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Hace frío por la mañana, así que te pones el albornoz después de vaguear entre las sabanas un rato.
Es sábado, y por una vez en mucho tiempo pides el día libre en el trabajo.
No te apetece salir a ningún sitio, solo sentarte en el sofá y poner una peli de fondo mientras navegas por Internet.
Fuera hace un día precioso, aunque por ti, ojalá que fuese lo opuesto.
Lluvia.
Sí, quieres lluvia. Mucha de ella y que caiga cántaros.
El tipo de tormenta que te impida salir de casa una semana entera.
Sin embargo no siempre desear algo lo convierte en realidad. Y lo sabes perfectamente.

Observas a tu alrededor con una sensación rara. No es aburrimiento, aunque tampoco desdicha.
Supones que será incomodidad, por eso vuelves a mirar la pantalla del portátil y echas un vistazo a las noticias.
Nada interesante.
Otro político más ha metido la pata.
Delincuentes llevados a la cárcel.
Anuncios de electrodomésticos y ropa.
La película hace rato ha terminado, y ahora te ves reflejada en la pantalla negra que queda. No te gusta lo que ves allí.
¿Alguna vez lo has soportado siquiera? Te preguntas de vez en cuando, pero aún no sabes con seguridad la respuesta.
Entonces suena el timbre.
– ¿Qué?– Dices sin saber como reaccionar por  unos instantes. No recuerdas haber pedido nada por Amazon o AliExpress. Ni siquiera tienes pendiente de recibir ropa de Shein.

A lo que dejas el portátil a un lado, levantas del sofá y te encaminas a la puerta.  Según recuerdas, tus vecinos no te pican para nada, y tus familiares menos. La inseguridad sale a flote entonces, y un poco de miedo también.
Te viene en mente el callejón y como aquellos delincuentes te han lastimado no hace mucho.
Desconfianza.
Pero, con la misma facilidad que te armas de valor, te haces papilla al mirar  por la mirilla de la puerta y ver quien anda ahí.
Es Anthony Stark.
Y no sabes si te desplomas al suelo ahora o después de abrirle la puerta.




Loving Iron Man (Iron Man x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora