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El agua caliente te hace sentir en paz, aunque apenas un poco. De todas formas, no quieres tardar demasiado, Tony te está esperando fuera.

Por eso cierras el grifo y pones la alcachofa de la ducha en su sitio. El pijama está sobre la tapa del váter, y para tu vergüenza, es de lejos uno de los más sexys que posees.

Rezas mentalmente para que Tony no note lo desgastado que está.

Entonces, tú sales del baño y el vapor de dentro se escapa hacia afuera, nublándote la vista.

No te preocupas demasiado. La silueta de Tony es visible, y eso te tranquiliza. Él está sentado cómodamente en el sofá.

Tu sofá.

—¿Mejor? —La voz de Tony es serena. Tú asientes con la cabeza. —Ven aquí. —No es necesario que él te lo indique con la mano, tu cuerpo va solo.

Cuando sientas cerca de él, Tony no tarda demasiado en cogerte de la cintura y apoyar tu cabeza en su hombro. Él parece olerte el pelo por unos instantes, para terminar con la barbilla sobre tu cabeza.

El silencio domina todo. Pero no es incómodo.

—¿Qué tal el día? —Preguntas.

—Mejor ahora que estás aquí.

Una parte tuya se ilusiona por la declaración que él acaba de confesarte. Pero tu parte más racional, grita que no. Ambos solo están compartiendo un momento. Y eso, es lo que cuenta.

Amor nunca hizo parte del trato. Tony ya te lo hizo entender antes.

—Hoy no estás tan herido. —Dices con los ojos cerrados. Te sientes a gusto con la mano de él en tu cintura y la cabeza en su hombro.

—He tenido suerte. —Tony restriega la nariz en tu pelo, y lo escuchas suspirar lentamente. —¿Qué tal tu trabajo?

—Lo odio, ¿Pero no lo hacemos todos? —Te mueves para acomodarte mejor en los brazos de Tony Stark.

—¿Te están...?

—Shh... —Levantas el brazo y le sellas la boca con el dedo índice. —La gente ordinaria como yo no puede quejarse sin antes perder el puesto de trabajo, señor Stark. —Puede que el sueño te esté haciendo ser más honesta de lo habitual con él. Aunque, no lo sabes con seguridad. —No te preocupes. Lo mío es menos peligroso que lo tuyo. —Bajas el dedo, o eso intentas, porque Tony vuelve a acercarlo a la boca, y antes que te des cuenta, él besa la palma de tu mano.

La barba de él te hace cosquillas, y su aliento te produce un ligero temblor en el cuerpo entero. Pero no llega a más. Tony te aleja la mano, y la reposa sobre los muslos de él. Con delicadeza.

—Descansa. —Sientes como él se acomoda más en el sofá, pero la mano siempre en tu cintura.

No tardas demasiado en quedarte dormida.


Loving Iron Man (Iron Man x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora