Capítulo 7: Días de verano junto a ti

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Estaba tan emocionado por ver a Hiccup otra vez que no podía dormir, de hecho esa noche me la pasé en el lago de los recuerdos tratando de conciliar el sueño en un árbol. De pronto, un estruendo inundó el cielo nocturno, un relámpago iluminó todo y un dragón pasó volando cerca de mí.


Me paré rápidamente y volé hasta Hiccup, no podía creer que estuviera ahí:

-¡Hiccup! –grité emocionado.


-¡Jack! –gritó él con el mismo sentimiento.


Nos abrazamos y reímos juntos, había olvidado cuánto tiempo había pasado, de seguro poco, pero sin él, me sentía realmente solo.


-¿Ya llegó Mérida? –me preguntó con una sonrisa.


-Sí, te lo perdiste. –bromeé. Hiccup ladeó con una risita la cabeza.


-¡Oh, vamos! –Toothless rugió al verme y me babeó, estaba seguro que también estaba feliz de verme.


Un día más y sería el gran día, el primer día. Charlé con Hiccup un rato sobre las vacaciones y sobre Rapunzel, estaba ansioso por verla, nos quedamos dormidos bajo las alas de Toothless acostados en el pasto recién rociado.


A la mañana siguiente me la pasé jugando con Hiccup. Cuando estaba con él las horas volaban, me sentía libre y feliz, Hiccup era mi mejor amigo y nada del mundo me separaría de él. Aunque había olvidado lo mortal que él era.


Pasaríamos la noche en mi casa, se lo había prometido porque nos gustaba mi casa, teníamos muchos recuerdos juntos, recuerdos que nadie me quitaría, haría hasta lo imposible por Hiccup, y sabía que él también lo haría si pudiera.


Era fascinante volver a casa, no me importaba la soledad del lugar, me importaba que era el lugar donde me sentía 'yo', respiré profundamente el aroma a 'guardado' y me acurruqué en mis sábanas limpias y con un poco de olor a 'viejo', abracé mi almohada, sin recordar que Hiccup estaba ahí.


"Al fin en casa" pensé con alegría y recordé la vez en que Mérida e Hiccup se quedaron aquí a dormir, sonreí. Solté mi cayado y me quedé profundamente dormido. Soñé que nada cambiaría, que todo sería tan perfecto como siempre lo imaginé y más cuando Rapunzel se uniera a nosotros mañana.


... Lo gracioso es que no dormí mucho, al parecer Hiccup estaba disfrutando su sueño, sonreía y se movía poco, decidí salir a volar para no despertarlo, la luna se ponía y el sol aún no despertaba.


Una madrugada hermosa para volar, respiré el aire libre y dejé que el viento me llevara a donde él quisiera, y volé hasta que el primer rayo de sol salió.


Volé de nuevo a casa y me fijé en el reloj, eran las cinco, tiempo perfecto para arreglarse e ir a Hogwarts.


Levanté a Hiccup de su sueño y salí para ponerme mi uniforme, cuando terminé esperé afuera a que saliera, como era temprano, caminamos hasta la entrada de la escuela.


-Esto es mejor que un sueño. -musité emocionado.


Oímos el trote de unos caballos y un aleteo poderoso detrás de nosotros, eran  indudablemente,  nuestros amigos, nos saludamos y elogiamos, nos la pasamos bien antes de que sonara la campana.


Eran tantos los alumnos que era difícil pasar, así que  volé sobre ellos, olvidando que debía guiar a Rapunzel hasta su salón, Flynn me había explicado que, por ser nueva, no pasaría tiempo con ella así que me dejó a su cargo:

-Cuídala como si fuera tu hermana. –me advirtió. Mis ojos se iluminaron.


-¡Somos hermanos! –gritamos burlonamente al mismo tiempo y empezamos a reírnos como tontos.


Por suerte tiempo después un maestro le indicó a Rapunzel por donde era. Busqué a Flynn cuando llegué al salón de Slytherin pero no estaba, ni tampoco alguna de las chicas que conocí con él, no había nadie a quien conociera.


Sofocado, me senté solo en uno de los asientos de atrás, un profesor que nunca había visto nos dio la bienvenida, habló sobre lo bueno que éramos y que debíamos mostrarle nuestro potencial al mundo.

Me preguntaba como estarían los demás, pues tampoco encontraron compañía en las clases de inducción, menos lo harían ahora con los verdaderos estudiantes, los que sí serían parte de nuestra historia.


Una vez más, tendría que estar solo con un montón de serpientes. En el muro de anuncios de Slytherin estaban los horarios y clases, anoté todo en una libreta con el lápiz que nunca le pude devolver a Flynn.


En la hora de la primera clase de magia, (a la que fui muy puntual) me senté en la última banca de la esquina que daba a la ventana, justo con la vista del lago que pertenecía a los dormitorios de Slytherin, al menos tendría un consuelo en toda la clase.


-¡Jack! –Gritó Mérida para mi sorpresa. -¡Hola, qué casualidad que...!

-¡Mérida! –Exclamó interrumpiendo Rapunzel. -¡¿No es lindo que..?!

-¡Rapunzel! –Interceptó Hiccup. -¡Nos tocó en la misma clase!

-¡Hiccup! –sonreí, todos estaban ahí, respiré tranquilo y aliviado.


Se sentía muy bien que ellos hubieran llegado, si esto era bueno, lo que lo mejoraría era que Flynn se presentara, pero no lo hizo.


Mérida y yo nos peleamos por el asiento de la ventana, pero Rapunzel que estaba en el tercer asiento nos regañó y propuso que nos turnáramos un día yo y otro ella, Hiccup sacó sus libros y empezó a escribir antes de que el maestro llegara.


El resto de la clase le estuve presumiendo a Mérida lo linda que era la ventana y justo antes de que me golpeara, Rapunzel la detenía, Hiccup a veces platicaba con Rapunzel a cerca de dragones y esas cosas que había en Berk.


Nuestro maestro era muy despistado y dejaba pasar algunos gritos y pláticas, otras veces sí nos callaba pero Mérida y yo no le hacíamos caso, de hecho hicimos un concurso de 'dibujar al tonto profesor', Rapunzel no participó porque dijo que esa era una 'falta de respeto' al maestro y tampoco dejó dibujar a Hiccup, así que sólo fue entre Mérida y yo.


"Podría acostumbrarme a esto por años, estoy seguro que nunca me aburriré de esto ni hoy, ni jamás." Pensé feliz.

En mis memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora