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Lila desde su celular editaba una foto de Adrien y Marinette besandose a escondidas, que alguna vez tomó con la intención de usarla en algún futuro a su favor.

Ese era su momento, pues se encontraba recortando la cara de Adrien para poner en su lugar, la de otro chico.

Era momento de poner a su mentiroso y malvado cerebro a pensar.

¿A quién odiaba lo suficiente como para enviarle la furia de Adrien?

Ahora que lo recordaba, Chat Noir la había tratado mal la última vez que akumatizó a alguien.

Además, ver pelear a dos chicos guapos sonaba interesante.

Acechando como león a una gacela, la chica esperaba a que Marinette se alejara de Adrien, para mostrarle su foto que tardó horas en editar.

Finalmente Marinette se dirigíó al baño, momento perfecto para interceptar a Adrien y mostrarle la foto.

-Adrien, no me lo vas a creer. Me enviaron una foto de Marinette besando a otro chico.

El chico intentó mantener su cabeza fría e ignorarla, pues acababa de pasar momentos hermosos alado de la ojiazul.

-Lila, hoy estoy feliz y no quiero escuchar mentiras.

Si que era demasiado buena para sembrar dudas. Estaba comenzando a pensar cosas que no debería.

-Veelo por tus propios ojos.

Y con maldad disfrazada de buena voluntad, la castaña giró el celular frente a los ojos de Adrien, extrañandose al ver como en lugar de enojarse, parecía sonrojarse.

-Tienes que pasarme esa foto. Será mi nuevo fondo de pantalla.

Su mandíbula cayó al suelo y no pudo evitar reclamarle al escucharlo, cambiando su inocente tono de voz fingido, por uno más grueso.

-¡¿Estas viendo que se besó con Chat Noir, y no te enojas?!

El asintió con un leve sonrojo mientras se levantaba de su asiento.

-La entiendo, si pudiera besar al ardiente Chat Noir, lo haría. Además, recortaste mal su nariz, el la tiene más respingada.

Y se fué dejándola con un TIC en el ojo.

Lila quería gritar de frustración en ese momento. ¿Acaso eran inseparables?

Bien, había un cambio de planes.Tenía que hacer que Marinette se alejara de él.
.
.
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Ese plan iba a ser infalible. No había lugar para equivocaciones.

Llevaba una semana planeando eso, y ese era el gran día, en el que cosecharía sus amargos frutos.

Desde su escondite y con sus implementos para escuchar y ver a distancia, la italiana miraba con una sonrisa victoriosa como Madame Bustier dejaba un sobre en el escritorio de Adrien, y salía del salón.

Genial, ahora solo restaba que Marinette lo leyera y su plan quedaría finalizado.

Invocandolos con el pensamiento, una pareja melosa que reía descontroladamente, entraba al salón desierto, siendo lo primero que divisaron al entrar, el sobre.

Ella que aún venía riendo con el rubio, tomó el sobre con curiosidad.

-¿Puedo ayudarte a leerlo?

Al mirar como asentía, no dudó ni un poco en abrirlo, no sabiendo que fue un grave error.

Su sonrisa poco a poco se borró y analizando lo que decía el papel, una mirada herida se dirigió hacia el Agreste.

Ella arrugó el papel con sus ojos cristalizados, mirándolo y cayendo de rodillas con dolor, alarmando al Agreste.

-Tu... tu... ¡Me engañaste!

La detestable chica causante de todo eso sonrió victoriosa, escuchando la dulzura de la ruptura.

Yas, punto para Rossi.

Continuara...

En esta historia odiaran a Lila.

Y saben, hay más maneras de engañar a tu pareja, en este caso no habla exactamente de con otra chica.

Aveces hay peores maneras de herir.

En fin, disfruten.

A La Medida (Abril Mes Del Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora