello era demasiado llamativo y voluminoso para perderse, estaba sentada enfrente de ese chico, al poner un pie en ese aristocrático lugar, las miradas de odio y de amenazas cayeron sobre mí.


Fui a buscar al chico y escuchaba con odio los murmullos de '¡Pelea, pelea!' lo único que hice fue pararme enfrente de él.


-¡Jack! -gritó sorprendida Mérida.


-¿Así que viniste a buscar un moretón en el ojo? –dijo el chico mientras se paraba bruscamente de su asiento.


Los gritos de '¡Pelea, pelea!' se hacían más fuertes, furioso, apreté mi cayado y lo golpeé fuertemente con el piso, dando así un viento que hizo callarlos a todos.


-¡Nada de peleas! -grité haciendo un ademán con la mano izquierda.


Respiré hondo y volteé a ver con una sonrisa a Mérida, que angustiada me miraba:

-Vine a pedirte perdón por todo ese asunto del brazo y eso. -le dije al tipo.


Hubo un silencio que tuve que llenar diciendo: -Estabas lastimando a Mérida, me asusté, por eso lo hice.


-No te perdonaré. –dijo fríamente el muchacho. -No así de fácil.


-Bien, entonces me voy –dije con una sonrisa y le alcé mi cayado. –Entonces yo creo que tendrás que pedirle disculpas a Mérida, su muñeca aún está roja.


Su cara se puso bastante pálida, así que le guiñé el ojo y le hice una burlona reverencia. Salí volando y regresé al salón de Slytherin, Flynn me estaba esperando con los brazos cruzados:


-¿Y ahora qué hiciste?


-Nada. –dije sonriendo, él también me sonrió y me dio una palmada en la espalda:

-Tienes tanto que aprender –suspiró.


Sonó una vez más el timbre, anunciando que debíamos apurarnos a llegar temprano a las últimas dos clases del día. Todo esto y era el primer día solamente, se sentía tan bien.


En la clase de 'defensa contra magia oscura' (odio ese largo título, así que le diré 'DCMO') esperé a alguno de ellos, pero no vinieron. Estaba solo, incluso con Flynn en el mismo edificio, estaba solo. Inclusive lo dijo, 'será difícil encontrarnos'.


Cómo en las clases de inducción, lo único que hacía era congelar todo con mi cayado y con mis manos, no hacía nada más interesante. Empezaba a aburrirme con este don que la luna me había dado. Nunca me había sentido tan solo, ni siquiera en el almuerzo con todas esas serpientes alrededor de mí.


Tal vez me sentía más incómodo ahí porque no solamente estaba con otros de Slytherin, sino que había de todos los clanes. Suspiraba a menudo y también bostezaba un par de veces. La clase se me hizo eterna, no era tan divertida como en las clases de inducción, se les extrañaba a todos. Cuando sonó el timbre me sentí aliviado, nunca esos 50 minutos se me habían hecho tan largos.

En mis memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora