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El viaje de camino a casa hace resentir tu bolsillo, pero es inevitable. No había forma de volver caminando de todas formas.

A lo que sales del taxi, te despides del desconocido que te trajo hasta el piso, y, sin embargo, el sujeto no se molesta en despedirse también.

Happy te habría sonreído.

Pero Happy no está aquí.

Y ahora que lo piensas, le echas un poco en falta. Cuando tengas la oportunidad, preguntarás como le va con Tony.

Te encaminas la portaría, coges el manojo de llaves que tienes en la mochila y entras. El ascensor está averiado, así que te toca subir por las escaleras.

"Cuando tenga dinero suficiente, me cambio de piso." Suspiras antes de pisar el primer tramo de escalera.

En tres minutos contados de reloj, llegas a la puerta de lo que se supone es tu hogar. Metes la llave en el cerrojo, das tres vueltas y abres la puerta.

Te sorprendes de darte cuenta de que dejaste las luces encendidas lo primero.

—¡Mierda! —Vociferas imaginándote lo mucho que vas a pagar este mes, hasta que avistas que hay alguien apoyado en la ventana. Que no has sido tú quien ha dejado todo en marcha.

Fue Tony.

Y él te sonríe con el rostro repleto de ironía ahora. Tú le sonríes también, pero sin acercarte. Estás cansada y sudada. No quieres ensuciarlo, y, sin embargo, Tony es quien acorta la distancia, y con la mano derecha te acaricia la mejilla una vez está lo suficiente cerca.

Hablar no es necesario, por eso cierra los ojos y te apoyas sobre la mano que te acaricia. Es cálida... Y tan real que te dan ganas de llorar.

Cuando vuelves a abrir los ojos, Tony aún sigue allí, respirando tu aliento cargado, el rostro en tu rango de visión.

Aún eres incapaz de creer que él está aquí.

Mucho menos que puedes besarlo sin obstáculos de por medio. Por eso lo haces. Y el señor Stark responde de inmediato.

No es como la primera vez que él te rechazó. No.

La entrega ahora es equivalente. Él desea aquello tanto como lo haces tu.

Sin embargo, el tobillo te pega un tirón de repente. Y la mueca que has esbozado debe de haber sido una desagradable, porque Tony aleja el rostro y te observa de arriba abajo.

—¿Qué te duele? —Él no pregunta si tú estás bien, sino a donde te has lastimado.

Eso te saca una sonrisa.

—El tobillo, —respondes —. Estuve toda la jornada de pie, me habrá pasado factura. —Buscas sonar graciosa, pero la seriedad no desaparece del semblante del señor Stark.

—Aún no estás recuperada. Deberías descansar más.

—Eso díselo a mi encargado. —Replicas con matices de amargura en la voz. No puedes evitarlo.

Tony lo nota. Pero eso, no es algo que él deba preocuparse. Es tu vida después de todo.

—Yo puedo...

—No te preocupes señor Stark, yo me cuido bien sola. —Le das un cándido beso en los labios antes de alejarte de él. —Me tomo un baño rápido y ahora te veo ¿Sí.? —Te encaminas hasta al baño, pero antes de cerrar la puerta vuelves la vista para mirarlo una última vez. —¿Y señor Stark?

—Tony. —Él te corrige con un pequeño puchero que se le asoma, aunque sin perder del todo la seriedad.

—Gracias por venir aun así. —Sonríes cerrando la puerta detrás de ti.


Loving Iron Man (Iron Man x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora