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Unos destransformados chicos estaban en secreto en el cuarto de Marinette, pues sus kwamis estaban tan cansados después de haber desakumatizado a toda la ciudad y ellos se suponía estaban en Canadá.

Con pereza la ojiazul se dejó caer en su diván en silencio, mientras su acompañante la imitaba.

-Es medio día aquí, por lo que vayan con cuidado a la cocina. Mis padres están ahora en la panadería. Nosotros no podemos ir.

Les indicó a los dos seres que asintieron traspasando el suelo.

La chica solo giró a ver al chico que tenía a su lado con sus ojos cerrados, mientras tomaba su mano con fuerzas.

-Sabes que cuando regresemos será de mañana. ¡No dormiremos!

Le dijo susurrando su grito mientras ella suprimía un chillido.

Si alguien los llegaba a descubrir, no encontrarían una manera lógica de explicar del por qué ambos estaban en su habitación y no en Canadá.

¿Su papá le creería si le dijera que fueron los extraterrestres?

El Agreste cerrando sus ojos producto del cansancio, abrazó a la ojiazul a su pecho, escuchando un quejido de su boca al haber pasado su mano por su hombro.

-¿Te duele algo?

Le preguntó abriendo sus ojos de inmediato con preocupación, observando cómo ella asentía intentando dejarlo pasar.

-Después de haber reparado todo, pasé a traer mi hombro con una antena de un techo y me duele un poco.

El ojiverde al escucharla se levantó y se acercó donde ella, le quitó su chaqueta y, tras recibir su permiso, removió un poco su camisa dejando expuesto su hombro.

-Ouch. Estoy seguro que te duele.

Comentó al mirar el moretón que se formó en su blanca piel, removiendo la cinta de su sujetador con cuidado, pues no quería lastimarla más.

Si tan solo no estuviera tan preocupado porque ella ya no sintiera dolor, él se daría el lujo de sonrojarse.

La azabache por el contrario, tenía un leve sonrojo que deseaba suprimir.

Cuando menos sintió, la cara del chico poco a poco se acercaba a su hombro desnudo, haciendo temblar a la azabache.

Si llegaba a besarla le iba a doler mucho, pero no tenía valor para quitarlo.

-Flor que da fulgor, con su brillo fiel...

Marinette solo dejó caer su cabeza en la del rubio, que tenía su cabellera en su hombro mientras cantaba, dándole un beso en la frente, recordando una de las razones por las cuales lo amaba.

Con el mayor cuidado del mundo, le dió un beso que fue más un toque suave para su adolorida parte del cuerpo, casi parando su corazón al no ver algo.

-¡AAAAH, SOY MÁGICO!

El rubio sin importarle que no debían de gritar, lo hizo, pues la contusión que el pensó había besado antes, había desparecido.

La azabache estaba a punto de reprenderlo por el grito, hasta que se percató que ya no tenía dolor, y mucho menos moretón.

-Mi hermoso Rapunzel, me curaste.

Le dijo tomando su rostro aún sorprendida, escuchando una risa en su espalda.

-No, en realidad fui yo. Aparte de que mi poder es de la creación, también reparo cosas.

Adrien solo rodó los ojos con irritación al ver a la criaturita roja sonreírle con satisfacción, mientras la ojiazul le agradecía entre abrazos.

-Bien, vámonos, Tom viene entrando a la casa, al haber escuchado un grito desde el cuarto de su hija que por cierto, se supone está en Canadá.

Ambos sin dudarlo se transformaron ,y saltando, rápidamente extendiendo sus alas en dirección al otro lado del océano.

Mientras en otro lugar de París.

-Mamá, no tenemos internet. Algo atravesó la antena del techo.

Dijo el ciudadano con una tristeza en su rostro.

Continuara...

Me encantaría vivir en París y poder decir que Lady Bug hizo que me quedara sin internet.

Sueños frustrados JAJSJAJJSJSA.

Sigo intentado volver a regularizarme con las historias. Ojalá  lo logre porque la verdad esta siendo imposible.

En fin, disfruten.






A La Medida (Abril Mes Del Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora