Capítulo 10 parte 3

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Salí volando con el alba, dejando que el helado viento me llevara hasta donde quisiera. Era un día maravilloso, con mi cayado volé congelando todo a mi paso, decorando los fríos árboles y pinos, aún no nevaba pero era para prepararme para cuando lo hiciera.


Estuve toda la mañana afuera, el rocío y la neblina eran perfectos para hacer el día más frío, y además de todo eso, hoy iniciaban las clases en Hogwarts, significaba que vería a los chicos.


El frío que sentía en mis pies era reconfortante, el suelo resbaloso y la brisa en mi rostro me hacían sentir tan bien...


-¡Ya es invierno! –gritó Hiccup cuando me vio llegar a clase.


-¡Lo sé! –respondí saltando.


-¡Genial!            -¡Genial! –gritamos al mismo tiempo.


-¿Ya te he dicho lo feliz que serías en Berk, no? –me recordó con la sonrisa que iluminaba su rostro.


-9 meses de hermoso invierno. –Recité feliz- Sí, lo has dicho mucho.


-¡Ya es invierno! –gritó Mérida empujándome 'de felicidad'.


-¡Lo sé!          -¡Lo sé! –respondimos al mismo tiempo.


-Sí, invierno... ¡Hurra! –dijo  Rapunzel, sin creerlo en absoluto.


-¿No te gusta? –le preguntó Hiccup.


-Prefiero más el calor. –contestó sentándose en su lugar y sacando sus cosas de la mochila.

Las clases pasaron desapercibidas, cada día comprobaba que era el único chico que tenía poderes congelados, que eso me hacía especial y único, y como diría Flynn "además de eso, tengo una belleza sobrenatural".


-¡Ya quiero salir de clase! –susurró Hiccup en clase de Astronomía.


-¿Para congelar todo en el lago? –le contesté escondiéndome en la libreta, el maestro nos veía mucho.


-¡Sería sensacional! –masculló alegre.


-Lo sé, lo sé. –sonreí.


Estaba ansioso por quedarme en el lago, de hecho, preferiría estar afuera este invierno. Había esperado tanto tiempo esta estación del año y quería disfrutarla al máximo.


Los siguientes días me olvidé por completo de mi casa, pasaba la mayoría del tiempo fuera, y no necesitaba dormir. Pero es un hecho que la soledad de mi inmenso hogar deshabitado me hacía sentir cómodo, las ventanas abiertas dejaban entrar el frío aroma invernal, y la humedad se apoderaba del lugar.


Sonreí, ese era un día nevado.


-¡Día nevado! –grité emocionado al salir volando de mi casa.

En mis memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora