El trabajo sigue siendo trabajo, aun cuando tienes la cabeza en las nubes. Como también el cuerpo molido.
No te has dado cuenta aún, pero hay un cambio en el entorno. Nueva York no es la misma. El aire que te entra en los pulmones parece corrupto.
Sin embargo, es muy pronto para darte cuenta todavía. O en todo caso, demasiado tarde.
—Oye Josiah, ¿Tienes un momento? —la llamas en algún momento del día. Ocurre cuando la chica termina de limpiar la mesa Nro.5 delante de la ventana.
—¿Qué quieres? —por la cara que Josiah te muestra es evidente que no sois amigas. Y en parte, la culpa es tuya. No deberías haberla tratado mal al principio por envidia. Demonios, si te pones a pensar en todas las cosas que has hecho mal, te dolería la cabeza. Así que por lo menos, para empezar, lo suyo es arreglar las cosas que están a tu alcance.
Por eso, como forma de reforzar tu fuerza de voluntad, sonríes con amabilidad antes de hablar la palabrita mágica.
—Disculparme.
♣♣♣
Cuando te paras a tomar el descanso, ni siquiera te molestas en coger el bocata. No tienes hambre en realidad. Solo has parado a trastear en el móvil que te regaló Tony, y releer una y otra vez el mensaje que te ha enviado.
Una parte tuya desea llamarlo como loca. Pero, esa misma parte es la que contienes con esfuerzo.
Aun cuando ansias besarlo otra vez.
No puedes depender tanto de Iron Man. Es contraproducente.
Adictivo.
—Me ha dolido que no me llamaras hoy, ¿Lo sabes no?
De forma automática tú subes la vista al cielo. Tony está allí, con el casco puesto y el traje plateado.
Mierda.
Ojalá no se quite el casco, te pasa por la cabeza. Siendo tu incapaz de mirarle a los ojos hoy. Y por dios, que llevas la cutre ropa del trabajo puesta ahora.
—Buenas tardes, señor...
Antes siquiera que acabes de pronunciar su nombre, Tony te besa. Tan directo como siempre.
Te gusta que él sea así. No tienes que preocuparte de pensar en nada más. Ni siquiera de avergonzarte.
Entonces la mano de Tony baja a tu cintura, poniéndote los pelos de punta. Sin querer te escapa un suspiro traicionero. Le oyes quejarse también. Un suspiro que casi llega a ser un gruñido en la boca de él.
Además, sientes como paso a paso, él te va guiando hacia atrás, hasta sentir el hormigón del edificio a tu espalda. La frialdad del muro te hace temblar mientras Tony sigue besándote.
Santo cielo, que necesitas respirar y él también. Y el beso empieza a ganar cuerpo, como también sensualidad.
—Okay... Vale. —finalmente te echas atrás. Necesitas respirar y coger aliento. Pero mirarle a los ojos sigue siendo vergonzoso, por eso descansas la cabeza en el pecho de él. Es cálido.
Entonces, con delicadeza, la mano derecha de Stark alcanza tu mentón, y él lo sube hasta poder mirarte los ojos.
—Ayer yo he sido
—Shh. —lo silencias con incomodidad. No te gusta que él te mire de forma tan penetrante.—Somos dos adultos. Y no has hecho nada malo. —dices quitando peso al tema. La mano de Tony ahora acaricia tu mejilla y eso te distrae. El cariño que hay en el acto también lo hace.
—¿Y cuándo pensabas llamarme? Te he visto antes mirando fijamente al móvil que te regalé. —él indaga con una sonrisa irónica en el rostro. Como si supiera la guerra interna que tienes en la cabeza. Y peor, le hace gracia.
—¿Hace cuanto que me estás observando señor Stark? —te sientes cohibida, como también enfadada por la falta de intimidad.
—Oh por favor, que no me llames señor Stark. —ves como él hace un largo puchero de desagrado antes de volver a mirarte. — Es raro cuando ayer te metí mano. Ya sabes, eso de viejo pervertido y tal.
—¡Por dios Tony! —no puedes evitar pegarle en el pecho con cuidado y mirar a otra parte. Él es tan directo que te hace sentir pudor.
—Mírame. —el dedo de él baja hasta tu cuello, dibujando caracolas en tu piel. Poniéndote los pelos de punta. Y, sin embargo, no te obliga a mirarlo, sino que espera a que tú lo hagas por tu cuenta. Y lo haces.
—¿Qué?
—Quiero besarte otra vez. —la punta de la nariz de él toca con la tuya. Y los ojos de Tony, tan penetrantes, te ciegan de todo lo demás. —¿Puedo?
¿Y solo ahora él pregunta?
Sí.
SI.
—Sí.
La sonrisa que él te muestra es suficiente para derretirte entera.
No es justo lo mucho que le quieres.
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Loving Iron Man (Iron Man x Tu)
RomansaEl mundo está lleno de héroes, sin embargo, ninguno de ellos parece saber de tu existencia. La vida sigue siendo cruel para la gente ordinaria como tú. Y aun así, en algún momento del camino, te encaprichaste con Anthony Stark: El humano que viste u...