Capítulo #9

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Fueron unos días bastante divertidos, pero finalmente hemos llegado a casa por lo que ahora me dirijo hacia mi habitación a dejar mi mochila y para darme un baño, dormir en el suelo no es muy cómodo por lo que me encuentro muy cansado y siento que no he dormido hace mucho tiempo.

Entro a la bañera y me quedo ahí por un buen rato, mi celular suena con insistencia así que,  con toda la pereza del mundo salgo, me visto rápido y tomo el aparato insistente de mi cama.

Apenas lo tomo deja de sonar y al revisar tengo 3 llamadas perdidas de Alejandro, pero justo cuando le iba a marcar de vuelta él me vuelve a llamar. Cosa que me parece extraña teniendo en cuenta que vino a recoger unas cosas antes de volver a su casa hace menos de cinco minutos.

- ¡Alejandro!

-Ayuda- es lo que escucho en un susurro antes de que la llamada finalice y de inmediato vuelvo a marcar, aunque no recibo respuesta. Bajo apresuradamente buscando a mi padre sin resultado.

- ¡Papá!

-Aquí estoy hijo, no hace falta que grites- dice con diversión, pero supongo que tengo una cara de mierda porque deja la diversión de lado para verme ahora preocupado- ¿Qué pasa hijo?

-Recibí una llamada de Alejandro, bueno en realidad muchas. Cuando logré contestar lo escuché decirme algo como "ayuda" antes de colgar. Cuando volví a llamar no contestó más y me preocupé.

-Seguro no es nada hijo, ya sabes cómo es él, seguro es una broma.

-No los sé papá, sonaba muy asustado- De pronto mi celular vuelve a sonar – Es él de nuevo papá- Descuelgo y coloco el altavoz

- ¡Alejandro!- digo y no contesta, en cambio se escucha un grito aterrador que me hace estremecer y se cuelga la llamada-¡Papá!- digo asustado en busca de una solución.

Mi padre coge su celular y supongo que llama a alguien, pero no sé a quién hasta que le contestan.

-Miranda, ¿Alejandro no está con ustedes?

No escucho lo que le dice, pero al ver su expresión no creo que sea nada bueno. Mi padre le dice exactamente lo que yo le dije momentos antes.

Lo escucho maldecir y posterior a eso se comienza a mover con rapidez, no me dice nada y eso me preocupa mucho.

- ¿Qué pasa papá?

-Ven conmigo y trae tu celular, en el camino te digo. No hay tiempo- hago lo que dice y me subo rápidamente a la camioneta, él acelera. Estoy muy aturdido, mi padre me dice que rastree el celular de mi amigo que con suerte tiene el GPS activado. Casi grito de alegría a dar con su ubicación e inmediatamente se la doy a mi padre, es un poco lejos por lo que en el camino llama a la policía y ahora les da su dirección a ellos y seguimos nuestro camino.

Duramos mucho en llegar al lugar, pero él no está allí, no hay nadie y entonces me encuentro el celular de mi amigo tirado en el piso. Entre papá y yo tratamos de buscar por todo el lugar, pero nada, no hay nada aparte del celular de Alejandro.

Lo enciendo con esperanza de que haya algo, la clave es fácil y me la sé de memoria. Al lograr desbloqueado encuentro con que está en la grabadora del celular y solo hay una grabación.

-Hay que hacerlo- es una voz femenina pero luego sigue un hombre.

- ¡Qué no! Debes entender que nos es útil, este niño nos ayudará a dar con él. Si lo matamos perderemos todo lo que tenemos, aparte nos podrá dar dinero. Esto es mejor que haber atrapado al mismísimo- se corta

- ¿A quién quieren agarrar? ¿Les debemos algo para que él esté ahí? - No entiendo nada y me preocupa mi amigo.

- ¡Papá! - Lo llamo, él se gira y camina hasta mí.

Las dos caras de la moneda [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora