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La luz reflejada la ventana es lo que te hace despertar. Molesto.

Te sientas sobre el sofá con dificultad. Sientes el cuerpo pesado.

—¿Señor Stark? —el recuerdo de ayer te viene de golpe. La vergüenza también. Ni siquiera te reconoces a ti misma, o la forma como has actuado antes.

Sin embargo, tu timidez evapora y el cansancio desaparece al darte cuenta de que Anthony Stark no está allí, contigo.

El frío que te recorre la espina dorsal de repente es angustiante.

Me ha abandonado.

Lo ha hecho.

Ha acabado.

Y el hecho de estar desnuda y sola sobre el sofá, te hace sentir más desamparada al no haber brazos que te sostengan.

Como al principio.

"¿Solo ha sido un sueño entonces?" Te preguntas por momentos, pero el escozor en el centro de tu muslo dice lo contrario.

"No, ayer fue tan real como el aire que respiro ahora."

Pasó lo que tenía que pasar. Lo que tú has deseado que pasara. Y no te arrepientes ni un instante de ello.

Te levantas con algo de dificultad, dándote cuenta no mucho después que tienes hematomas en el pecho. El mismo lugar donde la boca de Tony dejó su rastro ayer. La marca latente que él estuvo allí.

Una sonrisa estúpida te asoma en el rostro. E independiente del frío que la ausencia del Stark te trae, la alegría de haberlo tenido es suficiente para mantenerte cálida por un tiempo. Como ahora por ejemplo.

El sonido de una alerta de móvil te hace volcar la atención a la mesilla del comedor. El dispositivo claramente no es tuyo.

—¿Se habrá olvidado el móvil aquí?

Te acercas con curiosidad, y no tardas demasiado en darte cuenta de que el móvil no está bloqueado.

Tu parte más fisgona quiere coger el dispositivo y ver que misterios trae. O en todo caso, que secretos desvela sobre Iron Man.

Pero el prodigio Stark no es tonto, y tú lo sabes muy bien.

Así que con el dispositivo en mano, tocas la pantalla táctil, y ves un mensaje de WhatsApp. Es evidente que es un mensaje para ti.

La sonrisa no se deshace de tu rostro mientras lees lo que pone allí:

"Un regalo para cuando la damisela eche en falta al héroe. Si me necesitas, dale al número uno."

Al final de la frase hay un emoticono guiñándote el ojo. Por puro instinto entras en la pestaña de hacer llamadas, y en el instante que cliqueas al uno, el nombre de Tony aparece en pantalla.

—Hombrecito egocéntrico —dejas escapar con una risa que no tarda en convertirse en carcajada.—.Pero como le quiero, dios. Como le quiero.

Te tiras al sofá otra vez. Necesitas una ducha urgente, como también prepararte para ir al trabajo. Es una suerte que hayas despertado antes que la alarma después de todo.

Pero no tienes ganas. Quieres quedarte ahí, acurrucada en el sofá, abrazando estúpidamente el móvil que te dio el héroe, como si de un peluche se tratara. Buscando quizá, los resquicios de calor que aún recuerdas de él.

Manos, boca, todo de Tony.

—¡Dios mío!— Con apenas recordarlo te dan ganas de hundir la cabeza bajo tierra y desaparecer. Aunque, la almohada de por sí ya hace un buen trabajo en ahogar tus demás chillidos.

Loving Iron Man (Iron Man x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora